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Brancusi, "El beso", Cementerio de Montparnasse |
La estatua
« El beso » del escultor rumano Brancusi, un bloque calcáreo de 90
centímetros de altura representando una pareja tiernamente abrazada que adorna
una tumba en un rincón de la 22 división del cementerio parisino de Montparnasse, donde
están enterrados Baudelaire, Maupassant o Serge Gainsbourg entre otros
personajes, es objeto de un pulso entre
el estado francés y los herederos de Tatiana Rachewskaïa,
una joven rusa que se suicidó en 1910 a los 23 años, según la información
publicada por el digital Culturebox.
El valor de la escultura se estima en varias decenas de millones de euros.
“El beso”
está considerada una de las mejores obras de Constantin Brancusi, escultor que
en el mercado del arte ocupa el segundo lugar después de Giacometti (el 15 de mayo de 2018, Christie’s de Nueva York vendió
la “Joven sofisticada” de Brancusi por 71 millones de dólares), pese a
que era un desconocido cuando la realizó. Por eso, el estado francés quiere que
la obra continúe presidiéndola tumba igual que lo ha hecho durante más de un
siglo porque la considera un “tesoro nacional” que forma parte de los
“monumentos históricos” de la ciudad de París, mientras que los herederos de la
difunta -que hasta ahora llevan diez años perdiendo todos los procedimientos
judiciales emprendidos - lo que
pretenden es venderla en subasta.
Hasta ahora « El beso »,
perteneciente a una serie de 40 esculturas, de entre 300 obras realizadas por Brancusi a lo largo
de su vida (1876-1957, el escultor legó la totalidad de su obra al estado
francés. Su sepultura se encuentra a unas decenas de metros de la de Tatiana Rachewskaïa, una simple losa sin escultura), ha permanecido siempre en la tumba
de la joven suicida protegida en los últimos años por una coraza de madera y
una alarma y vigilada por tres videocámaras, sin que llamara la atención de nadie.
Lo que la ha devuelto al primer plano de la actualidad ha sido la publicación
del libro de una tal Sophie Brocas titulado justamente “Le baiser”, “que mezcla
realidad y ficción y se inspira en la historia de la escultura del cementerio
de Montparnasse” (Jérôme
Dupuis, L’Express).
Según esta fuente, Tatiana Rachewskaïa, joven rusa de la buena sociedad
de Kiev, que aparece mencionada en « Los años y los hombres » del
escritor Ilya Ehrenbourg como “la hermana de mi camarada Vasea. Estuvo en la
cárcel y luego se marchó a París y se matriculó en la Facultad de Medicina ».
Protagonista de un apasionado idilio con el médico rumano del Instituto Pasteur
Solomon Marbais, amigo de Brancusi, a finales de noviembre de 1910 la encontraron
ahorcada en su habitación del Boulevard de Port-Royal.
El periodista de L’Express
cuenta que en 2005, cuando la escultura en mármol de Brancusi “El pájaro en el
espacio” se vendió en Nueva York por 2,5 millones de dólares, seis desconocidos
llegados de países del Este reclamaron a la ciudad de París sus derechos de
propiedad de la tumba de Tatiana Rachewskaïa, y por tanto d la escultura que
figura sobre ella, en calidad de descendientes de la joven rusa, que dispone de
una concesión perpetua en el cementerio. La aparición de los herederos no fue
una casualidad, los encontró “en el fondo de Rusia” el marchante Guillaume
Duhamel, quien les informó de la existencia y el valor de la
escultura, tras hacerse con una carta de la madre de Tatiana a Brancusi que
prueba que la familia pagó directamente al escultor la suma de 200 francos… “De
paso, la madre confiesa al escultor que a ella no le gusta nada su obra”. Durante
un tiempo, la familia pensó en reemplazarla por un busto de la difunta.
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