El
mundo inexplicable de los adolescentes
“La
adolescencia es el único tiempo en que se aprende algo”
(“A la sombra de las muchachas en flor”, Marcel Proust).
En “Cuando tienes 17 años”, el
realizador francés André Techiné ha hecho una película sobre la adolescencia de
este siglo XXI ya entrado en años, sus deseos, sus errores, el momento
increíble de cuando se tiene la sensación de ser único y fuerte. Un melodrama
en el que está la vida cotidiana, la realidad de los cuerpos y sus apetitos, la
emoción del encuentro y una hermosa historia de amor. Toda una “aventura de los
sentimientos”, sentimientos contradictorios, para la que Techiné se ha
inspirado en una novela de Emily Bronte. Un drama turbador de hormonas incandescentes
y despertar sexual.
Damien (Kacey Mottet-Klein), hijo
único, y Tom (Corentin Fila), mestizo y adoptado en un familia de agricultores,
frecuentan la misma clase en el instituto de algún pueblo de los Pirineos (los
franceses, naturalmente). En su rutina diaria de clases de matemáticas,
deportes y comidas familiares, empiezan a aparecer miradas furtivas, gestos
agresivos… hay amor pero también hay muchos clichés aprendido que impiden
expresar sentimientos. Junto a la pareja de actores jóvenes, la madre de Damien
(Sandrine Kiberlain), médico, esposa de un militar desplazado a Afganistán,
casi siempre sola, que desearía poder vivir su propia vida. La narración oscila
del punto de vista adolescente al del adulto.
Más gestual que verbal, “Cuando
tienes 17 años” -título sacado del poema “Roman” de Rimbaud, “On n’est pas sérieux/
quand on a dix-sept ans”-, es la segunda película de adolescentes en conflicto
que se estrena estos días en España. Como en “Verano en Brooklin”, el relato se
recrea en ese período “freudiano” del paso de la niñez a la vida de adulto, en
los sentimientos y las emociones, muchas veces inexplicables, que todos
recordamos haber vivido. En la primera transgresión. Y no se trata en absoluto
de saber si los chicos son homosexuales o heteros.
Historia de iniciación también, en
la que prima un deseo que anima a los adolescentes a construirse un mundo
paralelo e invita al espectador “a reencontrar un tiempo que nunca ocurrió”.
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