“El hombre que vendió su piel” (The man who sold his skin) es una provocadora y emocionante sátira, sobre el elitista mundo del arte contemporáneo y el escaso valor que tiene la vida de los refugiados, de la realizadora tunecina Kaouther Ben Hania, que nos interroga a todos sobre el precio que estamos dispuestos a pagar por la libertad.
La anécdota está inspirada en el macabro
trabajo del artista belga Wim Delvoye (quien
por cierto hace un cameo en la película), que tatuó una crucifixión punk en la espalda del
propietario de un salón de tatuajes de Zurich llamado Tim Steiner, quien a
cambio de una cantidad aceptó exponerse
durante un año en distintas galerías y que, después de su muerte, un cirujano
le quietara la piel para que pudiera ser expuesta.
“Yo te puedo ofrecer
una alfombra voladora para viajar libremente”. Refugiado sirio en Líbano,
Sam Alí (Yahya Mahayni, Mejor Actor en la Sección Horizontes del Festival de
Venecia), sueña con llegar hasta Abeer, la
novia que perdió y que ahora vive en Bélgica, casada con un diplomático. En
Beirut, Sam frecuenta las galerías de arte donde reparten canapés en las
inauguraciones. Con Europa en el horizonte, donde espera poder reencontrarse
con Abeer, acepta la oferta de un importante
artista conceptual (Koen De Boww) de
convertirse en un cuadro viviente– con la espalda tatuada con un visado de
entrada al espacio Schengen- disponible para ser comprado y vendido.
“Las mercancías viajan más
fácilmente por el mundo que los seres humanos”. En la historia real que
inspiró esta película, el hombre que exponía diariamente su espalda en un museo
lo hacía mientras escuchaba música con auriculares, para protegerse de los comentarios y las críticas
de los visitantes. Convertido en obra de arte, en mercancía en fin de cuentas,
Sam Alí atraviesa fronteras montado en esa hipotética alfombra que le ofreció
el artista, sin darse realmente cuenta de que a medida que ha ido ganando
espacio –con el tercio de los ingresos que le corresponden, Sam vive en hoteles
de cinco estrellas y pide al servicio de habitaciones que le sirvan caviar para
cenar, siempre vigilado por Soraya, la representante del artista, una rubia
Monica Bellucci- ha perdido la libertad que buscaba.
Con una excelente interpretación de Yahya Mahayni, “El
hombre que vendió su piel” es a la vez sátira, drama romántico, tragedia…y el
recuerdo inevitable de otra excelente película, “The Square”, del sueco Ruben
Östlund.
Consciente de que todo, incluido lo humano, tiene un precio, vendiendo su piel Sam
consigue también una cierta forma de poder.
(1) « El hombre
que vendió su piel » se estrena este viernes,
8 de abril 2022.
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