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Imagen difundida por Twitter |
Un
incendio en el Instituto de Información Científica de Ciencias Sociales,
perteneciente a la Academia de Ciencias de Rusia (INION), ha destruido una de
las mayores bibliotecas de Moscú, lo que constituye una pérdida inestimable
para el mundo universitario ya que el centro es uno de los más importantes del
mundo en investigaciones en ciencias humanas.
El
incendio, que se declaró en la noche del 30 de enero de 2015, estuvo activo
durante veinticuatro horas en los 2.000 metros cuadrados del Inion, cuyo techo
se hundió cayendo sobre las dependencias. En una primera estimación, el
presidente de la Academia, Vladimir Fortov, barajó la cifra de un 15% de
documentos quemados, de un fondo de más de 14 millones de textos evaluados, según
la información de Danya Vakulenko en el digital Global Voices Onilne. La radio
Echo de Moscú ha asegurado que entre los libros del Inion, pertenecientes a
cuatro siglos, se encuentran colecciones únicas de documentos de la Sociedad de
Naciones, la Uno y la Unesco, así como textos raros en lenguas orientales y
europeas y lo que fueron los fondos de la Biblioteca de Estudios Eslavos,
muchos de ellos escritos en el siglo XVI, y el Instituto de Literatura Mundial,
algunos de los cuales han sido pasto de las llamas.
El
Inion se fundó en 1969, información de Courrier International, sobre la base de
la Biblioteca fundamental de ciencias humanas de la Academia de la URSS (creada
a su vez en 1918 con el nombre de Biblioteca de la Academia socialista (y
posteriormente comunista) de Ciencias Sociales. “El carácter único de esta
biblioteca la sitúa en el mismo rango que la Biblioteca del Estado de Moscú o
la de la Academia de Ciencias de San Petersburgo. El edificio del Instituto,
levantado en 1964/67 está considerado como una de las mejores muestras del
modernismo ruso. En la época soviética, el Inion fue durante décadas la única
fuente de conocimiento en ciencias humanas detrás del telón de acero… El Inion
editaba regularmente, con la mención ‘Unicamente para uso interno’ traducciones
de los escritos de grandes pensadores del siglo XX (incluidas las figuras
‘dudosas’ según los criterios soviéticos) que durante mucho tiempo solo conoció
un estrecho círculo de investigadores, autorizados a leerlas. Para Maxime Pavlov,
exdirector del Museo del Cine, el incendio es «una auténtica, inimaginable
tragedia, solo comparable a la del incendio de la Biblioteca de la Academia de
Ciencias de San Petersburgo, en 1988”.
Las
llamas han destruido totalmente varias salas de lectura, las oficinas del
personal empleado, la de los anuarios bibliográficos y una zona auxiliar,
aunque hay que precisar que, como ocurre habitualmente en los grandes
incendios, la destrucción de parte de los volúmenes se ha debido no al fuego,
sino al agua lanzada por los bomberos para sofocar las llamas.

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