Más que un título, un reconocimiento, dice uno de los personajes que aparecen en el documental: “Cuando, en cualquier parte del mundo hay una mujer que levanta la bandera de los derechos se dice que es una pasionaria”
El documental
“Dolores Ibárruri. Pasionaria”, dirigido por la artista multidisciplinar Amparo
Climent (“Las cartas perdidas”, “Los sueños de Idomeni “, “Las lagrimas de África”)
es un retrato emocional de una
mujer vinculada a los grandes
acontecimientos históricos, una de las grandes figuras políticas del siglo XX.
Dolores y su
nieta Lola nos conducen por los caminos más íntimos del amor, las nostalgias,
las pérdidas y las soledades. La biografía se acompaña de una selección de
documentos, poesía y música, que le añaden una dimensión íntima y emocional al
relato.
“Uno de los mayores logros del
documental es no justificar ni condenar. No es una biografía al servicio de una
ideología, sino un relato honesto sobre lo que cuesta sostener una vida de
lucha, lo que implica renunciar, perder y seguir adelante. Dolores aparece como
una mujer de convicciones inquebrantables, pero también como una madre marcada
por la pérdida, una figura pública que arrastró una gran soledad. El film no la
blinda, no la esculpe, la humaniza”.
La película
recorre distintas facetas de la vida de Dolores Ibárruri, a través de
testimonios como los de su hija Amaya, su nieta Lola y su inseparable amiga y
secretaria Irene Falcón. Gracias a esas voces conocemos los aspectos más
desconocidos de la vida de Dolores Ibárruri: descubrimos a una mujer sencilla y
generosa, siempre dispuesta a ayudar a los demás. También entendemos que toda
su vida estuvo marcada por el sufrimiento: desde su infancia en Gallarta,
Vizcaya, donde nació en 1895, pasando por sus años en Madrid, su compromiso con
la Segunda República, la Guerra Civil, el exilio en la Unión Soviética, la muerte
de sus hijas, la pérdida de un hijo en Stalingrado, hasta su regreso a Madrid y
su escaño en el primer Parlamento de la democracia.
El
documental muestra claramente cómo Dolores Ibárruri se convirtió, en el
marco de la lucha antifascista, en un símbolo no solo nacional sino también
internacional, recordando continuamente que frente a la opresión solo queda el
camino de luchar, y una de sus frases repetidas:
«Más vale morir de pie que vivir de rodillas».
En los años
duros y heroicos de la Segunda República y la Guerra civil española, cuando las
potencias occidentales abandonaron a los republicanos españoles en su combate
contra los franquistas, que acabaron triunfando con el apoyo de la Alemania nazi, Dolores
Ibárruri, siempre de negro desde el día de su boda con el minero Julián Ruiz,
fue una de las voces movilizadoras.
Nacida
en 1895 en Gallarta en el seno de una familia minera, Dolores Ibárruri se convirtió en la primera mujer dirigente de un partido
político en España, un hito que le costó pasar varias veces por
la cárcel. Su compromiso con los derechos de las clases trabajadoras y,
especialmente, con los derechos de las mujeres, la llevó a ser una de las
impulsoras del sufragio femenino en España que permitió que las españolas
votaran por primera vez en las elecciones de 1933. .
Tras el
golpe de estado de 1936, Dolores vivió un largo exilio en la Unión Soviética,
que se prolongó hasta 1977. Su regreso coincidió con la transición democrática
española. Su fallecimiento en Madrid, en 1989 cerró una vida marcada por la
lucha a favor de los derechos sociales.
Una de
las voces más destacas del documental es la de Lola Ruiz Ibárruri Sergueyeva,
nieta de Pasionaria, quien aporta una perspectiva familiar única. Junto a ella,
el filme cuenta con los testimonios de personalidades como Aida Sánchez
Montero, Azucena Rodríguez, Carmen Calvo, Cristina Almeida, Enrique Santiago,
Fernando Hernández Sánchez, Jaime Ruiz-Reig, Julieta Serrano, Mario Amorós,
Marisa Castro, Mirta Núñez, Paquita Sauquillo, Teresa Aranguren, Víctor Díaz
Cardiel y Willy Meyer.
Pero escuchemos a Lola, orgullosa nieta que en tiempos de
genocidios, guerras y tentaciones supremacistas nos recuerda que hemos bajado exageradamente
la guardia hssta banalizar ese otro
compromiso -“No pasarán”- de una abuela que la historia y la memoria han elevado a la
categoría protagonista:
“El documental ‘Dolores
Ibárruri. Pasionaria’
(1) no es solo un ejercicio de
memoria histórica. A través del tiempo y la
distancia nos llega la
viva voz y la imagen de una mujer que se convirtió en símbolo de la lucha por
representar a una parte invisible de la España del primer tercio del siglo XX,
la voz de los trabajadores más humildes, sus mujeres (las esclavas de los
esclavos) y sus hijos, que morían de la enfermedad llamada pobreza.
“Y para los
que la conocimos y, en mi caso particular, que conviví con ella durante años,
fue un ejemplo de fortaleza, voluntad, generosidad y fidelidad al camino que eligió en sus años jóvenes; pero también una abuela
entrañable, que en ausencia de mis padres se hizo cargo de los nietos, siendo
nuestro referente familiar más importante (…) Hay una entonación en el relato
que convierte la historia de Dolores en algo cercano, que toca recuerdos
sensibles en nuestra propia memoria aunque no hayamos vivido esos años. Su
dolor, su coraje, su lucidez, nos siguen hablando (…)
“Dolores
Ibárruri fue mucho más que una dirigente política. Fue madre, hija, exiliada,
huérfana de sus propios muertos, voz de millones. Desde sus orígenes humildes
en Gallarta hasta convertirse en referente internacional del comunismo, su vida
fue una lucha constante por la justicia, la libertad y la dignidad. El
documental logra algo difícil: mostrarnos no solo a la política que ocupó escaños
y lideró discursos, sino también a la mujer que enterró a sus hijas en una caja
de cerveza, a la madre que perdió a su hijo Rubén en la batalla de Stalingrado,
a la anciana que regresó del exilio con un país cambiado y con heridas aún
abiertas”.
(1) “Dolores
Ibárruri. Pasionaria” estará en los cines de Madrid a partir del próximo
viernes 3 de octubre de 2025.
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