Edward Snowden |
En una entrevista que la
emisora pública France Inter va a emitir mañana, lunes 16 de septiembre de 2019
a las 8h20, Edward Snowden, el estadounidense de 36 años refugiado en Rusia
desde hace seis años tras denunciar la vigilancia masiva que los servicios
secretos de su país efectúan de las comunicaciones mundiales las comunicaciones
mundiales, hace un llamamiento al presidente Emmanuel Macron, para que le
conceda asilo político en Francia: "Pedí asilo político en 2013 cuando
presidía François Hollande, sin resultado. Me gustaría mucho que Macron me lo
concediera », dice claramente. El
14 de septiembre, el Elyseo (la presidencia francesa) ni siquiera había comentado la demanda, según
FranceInfo.
Su demanda coincide con la
publicación, el 17 de septiembre, de un libro titulado “Permanent Record »
(En España se publica como “Vigilancia Permanente” y en Francia como
« Memoria viva ») en el que Edward Snowden narra su trayectoria como
agente de la CIA, convertido en la
bestia negra de los servicios secretos de Estados Unidos tras revelar la
magnitud de la vigilancia mundial de las comunicaciones entre estados. “Hacia
el final de su memoria –escribe Nick Hopkins en el diario británico The
Guardian que fue el primer medio de comunicación que publicó los documentos
objeto de la denuncia - Edward Snowden
deja la narración en manos de su compañera, Lindsay Mills, y del diario que ella escribía en el momento
en que él se ‘presentaba’ como un denunciante preocupado por revelar los
secretos más preciados, y las solapadas ambiciones, de las agencias de
espionaje estadounidenses y británicas. ‘Ed, ¿qué has hecho?’, escribía ella,
‘¿Cómo vas a salir de esta ?’. El respondía
haciendo algo que considera incómodo y
antitético: infringir su propia vida privada abriendo lo que denomina la ‘zona
vacía que se sitúa fuera del alcance del estado”.
Nacido el 21 de junio de
1983 en Carolina del Norte, Edward Snowden estudió informática. En 2004, con 21
años, ingresa en el ejército pero un accidente termina con su carrera en las
fuerzas especiales. Entonces, la CIA recluta al brillante informático y le
envía a Ginebra (Suiza) donde se encarga, según el diario Le Monde, “de poner
en red todos los sistemas informáticos clandestinos
de la CIA en Europa”.
En un artículo publicado en
su boletín digital del 15 de septiembre, la cadena pública France Télévisions
recuerda que después trabajó para dos empresas subcontratadas por la Agencia
Nacional de Seguridad (NSA), encargada de la seguridad de los servicios
informáticos del gobierno de Estados Unidos, donde descubre la magnitud del espionaje
de los servicios secretos: “Poco a poco se da cuenta de que la NSA ha creado,
al margen de cualquier control democrático, un aparato de vigilancia masivo y
tentacular, que no deja fuera ningún rincón de Internet, ni tampoco a los
ciudadanos”.
Espantado por su descubrimiento,
Snowden grabas en distintos pendrives los documentos secretos que, en nombre de
la lucha antiterrorista, demuestran la vigilancia masiva llevada a cabo. Con
ese material se traslada a Hong Kong, donde entrega las grabaciones al
periodista Glenn Greenwald, que trabaja en el diario The Guardian, y a la
documentalista Laura Poitras, que trabaja en el Washington Post. En junio de
2013 comienzan a divulgarse los documentos en los periódicos de referencia de
varios países occidentales.
El gobierno de Estados
Unidos le acusa de espionaje y robo de secretos de estado, y los servicios
secretos estadounidenses empiezan a
darle caza. Un abogado, de nombre
Robert Tibbo, decide esconderle entre los refugiados de Hong Kong. Ante las
cámaras de France 24, Edward Snowden explica que debe su libertad a cuatro
solicitantes de asilo - Ajith Pushpakumara, Supun
Kellapatha, Nadeeka Dilrukshi y Vanessa Rodel- que le escondieron y dieron de
comer en “sus minúsculos apartamentos”: “Podían haber escrito un email a la CIA
y recibir a cambio una buena cantidad de dinero, o conseguir asilo a cambio de
entregarme. Les estaré eternamente agradecido”.
Aquellos refugiados están pagando todavía el precio.
Tan solo la filipina Vanessa Rodel ha visto aceptada su demanda de asilo en
Canadá. A los otros tres, la policía de Hong Kong les ha detenido e interrogado
varias veces: “Viven con el miedo en el cuerpo, amenazados con ser detenidos y
devueltos en cualquier momento a su país de origen, Sri Lanka, donde les espera
la cárcel, e incluso la muerte”.
El 23 de junio de 2013, Snowden embarca en un avión de
Aeroflot con destino a Rusia ; ese mismo día, la administración Obama
invalida su pasaporte. Tras permanecer durante un mes en el aeropuerto de
Moscú, en espera de que algún país le conceda asilo político, termina por
pedírselo a Rusia, que se lo concede. En Moscú, donde vive con su compañera
sentimental, Snowden no utiliza ni tarjetas de crédito ni teléfono móvil. Según
Radio France Internationale, todas sus comunicaciones están codificadas y pasan por su equipo de
abogados. Se gana la vida participando en videoconferencias sobre la libertad
de prensa y la seguridad informática.
Con el título “Snowden”, el cineasta Oliver Stone estrenó en noviembre de 2016 un
documental sobre la vida de este personaje. También su colega en la aventura de
Hong Kong, la periodista Laura Poitras, le presenta en los días que permaneció encerrado
en el hotel del territorio semi-autónomo chino, en el documental “Citizenfour”,
premiado con un Oscar en 2014.
Respecto al libro de memorias que saldrá a la
venta el próximo 17 de septiembre, el propio Snowden lo anunció el día 13 con
un vídeo en su cuenta de twitter titulado “I wrote a book” (he escrito un
libro). El diario francés Le Monde ha publicado un extracto del volumen, que
comienza así : « Dado el carácter estadounidense de la
infraestructura de las comunicaciones mundiales, era previsible que el gobierno
se dedicara a la vigilancia masiva. Es algo que tendría que haberme saltado a
la vita. Sin embargo no fue así, principalmente
porque las autoridades de Estados Unidos desmienten tan categóricamente, y con
tanto vigor en los medios y ante los tribunales, dedicarse a este tipo de
cosas, que a los pocos escépticos que les acusaban de mentir les trataban como
a complotistas. Nosotros –yo, vosotros, todos nosotros- somos demasiado ingenuos”.
En la promoción, su editor dice que
“Edward J. Snowden, a “la edad de 29 años decidió sacrificar su futuro personal
por el bien su país, dando muestras de un inmenso valor y, se quiera o no,
protagonizando una fabulosa historia americana. No hay ninguna duda de que el mundo
es más seguro y respetuoso gracias a lo que hizo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario