jueves, 25 de septiembre de 2025

Ciao Claudia: La mejor invención de Italia después de los spaghetti

 


La muerte no perdona. Los amantes del cine estamos de duelo. En menos de una semana han desaparecido dos de sus últimas leyendas. En la práctica, Robert Redford y Claudia Cardinale echan el cierre, con muy pocas excepciones, a la última edad de oro de la gran pantalla tradicional.

Claudia-Cardinale-escena Ciao Claudia: La mejor invención de Italia después de los spaghetti

De «Rocco y sus hermanos» al «Gatopardo» y a «Ocho y medio», de Visconti y Fellini a Wener HerzogAbel GanceBlake Edwards y Manoel de Oliveira, Claudia Cardinale, la starlette que se convirtió en actriz sin quererlo, «iluminó con su belleza salvaje y su voz ronca más de ciento cincuenta películas, entre ellas muchas obras maestras[1]» de la más joven de las Bellas Artes.

Claudia Cardinale, CC, de quien el gran Luchino Visconti dijo que «parecía una gata que se dejaba acariciar en el sofá del salón lista para transformarse en una tigresa y destrozador a su domador», la actriz que subyugó a Delon y Mastroiani, «la diva rebelde del cine italiano», indomable pero no inmortal, «la mejor invención de Italia después de los spaghetti» según el actor inglés David Niven, ha muerto el 23 de septiembre de 2025 a los 87 años.

Nacida el 15 de abril de 1938 en La Goulette, cerca de Túnez, inscrita con el nombre de Claude, su padre era ingeniero técnico en la compañía de ferrocarriles, la madre se dedicaba a criar a sus cuatro hijos: Blanche, Bruno, Adrien y Claude. Blanche soñaba con trabajar en el cine, Claude quería ser profesora o exploradora.

A los diecisiete años ganó el concurso de belleza, organizado por la Oficina del Cine Italiano, «la italiana más guapa de la ciudad de Túnez. El premio incluía una entrada para asistir a la Mostra de Venecia: «Todos me fotografiaban y me decían que tenía que hacer cine. Yo decía que no, que quería estar con mi madre». En un periódico se publicó su foto con el pie: «La chica que no quiere hacer cine».

Fue un hecho dramático el que cambió el rumbo de su vida. Víctima de una violación primero y madre soltera de un niño cundo era algo muy mal visto, cambió su nombre por el de Claudia y se trasladó a Roma con la intención de hacer cine y ganar dinero para criar a su hijo.

El productor y realizador Franco Cristaldi le ofreció un contrato en exclusiva y le animó a tomar clases de dicción en italiano. Embarazada rodó tres películas, en octubre de 1958 dio a luz en Londres a su hijo Patrick. El niño, del que se ocupaba su familia que también se había trasladado a Roma, fue presentado durante muchos años como su hermano. Tenía seis años cuando Claudia Cardinale reveló a un periodista su secreto.

Intervino en más de un centenar de películas. Entre las más conocidas están «La chica con la maleta » de Valerio Zurlini, «La pantera Rosa» de Blake Edwards, «La Ragazza» de Luigi Comencini, «Los Centuriones» de Maek Robson, «Los Profesionales» de Richard Brooks, «Bons baisers d’ Athènes» de Georges Cosmatos, «El Rufián» de Jose Giovanni, «Hiver ’54, l’abbé Pierre» de Denis Amar. En «El mayor espectáculo del mundo» hizo ella misma todos los números en el trapecio.

En el primer largometraje que protagonizó, «Goha» de Jacques Baratie, compartió cartel con el joven debutante egipcio Omar Sharif. Pero el verdadero despegue de su carrera fue en una película de éxito: «Le pigeon», típica comedia a la italiana producida por Franco Cristaldi, en la que comparte peripecias con los actores Vittorio Gassman y Renato Salvatori.

Ahora, quienes un día estimamos su aportación a la historia del cine podemos seguir encontrándola en los excelentes, buenos e incluso malos filmes que constituyen su legado. Aquí van seis ejemplos:

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«Il bello Antonio» (Mauto Bolognini, 1960)

El primer papel importante de Claudia Cardinale data de 1960, junto a Marcello Mastroiani. Es la historia de un hombre impotente incapaz de hacer el amor con su joven esposa, a la que ama con pasión.

«Rocco y sus hermanos» (Luchino Visconti, 1960)

Rodada en blanco y negro, premiada en la Mostra de Venecia, esta película, que significa el regreso de Visconti al neorrealismo, es la historia de una madre y sus cuatro hijos que huyen de la Italia del sur y la miseria para bajar del tren en Milán e instalarse en casa del mayor de los hermanos y su mujer Ginetta, encarnada por la principiante Claudia Cardinale, con veintidós años, en su primer papel de envergadura. La película impulsó tanto su carrera como la de Alain Delon, con quien volvería a coincidir en «El gatopardo»..

«Cartouche» (Philippe de Broca, 1962)

Película de capa y espada inspirada en el personaje de Cartouche (Jean-Paul Belmondo), jefe de una banda de malhechores que operó en París en la Corte de los Milagros a principios del siglo dieciocho, bajo la Regencia. Claudia Cardinale era Venus, una joven bohemia llena de encanto y vitalidad. En una emboscada, ella se sacrifica para salvar a su amante.

«El Gatopardo» (Luchino Visconti, 1963)

Apenas terminada de rodar «Ocho y medio» de Federico Fellini, que siempre dijo que era una de sus preferidas, Claudia Cardinale se reunió con sus compañeros de «El Gatopardo», una adaptación de la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, obra maestra de Visconti premiada con la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Bellísima, la actriz es Angélica, la hija de Don Calogero, un alcalde poco instruido que es la encarnación de la burguesía conquistadora. El príncipe de Salina (Burt Lancaster) asiste impotente a la descomposición de la aristocracia y acepta la boda de su sobrino Tancredo (Alain Delon) con la joven Angélica.

«Erase una vez en el Oeste» (Sergio Leone, 1968)

Vivo ejemplo del «spaghetti western», el realizador Sergio Leone la eligió –en competencia con Sophia Loren– para interpretar a la única mujer que aparece en la película. En la primera escena, un misterioso Charles Bronson que toca la armónica, se baja del tren en Flagstone, una ciudad del Oeste, para unirse a un tipo que protege a la viuda Jill de un asesino, interpretado por Henry Fonda. La película tuvo un inmenso éxito popular, gran parte del cual –debido también a la extraordinaria música de Ennio Morricone– se conserva todavía hoy, cuando se han cumplido más de cincuenta años de su estreno.

«Las Pétroleras» (Christian-Jaque, 1971)

Parodia de un western con dos sex-símbolos de la época: Caudia Cardinale y Brigitte Bardot. Claudia interpretaba a María, dispuesta a todo para apropiarse de un rancho al que también aspiraba Louise (Bardot), capitana de las «French King», una banda de forajidas que eran también sus hermanas. Hay una escena memorable de lucha entre las dos «petroleras».

  1. «Erase un avez en Italia», Diane Lisarellu, Libèration 23/9/2025

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