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Niños hambrientos, imagen de Unicef |
Naciones Unidas necesita 41.000 millones de dólares para socorrer en 2022 a 183 millones de personas víctimas de la hambruna principalmente, pero también de las consecuencias del cambio climático.
“Los desafíos son inmensos, y el horizonte es sombrío”. Pero no todo ha sido negativo. Para el diplomático británico Martin Griffiths, ex enviado especial de Naciones Unidas a Yemen y desde hace unos meses secretario general adjunto de asuntos humanitarios, “los resultados conseguidos por los trabajadores humanitarios hacen honor a la determinación y la competencia de nuestros sistema”, los equipos onusionas “han salvado vidas”, y la organización ha prestado este año ayuda alimentaria, médica y educativa, a 107 millones de personas.
Cada año, en los informes de la
ONU aparecen los mismos países –Siria, Afganistán, Haití, República Democrática
del Congo, Etiopía…pero ahora la pandemia ha conducido al mundo « al borde
del precipio” –como señalaba a finales de septiembre pasado el secretario general
de la ONU, Antonio Guterres (https://www.un.org/sg/en/node/259241), al sumarse a los conflictos armados y las catástrofes naturales y
climáticas “cada vez más severas”.
Por eso, en este momento lo más
importante es evitar que desaparezcan décadas de progresos en materia
humanitaria: “Al gunos avances conseguidos en materia de empleo, seguridad
alimentaria, educación y acceso a la salud, se han borrado. La pobreza extrema
está aumentando de nuevo tras veinte años de retrocesos- subraya el informe de
la OCHA que, entre los efectos indirectos de la pandemia, menciona la
disminución de los análisis, diagnósticos y tratamientos del Sida, la tuberculosis
y el paludismo, y la disminución en un 43% de las consultas médicas prenatales.
Sin embargo, para los
trabajadores humanitarios la mayor urgencia es la lucha contra la hambruna, que
amenaza a 45 millones de personas en 43 países, según las últimas estimaciones
del Programa Alimentario Mundial (https://ssa.foodsecurityportal.org/fr/node/1736), lo que significa tres
millones más que hace un año, procedentes esencialmente de la crisis de
Afganistán generada por el conflicto armado y la peor sequía de los últimos
veintisiete años, donde 24 millones de habitantes necesidad ayuda urgente.
Aparte de Afganistán, el país que
más preocupa a las organizaciones internacionales humanitarias es Etiopía,
« donde el conflicto entre el poder central y los rebeldes del Frente de
Liberación del pueblo de Tigray y el Ejército de liberación Oromo, iniciado hace un año, amenaza a todo el
país : « Es terrible tener que elegir entre países con necesidades
tan enormes, pero creo que Etiopía es hoy el más preocupante”, ha dicho en
rueda de prensa Martin Griffiths, quien ha estado allí hace unas semanas y ha
podido comprobar, en un centro de acogida de mujeres maltratadas, que lo que
más les preocupa es lo que van a comer cada día: “Su horizonte es la
supervivencia, no el futuro”.
En una carta abierta publicada
este 1 de diciembre de 2021 (https://www.actionagainsthunger.org.uk/press-releases/famine-action-letter?utm_source=website&utm_medium=organic_social&utm_campaign=advocacy), una quincena de organizaciones
internacionales :Acción contra el hambre, CARE International, Oxfam, Save the
Children…), y cerca de un centenar de organizaciones humanitarias de países
afectados por la hambruna, han pedido a los dirigentes mundiales que actúen: “Las
promesas del G7 no se han cumplido. Y
está claro que, desde entonces, la situación no ha hecho más que empeorar. Las
grandes declaraciones no llenan los estómagos vacíos”.
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