“Un fresco de dolores, expedientes,
amargura y abandono, pero también de amor, con frecuencia difícil, penoso,
complejo y a veces vibrante de calor como en este retrato de grupo marginal,
refugiado durante un tiempo en lo que solemos definir como el ángulo muerto de
la sociedad”. (Cécile Mury, Télérama).
Palma de Oro en el
Festival de Cannes 2018 y Premio Donostia en la última edición del Fesival de
San Sebastían, “Un asunto de familia”, del realizador japonés Kore-eda
Hirokazu (“De tal padre, tal hijo”,
“Nuestra hermana pequeña”), protagonizada por varios de los actores habituales
em este director -Lily Franky, Sakura Ando, Kairi
Jyo y KiKi Kilim- apuesta por un nuevo
modelo familiar.
El mejor Kore-eda,
que siempre tiene a la familia en el centro de sus preocupaciones, nos plantea
un asunto trascendental. “¿Qué es una familia? ¿Es posible elegir la familia?
¿Se puede inventar la familia?”. "Elegir la
familia evita crearse falsas esperanzas”, es la respuesta que escuchamos a uno
de los personajes de esta película discreta y emotiva que nos habla de un
núcleo familiar enfrentado a la precarización de la clase trabajadora, de un
pequeño clan que sobrevive en una gran ciudad de un país dominado por el
consumismo, Japón en este caso pero podría ser casi cualquiera de los
considerados del primer mundo. Una familia atípica que no tiene nada que ver
con el ADN ni el estado civil de sus miembros. Un grupo de personas « feas,
sucias y villanas » que desafían las fronteras de la moral y más o menos se parecen bastante a la mayoría
de nosotros, lo que nos obliga a quererles (eso que ahora se llama empatizar y
está tan de moda).
Drama emocionante
con final inesperado, “Un asunto de familia” nos habla de Osamu y su hijo preadolescente
Shota, quienes al regreso de una de sus expediciones al supermercado del
barrio, para robar al descuido en sus estanterías, recogen en la calle a una
niña hambrienta, Juri, que parece abandonada. La mujer de Osamu –que trabaja en
una lavandería donde se queda con lo que sus clientes olvidan en los
bolsillos-, reticente al principio,
acaba por aceptarla una vez que comprueba que sus pares la han maltratado; la
pequeña está llena de cardenales y quemaduras. A pesar de su pobreza los
miembros de esta familia –que sobreviven en el exiguo reducto de la casa de la
abuela Hatsue gracias a su pensión, trabajos precarios y pequeños hurtos-
parecen felices y son capaces de crear un ambiente cálido. Hasta que un
incidente saca a la luz sus secretos.
La de “Un asunto de
familia” –título que podría llevar casi cualquiera de las trece película
realizadas por Kore-eda, auténtico especialista en relaciones humanas, hasta la fecha- es una Palma de Oro merecida.
Se trata de una película magnífica, tierna y muy especial, un retrato minucioso
y completo de las relaciones familiares, con unos intérpretes formidables y
algo muy importante que es característico en el que posiblemente es el mejor
realizador actual: Kore-eda trata a los niños como personas, con esa madurez
precoz que recuerda algunas de las mejores secuencias del neorrealismo italiano
de mediados del siglo XX (De Sica o Monicelli, por ejemplo).
No hay comentarios:
Publicar un comentario