
En el invierno de 2015 el paradero
de la tumba de Miguel de Cervantes seguía siendo un misterio, cuatro siglos
después de su muerte. Un equipo científico puntero busca sus huesos en un
antiguo convento de clausura, el de las Trinitarias Descalzas, en el centro de
Madrid, en el llamado Barrio de las Letras -porque en él vivieron, trabajaron o
murieron los grandes nombres del Siglo de Oro español- para en primer lugar
encontrar algún resto (o rastro) que confirmara que allí están enterrados
Miguel de Cervantes y su mujer, y también para desentrañar los muchos otros
secretos -como el enterramiento de varias decenas de niños probablemente víctimas
de epidemias o plagas- que esconden las paredes del convento, segundo en el
tiempo con el mismo nombre ya que inicialmente el edificio, inaugurado en el
siglo XVII, se encontraba muy cerca del actual.
Las pistas son equívocas y la ayuda
que encuentra el equipo en las instituciones, mínima. El primer día de
excavaciones, se produce un hallazgo que da la vuelta al mundo: una tabla con
las siglas M.C., que podría pertenecer al ataúd del escritor. A partir de ahí,
la excavación se complica. Gran parte de lo que creíamos saber sobre Cervantes
y el convento, no es cierto.
El trabajo conjunto de científicos
e historiadores desentraña los errores y misterios que han mantenido oculto el
lugar de enterramiento del escritor español más genial. Una búsqueda universal,
y a veces quijotesca, que aúna lo científico, lo humano y lo cultural.
Todo esto, los trabajos manuales de
ir retirando capas de subsuelo hasta encontrar enterramientos, los testimonios
de los científicos que participaron en el empeño, la euforia cuando avanzaban
los descubrimientos y la frustración cuando se encontraban en callejones sin
salida, la presencia de algunas monjas que, pese a ser “de clausura”, se dejan
ver, conforma el documental “Cervantes, la Búsqueda”, largometraje sobre el
mito y el hombre, dirigido por Javier Balaguer. “Un relato apasionante y
riguroso, construido con las únicas imágenes que existen de las excavaciones y
las declaraciones de testigos y protagonistas, incluido... el propio espíritu
de Miguel de Cervantes”, personificado en el actor Ramón Barea, que va
desgranando retazos de su vida y obra recitando un espléndido texto, del que es
autor Juanjo Díaz Polo.
Al iniciarse la excavación en 2015,
el equipo del documental se incrustó en el grupo científico, para registrar el
proceso completo de la investigación. Se preveía un rodaje de tres o cuatro días;
sin embargo, los hallazgos y dificultades de la búsqueda arqueológica obligaron
a estirarlo durante meses.
Además de las imágenes exclusivas
de la excavación, el documental incluye las entrevistas a los protagonistas, a
cervantistas y expertos. Igualmente, subraya la coincidencia de que la muerte
de Miguel de Cervantes y la de William Shakespeare tuvieran lugar el mismo día:
23 de abril de 1616 y, en “una comparación que sonroja”, explica los actos de
ámbito mundial impulsados por el gobierno británico, y financiados por
instituciones y la propia sociedad civil, para celebrar el Cuarto Centenario
del escritor de Stratford-upon-Avon, mientras que para el aniversario de
Cervantes no han existido ayudas gubernamentales de ningún tipo.
“Los trabajos científicos
culminaron con éxito, polémica y cierto desdén; un resultado muy cervantino. A
don Miguel se le ignoró en vida, pese a la grandeza de sus escritos. Ahora su
figura es universal y cualquier hallazgo relacionado con él da la vuelta al
mundo, pero el poder, de nuevo, lo ignora.
Interesante, apasionante y
didáctico, a la obra de Javier Barea le he encontrado una única pega: las dos
secuencias en que aparece la anterior alcaldesa madrileña, señora Botella,
totalmente innecesarias y carentes de sentido (diría que incluso rompen el hilo
del relato), a menos que haya sido el peaje obligatorio a cambio de algún tipo
de subvención, que lo explicaría aunque seguiría sin justificarlo.
De momento, el documental de Javier
Barea se va a poder ver solamente en Madrid, en el Pequeño Cinestudio
Magallanes; está previsto llevarlo después al Bellas Artes, aunque sin fecha
todavía.
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