Muy celebrada en la gala de clausura del Festival de
Cannes 2019 y Premio del Público en la sección Perlas del Festival de San
Sebastián, “Especiales” (Hors normes), dirigida por Olivier Nakache y Éric Toledano (“Intocable”, “Samba”) -un
dúo que se ha especializado en el tratamiento de asuntos graves con tono de
comedias populares y sin caer nunca ni en la caricatura, ni en el paternalismo-,
basada en hechos reales cuenta la historia de Bruno y Malik, dos amigos que
llevan veinte años dedicados, desde sus respectivas asociaciones, a un mundo aparte, el de los niños y
adolescentes autistas, patologías que la
ciencia califica de “hiper complejas”.
Protagonizada por Vincent Cassel ("Cisne
negro", "El
odio"), y Reda Kateb ("La
noche más oscura", "Lejos
de los hombres"), en los papeles de Bruno y Malik, es una emotiva
película humanista que transmite buen rollo, pese a tratar un tema tan grave y
tan ignorado como es el de los niños y adolescentes autistas cuya violencia,
que muchas veces ejercen sobre ellos mismos, hace que muchas personas,
incluidas sus familias a veces, sientan rechazo.
Como en otras ocasiones, en el origen de esta historia
que recomiendo, está el azar. Los realizadores conocieron a dos educadores
sociales que, al frente de las asociaciones El silencio para los Justos (Un
centro de urgencia abierto las 24 horas) y El albergue Île-de-France (que forma
a jóvenes desocupados de los barrios populares), llevan veinte años acogiendo a
personas afectada de autismo. Un judío practicante y un musulmán procedente de
los suburbios que se han convertido en los mejores amigos al coincidir en un
trabajo que con frecuencia se efectúa fuera del sistema, y que han puesto “su cultura, su identidad y su
religión al servicio de una misma causa”.
Ante la angustia de las familias y el frecuente absentismo de una
administración que no responde, los dos protagonistas de una película que es
casi documental, una crónica filmada, una ficción trufada de situaciones
auténticas, se ven muchas veces
obligados a aprovechar los fallos y las lagunas del sistema, para encontrar
solución a las necesidades que se les presentan (hay que decir que en Francia,
como en España y en muchos otros países, el sistema acostumbra a lavarse las
manos muchas veces y cuenta con el trabajo desinteresado de voluntarios y asociaciones
para resolver lo que es incapaz de solucionar).
“Bruno et Malik forman un dúo ecuménico (…) ambos al frente
de una estructura que acoge a los autistas que les envían los hospitales o la
decisión de un juez, para los que encuentran soluciones como una vivienda, una
acogida temporal, unos cursos de formación profesional, la práctica de un
deporte…”. Ocupan, en los casos difíciles, el lugar de las familias
desamparadas o los hospitales psiquiátricos infantiles siempre sobrecargados; y
forman a jóvenes procedentes de los barrios más desfavorecidos para que les
ayuden en su activismo humanitario.
Son dos personajes poco convencionales en una comedia
distinta de lo habitual, en la que no faltan divertidos gags y situaciones
cómicas que hacen de contrapunto a la tragedia de un relato verdaderamente
grave que mezcla actores y no profesionales, autistas verdaderos y falsos. “La
comedia es a veces tristeza disfrazada”, dice con conocimiento de causa el
realizador Eric Toledano.
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