“La
decisión” (The Journey), le película que va a representar a Irak en los
próximos Premios Oscar, escrita y dirigida por Mohamed Al Daradj (“Dreams”,
“Son of Babylon”, 22 premios entre ellos el de mejor film en el Festival de
Karlovy Vary y el Premio de Amnistía Internacional en el de Berlín 2010), está
rodada íntegramente en Bagdad y gira en torno a una noche de diciembre de
2006 en la que una mujer bomba entra en la estación de tren de la ciudad dispuesta
a acometer un acto suicida.
El papel de
la protagonista, sobre cuya confusión mental descansa el peso de toda la
historia, supone un magistral debut en el cine de Zahraa Ghandpur, premio de
interpretación en los festivales de Duybai y Sharm El Sheikh. Le acompaña Amir
Alí Jabarah (“In he Sands of Babylon”).
Bagdad
2006. El 30 de diciembre, en el primer día del Eid al-Adha (la fiesta musulmana
del sacrificio) fecha también de la ejecución del dictador Saddam Hussein, al
que ha “cazado” en su escondrijo bajo tierra
la coalición internacional encabezada por Estados Unidos, la ciudad
celebra la reapertura de su estación central. Sara (Zahraa Ghandpur) entra en
ella con intención de cometer un atentado suicida. Tras un instante de duda cuando
va a activar el detonador, se encuentra con Salam (Amir Alí Jabarah), un
vendedor ambulante y ligón, al que contará su confuso plan y que intentará por
todos los medios hacer de cambie de intenciones apelando a su humanidad y a la
necesidad no solo de salvar su vida, sino también la de todas las personas que
circulan por el recinto, ignorantes de que su futuro está en manos de Sara.
Toda la acción de esta película
sucede en el interior de la estación de Bagdad donde el realizador y guionista
ha sabido encajar todos los aspectos de la sociedad iraquí: de los devotos
ultraortodoxos hasta los religiosos modernos, de los niños pobres que mendigan
en todas las esquinas a los estafadores de poca monta, los hombres de negocios,
los músicos o los ciudadanos ordinarios que no han perdido el temor a los
soldados estadounidenses… Y junto a
todos ellos los dos personajes: el vendedor Salam, un oportunista que se
aprovecha de la miseria de sus compatriotas y solo pretende sobrevivir y Sara,
una chica piadosa que va a sacrificarse por su religión y sus ideales. Un dúo
que simboliza todo el conflicto interno de la sociedad desgarrada.
Inspirada en
un hecho real –minutos antes de provocar la explosión, una joven kamikaze se
entregó a la policía que, para castigarla, la arrastró en público desnuda por
el suelo-, el realizador ha pretendido entender la perspectiva femenina del
terrorismo de acción directa. Por eso, “La
decisión” no es una crítica de las actuaciones terroristas sino una indagación
en el perfil de la terrorista suicida y en sus motivaciones, que en ningún
momento parecen suficientemente claras.
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