« Fantasía heroica tipo
matinés de El Zorro… Diálogos empachosos,
combates a cámara lenta, música invasora y un somero recorrido por los temas de
la sociedad actual »
(Voici)
Ideal para preadolescentes forofos de las
blockbuster (1) que ya han perdido el oído con los auriculares, y que nunca
han visto ninguna película anterior sobre el asunto (la mejor, protagonizada
por Errol Flynn en 1938, la última, en 2010, con Rusell Crowe), y ni siquiera
han leído “Robín de los bosques”, un
cuento que los ancianos del lugar devorábamos en nuestra infancia, la enésima
versión de las aventuras “Robin Hood” es un subidón de endorfinas con escenas
de lucha que ya hubiera querido el mítico héroe británico famoso por “robar a
los ricos para dárselo a los pobres”.
Leonardo Di caprio ha puesto el dinero para esta
superproducción que marca el debut en la pantalla grande del británico Otto
Bathurst (un aristócata, Vizconde de Bledisloe hasta ahora especialista en series de televisión) y
que protagonizan Taron Egerton (Kingsman: el círculo dorado, Legend), Jamie Dornan (Cincuenta sombras de Grey, The fall
[TV], Volando a casa), Eve Hewson ( hija del cantante de U2 Bono, El puente de los espías, Un
lugar donde quedarse), Ben Mendelsohn (Rogue
One: una historia de Star Wars, Lazos de sangre)
y Jamie Foxx (Django desencadenado, Collateral,
Oscar por su interpretación de un Ray Charles memorable ).
|
Infatigable, Robín, señor de Loxley (Taron Egerton) un cruzado que ha vuelto de pelear en Tierra Santa,
donde ha presenciado decapitaciones llevadas a cabo por sus colegas cristianos,
y
su antiguo enemigo John (Jamie Foxx) organizan una sublevación contra la
corrupta corona inglesa en una “emocionante aventura de acción llena de
increíbles proezas en el campo de batalla, alucinantes coreografías de lucha y
un romance atemporal”.
Resumiendo: un conjunto de encapuchados vestidos de
cuero « modelo siglo XIII » con la estética mil veces vista de Los
juegos del hambre y las series futuristas de muertos vivientes.
En su deseo
de acerca la historia al tiempo presente, el realizador Otto Barthust, quien
“ha rodado las escenas en tierra santa como si fueran intervenciones de los
marines en Raqqa, sus talibanes tienen metralletas que disparan flechas y sus
arqueros ingleses avanzan entre ruinas peligrosas”, explica que “dónde campean
la corrupción, la avidez y la injusticia necesitamos de Robín de los Bosques,
necesitamos héroes, personas que luchen contra el sistema y contra la
corrupción, y digan que no. Dios sabe hasta qué punto estamos en un contexto
equiparable en este siglo XXI”.
Ni las
mallas verdes, ni la casaca de ante ni el sombrerito con pluma que hacían que
le confundiéramos con Peter Pan. Como si fuera Supermán o el protagonista de un
juego de vídeo, el Robín Hood modelo siglo XXI viste abrigo largo de cuero,
dispara flechas al tiempo que da saltos mortales hacia atrás y saca su mejor
kung-fu para molestar al sheriff de Nottingham, que favorece a los ricos, se
alía con los eclesiásticos y explota al pueblo en las minas de plata (la excusa
para este comportamiento es que abusaron de él cuando era un niño). En suma,
efectos especiales y más efectos especiales, demasiadas explosiones en un “remake
de remake divertido, espectacular y perfectamente olvidable”.
(1) Una película, una
obra de teatro e incluso un juego de vídeo realizado con un gran presupuesto y
llamado a tener un éxito memorable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario