Después de estrenarse en Barcelona
y Pamplona –donde se ha rodado-, la película “Chicas prepago”, un
cortometraje que es el quinto trabajo de la cineasta navarra Isabel Sáez Pérez, se va a
proyectar este jueves, 7 de abril de 2022, en la madrileña Sala Embajadores
a las 19h30, seguido de un coloquio
en el que van a participar la realizadora y Laura Labiano, de la Asociación
de Defensa de los Derechos de las Mujeres Genera.
El proyecto, surgido a
partir del trabajo como fotógrafa de la directora, es una ficción a partir
de testimonios reales de dos prostitutas –“de Pamplona”, como muy bien precisan,
porque eso imprime carácter, no es una ciudad cualquiera-, interpretadas
por las actrices Liuda Motes, Nerea Mariezkurrena y Nerea
Saenz, en el papel de la realizadora: “Utilizar actrices y ficcionar esos
encuentros resultaba ser el trampolín perfecto para hacer que su testimonio
pudiese conocerse”, asegura.
Durante dos años esta
cineasta investigó sobre la erótica desde una perspectiva de género,
mediante sesiones fotográficas con diferentes mujeres. Muchas eran
trabajadoras sexuales y dos de ellas accedieron a contar sus experiencias.
El corto tiene estructura de entrevista “desde
una mirada de igual a igual, fuera de etiquetas y estereotipos”, en el que
las dos mujeres, entre sonrisas de complicidad y gestos vergonzosos, casi
infantiles, hablan de lo que significa un trabajo que consiste fundamentalmente
en “aguantar”: aguantar a chulos, viejos, borrachos, sádicos…la
vieja historia de los hombres que distinguen entre lo que pueden hacer con
su mujer y lo que tienen derecho a pedir a una prostituta.
Sé que hay un debate sin
terminar sobre el papel de la prostitución en una sociedad como la nuestra.
Desde la perspectiva de pertenecer a la primera generación de españoles que
-en líneas generales, siempre hay excepciones- “no fueron de putas” porque
lo natural era hacer el amor con la novia, y aplaudiendo a los legisladores
que castigan al “cliente”, estoy convencida de que, en cualquier caso, puta
no se nace, como muy acertadamente recuerda una de las entrevistadas, que antes
probó a trabajar de cuidadora. Ignoro, porque no lo precisa, si el salto
cualitativo se debió a motivos económicos o de otro tipo.
En cualquier caso, las prostitutas
son mujeres con problemas específicos y otros que se parecen mucho a los
que tiene el resto. En el estreno del cortometraje en Pamplona,
Carolina Clemente, portavoz del colectivo ”Putas en lucha” reivindicó ayudas para las mujeres que quieran dejar la prostitución, y derechos para quienes quieran ejercerla: "Necesitamos
acceso a derechos como bajas laborales por enfermedad o embarazo… Y
alternativas laborales realistas para quienes quieran abandonar la
prostitución”.
Este trabajo se llevó a
cabo entre mayo y julio de 2020, en pleno confinamiento, gracias a un
programa de crowdfunding, y se rodó íntegramente en Navarra, con
localizaciones enIruña, Valle de Imotz e Irurtzun,
y con un equipo de 40 personas, 32 de
las cuales son mujeres.
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