Los políticos españoles –los de
siempre, los de toda la vida modelo vieja guardia, y los de la nueva hornada-
debieran tener como asignatura obligatoria revisar y aprender de memoria el
vídeo de la rueda de prensa protagonizada el domingo 1 de febrero de 2015, en
París, por los ministros de finanzas de Francia y Grecia, a saber Michel Sapin
y Yanis Varoufakis, un nombre difícil que convendría aprender, como convendría
aprender su estilo y sus maneras “relajadas” (lo que no va a ser posible
aprender es su atractivo, ni ese punto canalla que le hace irresistible).
Para abrir boca, el ministro
francés -en su estilo de economista y político socialista a la vieja usanza,
traje oscuro, camisa blanca y corbata roja- dejó bien claro ( y supongo que
Angela Merkel debió tomarlo como algo personal) que el gobierno que preside
François Hollande va “a acompañar, va a facilitar a Grecia, a este gobierno
actual de Grecia” en sus gestiones con los acreedores de todo el mundo para
conseguir condiciones razonables de la liquidación de una deuda “imposible de
pagar” en las actuales. Además reiteró que a los griegos, al pueblo griego, le
humilla profundamente seguir oyendo hablar de “la troika” y, como el lenguaje
es importante, para hablar y negociar con el beneplácito de los electores que
han dado la victoria a Syriza habrá que sustituir al trío infernal por las
denominaciones que les definen uno a uno; a saber, Fondo Monetario
Internacional, Banco Central Europeo y Unión Europea/Comisión Europea (y nada
de Merkel, ni nombrarla).
Sin perder un minuto los papeles,
con los periodistas alemanes tirándosele a la yugular y media sonrisa
permanente, el griego Yanis Varoufakis, 53 años, traje azul marino y camisa
abierta azul, economista contestatario, dijo que necesitaba tiempo para que un
gobierno recién aterrizado prepare la salida de la austeridad letal en que ha
estado encerrada Grecia desde 2007 (y que es “como una droga a la que el pueblo
se ha hecho adicto. En los últimos cinco años Grecia ha vivido a cuenta de la
siguiente franja del préstamo. Como toxicómanos, solo pensábamos en la
subsiguiente dosis. Ahora hay que desengancharse”); tiempo para explicar sus
planes a los diferentes socios de Atenas, tiempo para poner sobre la mesa
propuestas detalladas.
Yanis Varoufakis, el hombre que
sonríe y pide tiempo para planificar con serenidad mientras la bolsa griega se
desploma un 5% porque, evidentemente, “los mercados no se ven compatibles con
el perfil del nuevo ministro griego de finanzas”, es un economista según el
diario británico The Guardian “cercano a las ideas keynesianas con un punto de
marxismo” y según Courrier International “un economista rebelde”,
grandilocuente, iconoclasta, que prefiere la camiseta y el vaquero al traje y
corbata, magnético y que no deja indiferente a casi nadie: “Muy diferente de
sus antecesores”, asegura el Financial Times.
Formado en el Reino Unido,
Varoufakis, que tiene la doble nacionalidad griega y australiana, ha sido
profesor en Cambridge, Australia y Estados Unidos, y se ha forjado una cierta
fama con un blog en el que ha publicado regularmente opiniones sobre la crisis
financiera y críticas sobre la gestión europea de la misma, cuyo plan de
salvación de 2011 considera “estúpido”; lo que según The Guardian “le ha
conseguido miles de seguidores en Twitter y el respeto de Syriza”. En 2011
publicó, en colaboración con el economista estadounidense James K. Galbraith
(crítico despiadado de las “finanzas depredadoras”) un libro titulado “Modesta
propuesta para resolver la crisis de la zona euro” que, sin duda, alguien ahora
se apresurará a traducir a todas las lenguas y convertir en best-seller
editorial.
Varoufakis fue consejero del ex
Primer ministro George Papandreu, al que propuso “no aceptar el plan de salvación,
tendrá consecuencias catastróficas. Más vale dejar que el estado entre en
quiebra. A partir de entonces, en Grecia empezaron a considerarme un agente del
mal”, explicaba en marzo de 2014 al semanario conservador francés L’Express.
Desde Estados Unidos siguió criticando la política de austeridad de los
gobiernos de Atenas, denunciando que los planes de salvación “solo sirven para
alimentar la corrupción financiera, con la bendición de la troika”.
Poco antes de ser nombrado Ministro
de Finanzas, y cuando todavía trabajaba como consejero del gigante
multinacional Valve, que gestiona Steam, el principal servicio de venta digital
de juegos de vídeo y objetos virtuales, como armas y equipamientos, Varoufakis
declaró que las prioridades del nuevo gobierno debían ser perseguir
financieramente a los oligarcas griegos, combatir la crisis humanitaria
engendrada por las políticas de austeridad y renegociar la deuda del país. Y en
eso está.
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