martes, 10 de mayo de 2016

“Ahora sí, antes no”: Si pudiéramos repetir la vida



Hong Sang-soo es un genio. Ha inventado el movimiento perpetuo en el cine” (Vincent Ostria, L’Humanité)

Galardonada con el Premio a la Mejor Película en los festivales de cine de Gijón y Locarno, y con el Premio a la mejor interpretación masculina en los Asia Pacific Screen Awards 2015, “Ahora sí, antes no” nos cuenta un día en la vida de un director de cine independiente de nombre Ham Cheonsoo (Jung Jaeyoung,”Confesión de asesinato”, “Encuentro fatal”) que, por error, llega con un día de adelanto a la ciudad de Suwon, donde debe dar una conferencia. Intentando matar el tiempo libre visita un palacio y conoce a la joven artista local Yoon Heejeong (Kim Minhee, “Very ordinary couple”, “Agasshi”), con la que pasa el día visitando su estudio, cenando, bebiendo… hasta que ella plantea la pregunta cuya respuesta cambia todo: es probable que si el día comenzara de nuevo ambos se comportaran de manera diferente.

Cine elemental, intenso y fresco con situaciones realistas y personajes emocionantes (interpretados con maestría por esa pareja casi imposible de actores). Obra maestra, tragicómica, construida a base de instantes fugaces, un pincel mojado que reposa en un platillo, las humeantes tazas de té y café en la mesa todos los objetos parecen convertirse en testigos mudos del encuentro entre la joven, que de alguna manera se siente embelesada por el artista famoso, y el cineasta que, también de alguna manera, intenta seducirla y al final, cuando se va a marchar de la ciudad, le regala una frase para toda la vida: “Intenta descubrir algo en todo lo que te rodea cada segundo, cada día. Es un camino hacia la solución. También para tus miedos”.

Y, sorpresa, cuando el relato llega al final, sin ninguna explicación la película comienza de nuevo, casi idéntica: el hombre, la ciudad provinciana, la joven…casi los mismos planos aunque cambian los diálogos. Esta vez los personajes interpretan sus papeles desde otra óptica, quizá justamente la que sugerían las últimas palabras del cineasta, y se produce el milagro que da lugar a divertidas situaciones, y a la expresión de sentimientos más complejos. “Y es que, ¿Quién no querría probar la satisfacción de enmendar pasados errores y emprender el camino justo?” (Elisabeth Franck Dumas, Libération).



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