En los últimos días, decenas de iraníes se han rapado
la cabeza en señal de apoyo a los presos políticos de la cárcel de Evin,
Teherán, que denunciado haber sido golpeados, humillados y rapados por sus
carceleros la semana del 20 de abril de 2014, informa una colaboradora
espontánea del canal de información continua France 24, de nombre Saba.
La sección 350 de la cárcel iraní de Evin, situada al
noroeste de la capital, es particularmente célebre porque en ella se concentra
la mayor parte de los detenidos políticos del régimen fundamentalista de
los ayatolás. El jueves 17 de abril , en la página de internet de la oposición
Kalemeh aparecía la noticia de que los guardines habían pegado a varios de
ellos; según testimonios llegados a la publicación, las agresiones se
produjeron durante un registro efectuado por un centenar de carceleros con
uniforme antidisturbios, que buscaban en las celdas ordenadores y teléfonos
móviles. Al parecer, una treintena de presos resultaron heridos y cuatro de
ellos tuvieron que ser trasladados al hospital. Desde entonces, varias decenas
de presos se encuentran en celdas de aislamiento. (En ese mismo hospital de la
cárcel de Evin, el 11 de junio de 2003 falleció la fotógrafa irano-canadiense
Zhara Kazemi, de 55 años, a consecuencia del derrame cerebral que le causaron
las torturas y palizas recibidas en los 17 días que permaneció detenida).
Como es habitual en Irán, pero también en otros países
algunos de ellos democráticos, las autoridades de la cárcel han negado los
hechos y el ministro de Justicia iraní ha dicho que los internos ofrecieron
resistencia al registro de los carceleros. El martes 22 de abril, las familias
de los detenidos se concentraron delante del inmueble donde tiene sus oficinas
la presidencia de la República islámica de Irán, exigiendo al presidente Hassan
Ruani que se aclare lo sucedido en el interior de Evin. La policía detuvo a
tres de los manifestantes.
“Como en Irán no hay medios de comunicación –explica
Saba, la colaboradora de France 24- hago esto para informar a mis
conciudadanos”, e incluye varias fotografías, incluida la suya,
aparecidas en Facebook de hombres y mujeres con la cabeza rapada en señal
de apoyo a los detenidos.
“Para mí, lo mismo que para todos los que han
participado en esta campaña, es indispensable que el ciudadano normal, el que
no sigue lo que ocurre en las redes sociales, esté informado de lo que ha
sucedido en la cárcel de Evin. El hecho de raparnos la cabeza nos permite
establecer una comunicación con otros ciudadanos, que preguntan, y evidenciar
nuestra protesta en contra de la violencia. Desde que llevo la cabeza rapada he
tenido oportunidad de explicar a mucha gente que a los presos les han pegado,
insultado, humillado y obligado a ponerse de rodillas para cortarles el pelo al
cero”.
Por la cantidad de prisioneros de opinión e
intelectuales que se encuentran detenidos, la cárcel más temible de Irán ha
sido apodada “la universidad de Evin”. Las organizaciones de defensa de los
derechos fundamentales denuncian frecuentemente que en su interior se tortura a
los detenidos y se les niega la asistencia médica que algunos precisan.
La
madre de un manifestante encarcelado en Evin en 2009, tras las manifestación de
protesta por la reelección de Mahmud Ahmadinejad, y muerto en la cárcel.
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