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Salman Rusdhie |
El 14 de
febrero de 1989, el Guía
Supremo de la revolución Islámica iraní, Imán Jomeiny, recién regresado al
país tras un largo exilio en Francia, condenó a muerte al escritor británico Salman Rusdhie por
su novela « Versos satánicos » que, entendía, « ridiculiza a Mahoma y al Corán ». Treinta
años después, sigue intacto el odio que los extremistas islámicos sienten por
el escritor.
Mediante una fatwa (decreto
religioso), el Imán Jomeiny pedía a todos los musulmanes que ejecutaran (literalmente) al autor del
libro, a los editores y a todos « cuando conocen su contenido ». La
Fundación del 15 Khordad, puso precio a la cabeza del escritor:
2,8 millones de dólares. Aterrorizado, Rusdhie « contrató guardaespaldas y
en los siguientes seis meses cambió 56 veces de domicilio”, según el digital Culturebox, suplemento cultural diario
del canal internacional France 24.
Todo comenzó en 1988 cuando el fundamentalismo
islámico no había alcanzado el volumen de hoy y un editor británico publicó esta
historia de realismo mágico de los años ‘80, las aventuras picarescas de dos
indios presuntamente fallecidos en un atentado terrorista en un avión y que,
milagrosamente, llegan sanos y salvos a una playa inglesa y se mezclan en
Londres con otros emigrantes. Una novela sobre el desarraigo del inmigrante,
que el fundamentalismo consideró « blasfema y apóstata” por su segundo
capítulo, en el que Satán engaña a un personaje vagamente ridículo llamado
Mahound –en quien los ayatolás y otros ultras creyeron ver a Mahoma-, quien
predica la creencia en otras divinidades distintas de Alá (aunque hay que dejar
constancia de que después reconoce “su error”).
El
primero en reaccionar prohibiendo la novela fue el Primer ministro indio, Rajiv
Ghandi, que necesitaba los votos musulmanes para las elecciones. Siguieron su
ejemplo los gobernantes de otros veinte países. “En enero de 1989 se quemaron
dos ejemplares en una plaza fr Bradford, al norte de Inglaterra, mientras
escritores como Susan Sontag y Tom Wolfe organizaban lecturas públicas en
Estados Unidos. En Pakistán, miles de personas atacaron el Centro Cultural estadounidense de Islamabad al grito de
“Ahorcad a Rusdhie”. Londres y Teherán rompieron relaciones diplomáticas
durante dos años. El 20 de marzo de 1989, 700 intelectuales de todo el mundo
firmaron un manifiesto apoyando el derecho a la libertad de expresión de Salman
Rusdhie. El 29 de marzo fue asesinado el clérigo Abdullah al-Ahdal, rector del
Centro Islámico de Bruselas, “moderado en relación con el caso Rusdhie”. En julio
de 1991, cuando Rusdhie comenzaba a hacer tímidas apariciones en público, Ettore Capriolo, el traductor italiano
de los “Versos, resultó gravemente herido en un atentado, el traductor japonés, Hitoshi
Igarashi, murió apuñalado y agredieron a los traductores italiano y
noruego. En 1993, Wiliam Nygaard, editor noruego de los “Versos satánicos”,
resultó gravemente herido de tres disparos en la espalda; ese mismo año, 37 personas
murieron en Turquía cuando los manifestantes que buscaban al traductor turco de
los “Versos” incendiaron un hotel.
Jomeiny murió el 3 de junio de 1989 pero al día de hoy nadie ha levantado
la fatwa sobre Salman Rusdhie (entre otras cosas porque es “teológicamente
imposible”), pese a que en 1970 publicó un ensayo titulado “De buena fe”, en el
que se explicaba; y pese a que en 1998
el gobierno presidido por Mohammad Jatamí se comprometió a no aplicar el
decreto, lo que en 2005 invalidó el actual Guía Supremo, Alí Jamenei,
asegurando que matar a Rusdhie sigue
estando autorizado por el Islam.
Cuando, en 2007, la reina de Inglaterra convirtió a
Salman Rusdhie en Lord, el gobierno iraní habló de “islamofobia” de la
soberana. En 2016, varios medios de
comunicación iraníes añadieron 600.000 dólares a la cantidad inicial ofrecida
por la cabeza del escritor, lo que ha redondeado la cifra en 3,4 millones de dólares.
Ahora, Salman Rusdhie -nacido en Bombay en una familia
musulmana y crecido en Reino Unido-, que
ha sobrevivido a varios intentos de asesinato, tiene 71 años, nacionalidad
estadounidense desde 2016 y vive en
Nueva York, dice que no quiere viviendo escondido pero continúa acompañado por
guardespaldas en lo que define como “una vida casi normal” porque puede coger
el metro: “Vivimos en un mundo en que cambian continuamente los temas de preocupación.
Hoy existen otras razones para sentir miedo, otras personas a las que matar…”
Rusdhie, quien se declara “ateo pero fascinado por los
dioses y los profetas” y se ha casado cuatro veces, tiene 18 libros publicados,
de los que 13 son novelas, y ha contado los años que vivió como un proscrito en
el último, de 2012: “Joseph Anton” (Joseph como Conrad y Anton como Chejov, sus dos escritores
preferidos), que era el pseudónimo que usó en la clandestinidad.....
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