“Hong
Sang-soo es un genio. Ha inventado el movimiento perpetuo en el cine” (Vincent
Ostria, L’Humanité)
Galardonada con el Premio a la Mejor Película en los
festivales de cine de Gijón y Locarno, y con el Premio a la mejor
interpretación masculina en los Asia Pacific Screen Awards 2015, “Ahora sí,
antes no” nos cuenta un día en la vida de un director de cine independiente de
nombre Ham Cheonsoo (Jung Jaeyoung,”Confesión de asesinato”, “Encuentro fatal”)
que, por error, llega con un día de adelanto a la ciudad de Suwon, donde debe
dar una conferencia. Intentando matar el tiempo libre visita un palacio y
conoce a la joven artista local Yoon Heejeong (Kim Minhee, “Very ordinary
couple”, “Agasshi”), con la que pasa el día visitando su estudio, cenando,
bebiendo… hasta que ella plantea la pregunta cuya respuesta cambia todo: es
probable que si el día comenzara de nuevo ambos se comportaran de manera
diferente.
Cine elemental, intenso y fresco con situaciones realistas
y personajes emocionantes (interpretados con maestría por esa pareja casi imposible
de actores). Obra maestra, tragicómica, construida a base de instantes fugaces,
un pincel mojado que reposa en un platillo, las humeantes tazas de té y café en
la mesa todos los objetos parecen convertirse en testigos mudos del encuentro
entre la joven, que de alguna manera se siente embelesada por el artista
famoso, y el cineasta que, también de alguna manera, intenta seducirla y al
final, cuando se va a marchar de la ciudad, le regala una frase para toda la
vida: “Intenta descubrir algo en todo lo que te rodea cada segundo, cada día.
Es un camino hacia la solución. También para tus miedos”.
Y, sorpresa, cuando el relato llega al final, sin ninguna
explicación la película comienza de nuevo, casi idéntica: el hombre, la ciudad
provinciana, la joven…casi los mismos planos aunque cambian los diálogos. Esta
vez los personajes interpretan sus papeles desde otra óptica, quizá justamente
la que sugerían las últimas palabras del cineasta, y se produce el milagro que
da lugar a divertidas situaciones, y a la expresión de sentimientos más
complejos. “Y es que, ¿Quién no querría probar la satisfacción de enmendar
pasados errores y emprender el camino justo?” (Elisabeth Franck Dumas,
Libération).
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