jueves, 18 de septiembre de 2025

Alexei Navalny murió envenenado en la cárcel”, asegura su viuda

 

Captura de pantalla del vídeo de Yulia Navalnaya

Yulia Navalnaya, la viuda del opositor ruso Alexéi Navalni, asegura tener pruebas de que su marido murió envenenado en la cárcel. Em declaraciones efectuadas  el miércoles 17 de septiembre de 2025, Yulia Navalnaya aseguró que las priebas realizadas por dos laboratorios independientes extranjeros demuestran que el activista ruso, principal opositor de Vladimir Putin, fue envenenado en la prisión siberiana del Círculo Polar Artico donde oficialmente falleció repentinamente el 16 de febrero de 2024, cuando contaba 47 años de edad.

No es la primera vez que yulua Navalnaya acusa al estado ruso, y directamente a su presidente Vladimir Putin, de oganizar y ejecutar el asesinato de su marido; acusaciones que el Kremlin siempre ha negado. En un vídeo publicado en la red social X, Navalnaya cuenta que material biológico de su marido fue enviado clandestinamente a dos países extranjeros en 2024, donde dos laboratorios diferentes llegaron a la misma conclusión: “Alexei Navalmy murió asesinado. Más concretamente fue envenenado”, y exigió que esos laboratorios hagan públicos los resultados” de lo que dijo es “una verdad incómoda”: se trata de resultados de importancia pública y deben publicarse. Todo el mundo merece saber la verdad”

En el vídeo leyó también la última carta que recibió de Navalny, en la que afirmaba que las autoridades carcelarias no le hicieron ningún caso cuando dijo que se sentía mal. Los portavoces del Kremlin siempre han negado las acusaciones de la viuda de Navalny, la figura más importante de la oposición y la lucha contra la corrupción en Rusia, que califican de absurdas. El propio presidente Putin ha llegado a asegurar que, antes de la muerte de Navalny, se habían puesto en marcha planes para canjearlo por presos rusos que están en poder de Occidente.

 

La información publicada ayer por el canal Euronews  aseguraba que “la visión de Navalny de una ‘hermosa Rusia del futuro’, en la que los dirigentes sean elegidos de firma libre y justa, se reprima la corrupción y las instituciones funcionen de forma democrática”, le granjeó muchos apoyos en el país y atrajo a su lado a activistas jóvenes que formaron un equipo que parecía “una startup de lujo más que una operación revolucionaria clandestina”, según decía en sus memorias póstumas, publicadas ocho meses después de su muerte con el título de “Patriota”.

 

La misma información asegura que fue el hecho de que Navalny aspirara a ocupar un cargo público lo que motivó que las autoridades presentaran diversos cargos contra él, sus compañeros e incluso sus familiares, y de que fuera encarcelado frecuentemente. En 2013 quedó segundo en la carrera por la alcaldía de Moscú, en medio de acusaciones de compra de votos, y en 2017 anunció que pensaba presentarse a la presidencia del país, para lo cual organizó una red de oficinas regionales, aunque finalmente le prohibieron presentarse. 

 

En 2020  Navalny fue envenenado con Novitchok, un agente nervioso con el que habían impregnado su ropa interior: perdió el conocimiento durante un vuelo cuando regresaba de Siberia, donde había participado en un mitin. Su familia y sus compañeros consiguieron que fuera trasladado a Alemania, donde estuvo cinco meses en tratamiento. Bastante recuperado regresó a Rusia donde, a su llegada, fue detenido en el aeropuerto, y posteriormente juzgado y encarcelado durante los tres últimos años de su vida.

 

Oficialmente su muerte se debió a causas naturales: un repentino aumento de la tensión arterial debido a las muchas patologías crónicas que padecía. Su madre viajó hasta la prisión del Artico donde había fallecido, para reclamar que el cuerpo fuera entregado a la familia, encontrándose frente a  la negativa de los responsables penitenciarios que arguyeron la necesidad de investigar las causas de la muerte lo que, según Kira Yarmysh, portavoz de Navalny en aquel momento, fue una excusa para conservar el cuerpo hasta que consiguieran borrar las huellas de lo que ya no dudaban en calificar como  “asesinato”.  A la madre le entregaron una nota en la que se decía que Navalny había fallecido “a causa del síndrome de muerte súbita”, según ha contó en X  Ivan Zhdanov, director de la Fundación anticorrupción creada por el líder fallecido.

Decenas de miles de personas acudieron a sus funerales en Moscú, el 1 de marzo de 2024, mientras la policía detenía a quienes se acercaban a depositar ramos de flores en el monumento dedicados a las víctimas de las purgas y los gulags  de la era soviética, en la Plaza Lubianka. Los informativos televisados de toda Europa aquel 16 de febrero de 2024 difundieron   reportajes en los que se veía a miembros de la policía de Putin, con ropas de civil, recogiendo por la noche los ramos de flores, y otros objetos conmemorativos, depositadas por muchos ciudadanos  rusos que lamentaban la desaparición del más importante de los líderes de la oposición, que hasta entonces había conseguido escapar a las maniobras del dueño del Kremlin para hacerle desaparecer.

Según Euronews, el grupo OVD-Info, que sdeguía de cerca la represión política en Rusia, tras la muerte de Alexei Navalny detuvieron al menos a 273 personas en Moscú y 10 en San Petersburgo, donde un sacerdote celebró un servicio religioso en memoria de Navalny. En ambas ciudades, así como en otras ciudades del país, la policía vigilaba los monumentos conmemorativos y fotografiaba  a las personas que intentaban acercarse a ellos.

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