“Semillas de Alegría”,
realizada por la colombiana Cristina Linares (hasta ahora guionista y autora de
cortometrajes, “El rosa, el azul y los otros colores”) con guión de Manuel Serrano, es una película
que cuenta historias de niños y que, posiblemente, gane al ser exhibida ante
niños. Rodada en España, Colombia y Angola con numerosos patrocinios porque
quiere llamar la atención sobre los derechos de los niños, se inscribe en la
promoción de los 17 Objetivos
de Desarrollo Sostenible (ODS) pactados por 193 países de la ONU, y recogidos en la Agenda 2030 para la igualdad de las
personas, la protección del planeta y la prosperidad.
En Aranjuez (España), Isabel
y Diego son amigos. La niña y su madre pasan por dificultades económicas,
mientras que Diego quiere encontrar a su padre. Por medio de un vídeo, en el
que muestran testimonios de la solidaridad existente en su localidad, loos
niños consiguen que la madre de Isabel acceda a un trabajo digno y que la madre
de Diego consiga recuperar la comunicación perdida con su hijo, que le reprocha
que no le haya dicho quien era su padre. En Cacula (Angola),
Miguel decide subirse a un árbol y no bajar de él hasta que las autoridades
tomen medidas para mejorar el hospital del poblado, donde su hermano pequeño
está pasando por una grave enfermedad. En Cartagena
de Indias (Colombia), Jhon, un joven músico tradicional,
descubre que su padre quiere vender sus tierras a unos empresarios hoteleros.
En connivencia con su abuela, que también ama profundamente su
identidad y sus raíces, lucha por hacerle cambiar de idea.
Película coral que promociona
grandes valores morales, intenta conmover y alcanza escasos logros cinematográficos,
“Semillas de alegría” cuenta en el reparto con el actor colombiano Jhon
Narváez (“Pájaros e verano”), y con los niños Diego Poch y Carla
Pozos.
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