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Con “un pasado complejo y un futuro comprometido” (Peter Bradshaw, The Guardian), “Urchin” (literalmente erizo, también genérico para “niños pobres de la calle” en el Reino Unido), primer largometraje detrás de la cámara del británico Harris Dicklinson, el actor de 29 años protagonista de “El triángulo de la Tristeza” y “Babygirl”, es una historia de superación personal y segundas oportunidades (y terceras, y cuartas…), protagonizado por Frank Dillane -excelente, auténtica revelación de la película, conocido por su papel en las series “Fear th Walking Dead”, “Joan”, “Neil Rebelle”-, ganador del premio al mejor actor en la sección Un certain Regard y del de la Federación Internacional de la Crítica Cinematográfica (FIPRESCI en el pasado Festival de Cannes). Frank Dillane ha repetido galardón en el reciente Festival de Cine de Orense, como Mejor actor internacional.
Mezcla de realismo social y drama, un
paso más allá de Ken Loach o Mike Leigh, “Urchin” es una película muy especial
y en ocasiones hasta surrealista: el
retrato del complejo mundo del joven
Mike es una obra muy personal y melancólica, inspirada en los personajes
y las vivencias del entorno londinense en que creció el realizador Dickinson, quien
se ha quedado con el papel de Nathan, el amigo de Mike que pide limosna a los transeúnte
y le roba el dinero que tenía escondido, mientras que la actriz francesa Megan
Northam (“Rabia”, series “Salade grecque”, “Nôtre Dame, la part du feu”) interpreta a Andrea, la amiga del protagonista
a la que conoce en su nuevo lugar de trabajo –vaciando las papeleras urbanas-
tras un primer fracaso profesional a la salida de la cárcel, en las cocinas de
un hotel.
En Londres, Mike, un joven
delincuente que lleva cinco años viviendo en la calle a base de mendigar, robar
y alimentarse en los comedores caritativos, hasta que un día le cogen y va a
parar a la cárcel. Tras pasar allí varios meses, a la salida y ayudado por los
servicios sociales intenta aprovechar algunas oportunidades que podrían suponer
el comienzo de algo diferente, mientras se enfrenta a sus viejos demonios.
En ningún momento podemos estar seguros de conocer a
Mike. No sabemos nada de sus orígenes, ni de sus deseos – única excepción, que
le gustaría dirigir un día una empresa de chóferes-, siempre son otros –los
servicios sociales, un sociólogo…-
quienes deciden lo que tiene que hacer.
La principal virtud de “Urchin” -que no cae ni en el
sentimentalismo ni en la manipulación- es humanizar la imagen que pudiéramos tener de
una persona que vive en la calle, se droga, o ambas cosas a la vez, poniendo de
manifiesto su fragilidad; un relato – “sin florituras, reconociendo que se
trata simplemente del destino trágicamente banal de un hombre que se hunde en la marginalidad”- que a medida que avanza se va poblando de visiones
oníricas que lo acercan a un cuento de realismo mágico en el que aparecen una
mujer que le regaña y una enorme gruta fantasmagórica.
Harris Dickinson – quien vuelve a ser actor para
encarnar a John Lennon en las cuatro películas que el realizador inglés Sam
Mendes (“American Beauty”, Oscar 1999; “1917”, Globo de Oro 2020) va a dedicar
a los Beatles- explica el origen de la historia de “Urchin”(1): “Hace alrededor
de cincos años empecé a trabajar en mi comunidad local, apoyando a personas sin
domicilio fijo y toxicómanos. Me impliqué en proyectos de proximidad puestos en
marcha por voluntarios y conocí a personas que luchaban contra ellas mismas.
Fue esa experiencia la que impulsó a contar esta historia con empatía, matices
y humildad (…) Espero que los espectadores estén del lado del protagonista, que
entiendan sus dificultades y que tengan más empatía por las personas que se
cruzan en la calle sin verlas realmente. Pero también quiero que aprecien la
película. No es un documental, hay ligereza y humor y ese equilibrio es
importante para mi”.
(1) « Urchin » estará en las pantallas madrileñas
a partir del próximo viernes 14 de noviembre de 2025

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