Heridos en las manifestaciones |
El sábado 31 de agosto se repitieron los
enfrentamientos entre la policía -que había prohibido los actos programados por
la oposición, aludiendo a razones de orden público- y los manifestantes que,
para recordar el quinto aniversario de la “revolución de los paraguas”
acudieron vestidos mayoritariamente de negro, exhibían pancartas reclamando un
régimen y un gobierno democráticos y, naturalmente, se cubrían con paraguas de
todos los colores. La policía abusó de la violencia para enfrentarse con los
medios caseros de la multitud (lanzamiento de piedras, latas, botellas y algún
que otro cóctel Molotov), a los que respondió con gases lacrimógenos, chorros
de agua y también porra en mano.
A media tarde del domingo 1 de septiembre, la
prensa internacional da la cifra de cinco personas en estado grave, confirmadas
por los servicios sanitarios de la ciudad autónoma a la radiotelevisión local
RTHK. En la noche del sábado, esos servicios atendieron a 31 personas, de las
que 18 habían sido dadas de alta a primeras horas de la mañana, procedentes en
su mayoría de una carga policial en la estación de Prince Edward.
La víspera, el viernes 30, y por primera vez desde
que comenzaron las movilizaciones, había sonado un disparo: fue un tiro al aire
efectuado por un policía “para asustar” a los manifestantes. También el
viernes, y también por primera vez, detuvieron a tres parlamentarios: la detención
de Cheng Chung-tai la anuncio su
partido, Pasión Cívica, en la página de Internet; a los otros dos –Au Nok-hin y
Jeremy Tam- les acusan de “obstrucción a la policía”. Los tres quedaron en
libertad con fianza al final del día.
Lo mismo que ocurrió con los activistas Joshua Wong
y Agnes Chow, fundadora del partido Demosisto, junto con Wong y Nathan Law, y
actual portavoz del sindicato de estudiantes Scholarism, ambos de 22 años; y
Andy Chan Ho-tin, de 28 años, fundador en 2016 del Partido Nacional de Hong
Kong (prohibido en 2018): “Pekín persigue a los demócratas de Hong Kong. No nos
rendimos, seguiremos luchando”, prometió Wong al abandonar el tribunal.
(Nathan Law en 2016 fue, con 23 años, el diputado
más joven del Consejo Legislativo de Hong Kong. Destituido al año siguiente,
fue condenado a 8 meses de cárcel por su papel, como líder estudiantil, en el “movimiento
de los paraguas” de 2014. Law, quien en un tuit ha denunciado recibir amenazas
en las redes sociales, un mensaje hablaba de “cortar a Law en pedazos”, espera poder licenciarse este curso en
Estudios Asiáticos en la Universidad de Yale, en Estados Unidos).
Para este domingo estaba convocada una protesta
para cortar el acceso al aeropuerto, que se ha llevado a cabo a juzgar por las
imágenes transmitidas por los canales internacionales de televisión, y un mitin
frente al Consulado británico para pedir al gobierno de Londres que declare
incumplida la Declaración chino-británica de 1984, un tratado internacional
firmado el 19 de diciembre por los primeros ministros de los gobiernos de la
República Popular de China (RPC) y el Reino Unido, que entró en vigor tras la
ratificación del 27 de mayo de 1985 y quedó registrada en la ONU el 12 de junio
de ese año, por la que el gobierno de la RPC afirmaba su deseo de recuperar el
ejercicio de la soberanía de Hong Kong con efecto a 1 de julio de 1997, fecha
en la que el Reino Unido se lo entregaría según el principio “un país, dos sistemas”,
lo que significaba que el gobierno chino se comprometía durante los cincuenta
años siguientes (hasta 2047) a mantener la autonomía del territorio y a que sus
ciudadanos disfrutaran de libertades que no tienen los chinos del continente.
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