Debut en el largometraje de la realizadora sueca Mika Gustafson, la película “Paradise is burning” (Arde el paraíso) obtuvo el galardón a la Mejor Dirección en la sección Orizzonti de la Mostra de Venecia, y el de Mejor Opera Prima en el Festival de Cine de Londres. Como no hay dos sin tres, en los primeros días del mes de enero de este 2024 fue considerada Mejor Película en los premios de la Academia de Cine Sueco (Guldbagge). Protagonizada por la brillante debutante Bianca Delbravo, secundada por Dilvin Asaad, Safira Mossberg, Ida Engvoll, Mitja Siren, Marta Oldenburg, Andrea Edwards.
En una casa de
barrio de las afueras de Estocolmo, las hermanas Laura, Mira y Steffi –
16,12 y 6 años- viven solas. Su madre las ha abandonado, su existencia ,
plagada de carencias, transcurre en un ambiente de pobreza asumida al tiempo
que los servicios sociales suecos
presionan este hogar en ruinas buscando soluciones. Llevan una existencia
asilvestrada, no aparecen por la escuela, frecuentan a otras niñas que se
adivinan en parecidas condiciones caóticas, pero todo hace pensar que son
felices. Laura, la mayor de las tres, oculta a sus hermanas que los servicios
sociales han anunciado una visita, y se dedica a intentar encontrar alguna
mujer de los alrededores que pueda hacer de madre sustituta. A medida que se
acerca el momento de la verdad, surgen nuevas tensiones que obligan a las
tres hermanas a negociar la delgada línea que separa la euforia de la
libertad de la dura realidad de crecer. “Paradise is burning” es un drama social que sin duda tocará la cuerda sensible de la mayoría de los espectadores, retrato de una preadolescencia y una adolescencia imposibles de imaginar en un país que no sea Suecia –o cualquiera de los nórdicos- donde el Estado se encarga de cubrir las necesidades más imprescindibles (aunque cada vez menos, todo hay que decirlo; en mi opinión la entrada en UE de varios de ellos les ha hecho perder la espontaneidad, la solidaridad y la inocencia que les distinguían)- explicado desde el punto de vista de Laura, la mayor de las hermanas y tutora “de facto” quien, desde el ambiguo espacio del tránsito de la adolescencia a la juventud, asume la responsabilidad de hacer funcionar el atípico hogar, mientras se mueve a tientas en un cruce de caminos existencial de un mundo que no comprende, intentando encontrar la salida que impida que los servicios sociales acaben dirigiendo las vidas de las tres niñas. Delicada reflexión sobre el individualismo, la fraternidad y la identidad, “Paradise is burning” (1) repasa unos cuantos temas universales que afectan a las conexiones entre los seres humanos y, de alguna manera, rinde un homenaje emocionante y poético a quienes –especialmente mujeres- se ven obligados a madurar más allá de la edad que figura en sus documentos, mientras esperan que suceda lo inevitable Fuertes en su especial paraíso, Laura, Mira y Steffi son conscientes de que la realidad acabará por engullirlas, pero saben también hay lazos que son inquebrantables: los de la sangre, pero también los del recuerdo.
(1) “Paradise is
burning” puede verse en las salas madrileñas a partir del próximo viernes 7
de junio de 2024
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