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Nadav Lapid con el Oso de Oro por "Sinónimos" |
La Berlinale -el
Festival de Cine de Berlín, uno de las grandes citas cinematográficas del año y
la primera antes de la ceremonia de entrega de los Oscar de Hollywood- ha
bajado el telón después de entregar los grandes premios : el Oso de Oro a
la película « Synónimos », del israelí Nadav Lapid, un relato
bastante autobiográfico acerca de los primeros años de su llegada a París,
donde reside desde entonces ; el
Gran Premio del Jurado a « Gracias a Dios », película del francés
Fraçois Ozon, que relata los esfuerzos de las víctimas de un cura pederasta de
la diócesis de Lión para obtener justicia ; el Oso de Plata de la mejor
puesta en escena a la alemana Angela Schanelec por « Ich war zu Hause,
aber » (Yo estaba en mi casa, pero…), película también autobiográfica, y
los premios de interpretación a Yong Mei y Wang Jinchun, la pareja de actores
de “Adios, hijo mío” (Di jiu tiang chang), del cineasta chino Wan Xiaoshuai,
relato de una familia a través de medio siglo de historia del país.
Pero, en lo relativo a
la cinematografía china, la auténtica protagonista del Festival ha sido la
ausencia de “Un segundo”, el largometraje retirado “Por razones técnicas” de la
competición el 11 de febrero, cuatro días antes de la fecha anunciada para su proyección,
realizado por el maestro Zhang Yimou (“Esposas y concubinas”, “Sorgo rojo”, Oso
de Oro en la Berlinale de 1988). “El
tono del texto leído por la actriz Juliette Binoche (presidenta del Jurado)
–escriben en el diario Le Monde- que
recuerda la intangibilidad de la libertad de creación, da a entender que de
hecho el jurado no cree en la tecnicidad de los problemas a los que debe enfrentarse el
realizador (…) que en los últimos años ha chocado varias veces con las
autoridades culturales y políticas de su país”.
La retirada de “Un
segundo” (Yi miao zhong), crítica abierta a la revolución cultural – « los
diez años (1966-1976) de caos y violencia organizada por Mao Zedong para mantenerse
en el poder », que cuenta la historia de un hombre que se escapa de un
campo de trabajo para ir al cine-, ha merecido incluso un comentario en el
diario chino nacionalista Global Times,
naturalmente fiel seguidor de las consignas del Partido y del gobierno, que
habla de “gran decepción” en el país. Para los millones de comentarios
recogidos en la versión china de las redes sociales, la desprogramación es
política. Y según el South China Morning
Post, diario de Hong Kong, después de haber firmado el permiso los censores
cambiaron de opinión y pidieron a Zhang Yimou que efectuara cortes en el
largometraje.
Pero el caso de “Un
segundo” no ha sido el único. La proyección de otra película china, “Los
mejores días” (Shao nian de ni), de Derek Kwok-cheung Tsang, sobre los
problemas de la juventud del país, que tenía que verse en la sección paralela
“Generación”, fue anulada una semana antes.
Y tampoco estos de ahora
son los primeros casos de películas chinas retiradas en el último momento de
los festivales internacionales. En 2017, la película “Dashijie” (Que tengas un
buen día), de Liu Jian, sobre las contradicciones del capitalismo en la China
contemporánea, que compitió en la Berlinale, fue desprogramada después del
Festival del Film de Animación de Annecy, porque las autoridades no concedieron
permiso para que saliera del país.
La censura se ha
reforzado en China desde 2012, coincidiendo con la llegada a la cabeza del
Partido comunista de Xi Jinping y su posterior elección para presidir el país, llevando a la cárcel y el exilio a decenas de intelectuales; en concreto, en 2016 se aprobó una ley que prohíbe las películas que incluyan
contenidos considerados perjudiciales para “la dignidad, el honor y los
intereses” del país.
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