« Münter y el amor de Kandinsky » (« Münter & Kandinsky ») drama histórico dirigido por el cineasta alemán Marcus O. Rosenmüller ( realizador de vídeos publicitarios y de varios episodios de las series policiacas para televisión »Der Taunuskrime » y Sarah Kohr »), con un reparto que encabezan Vanessa Loibl (“Noche mágica”, “El mundo es nuestro”) y Vladimir Burlakov (“Zoe”, series “Deutschland 83” y “Deutschland 86”) secundados por Julian Köchlin, Felix Klarey Alexey Ekimov, entre otros.
Es también un biopic que reflexiona sobre temas tan
trascendentales como arte, deseo y traición, centrado en la vida de Gabriele Münter,
fotógrafa y pintora, representativa figura del expresionismo alemán, y
cofundadora en 1911 del legendario movimiento vanguardista “Der Blaue Reiter” (El jinete azul), junto al pintor de origen ruso Vassily
Kandinsky, un nombre ligado para siempre a la irrupción del arte abstracto, y los artistas Paul Klee, Marianne von Werefkin
et Alexej von Jawlensky.
Corrigiendo uno, y no
el único, de los habituales errores cometidos por la Historia del Arte (al
ignorar a muchas mujeres artistas, a las que sitúa creciendo a la sombra de sus
parejas masculinas, recuerdo especialmente el caso de los escultores Camille
Claudel y Auguste Rodin), la película “Münter y el amor de Kandinsky” (1) reivindica
la figura de Gabriele Münter, ejemplo de modernidad y libertad que fue
compañera, musa y protectora del pintor Kandinsky: mientras él alcanzaba una
fama internacional, que todavía hoy, cuando ha transcurrido más de un siglo, se mantiene intacta lo mismo
que el valor crematístico de sus lienzos, a Münter la olvidaron su amante y los
historiadores, ignorando el papel esencial que jugó no solo como artista;
también custodiando en secreto las obras del grupo durante los años del nazismo
Gabriele Münter y
Vassily Kandinsky vivieron, trabajaron y se amaron en Murnau am Stafeisse, en
Baviera. En 1901 Gabriele había llegado a Munich donde, al no poder ingresar en la Academia de Bellas
Artes, prohibida para las mujeres, se matriculó en la escuela fundada por el
pintor ruso Vassily Kandinsky. Pinceles, viajes y el carácter inquieto de un
genio atormentado, hicieron que entre profesor
y alumna naciera una pasión que durante catorce años fue decisiva para
ambos, uniéndoles como amantes y como
cómplices creativos.
Con 36 años, el
profesor Kandinsky es un hombre casado con una buena situación en Rusia, que ha
llegado a Munich para impulsar su carrera artística. Deja a su esposa y
emprende un viaje recorriendo Europa y
el norte de Africa con la alumna Gabriele, quien a los 22 años ya ha recorrido
los Estados Unidos con una cámara Kodak, regalo de su hermano mayor, colgada al cuello. De regreso en Alemania,
descubren en los Alpes el pueblo de Murnau, donde Gabriele compra la casa de
sus sueños: un lugar que se convierte en el punto de encuentro para las
vanguardias artísticas alemanas.
“El 1 de agosto de 1914 precipita el final de su
historia de amor. Alemania declara la guerra a Rusia y Kandinsky se ve obligado
a salir del país. La relación con Gabriele se va deteriorando, ella espera una
boda que jamás se celebrará y un último encuentro en Estocolmo (a donde
Gabriele se había mudado para estar más cerca de su amante) marcará el final amargo de su pasión” (francetvstudio.fr,
“Vassily Kandinsky et Gabriele Münter,
passion et révolution”, francetvstudio.fr/ en coproduccion con el Centre Georges-Pompidou).
(1) “Münter y el amor
de Kandinsky” se va a estrenar en los cines madrileños el viernes 3 de octubre
de 2025.
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