El Museo de Bellas Artes de la
ciudad suiza de Berna, nombrado heredero universal por el coleccionista alemán
Cornelius Gurlitt, va a albergar la valiosa colección de obras de arte que originalmente
perteneció al padre de Gurlitt, muchas de las cuales fueron robadas por los
nazis a familias judías, durante la segunda guerra mundial.
Cornelius Gurlitt –quien comparte
nombre y apellido con un famoso organista- falleció en mayo de 2014 a los 81
años, dejando al museo todas las obras de arte que mantuvo escondidas durante
toda su vida, heredadas de un padre marchante de arte con pasado bastante
turbio, colaborador en algún grado del régimen nazi: Hildebrand Gurlitt recibió
de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda del Tercer Reich, el encargo de
vender en el extranjero obras de arte “degenerado” expoliadas a sus autores y
propietarios. Al parecer, Gurlitt padre se quedó con el producto de la venta de
algunas de ellas, con lo que pudo comprar otras a las familias y marchantes
judíos obligados a deshacerse de sus posesiones.
Una vez finalizada la guerra
Hildebrand Gurlitt convenció a los estadounidenses de que su abuela era judía,
por lo que se había visto perseguido. Siguió trabajando como marchante hasta
1956, cuando murió en un accidente de tráfico.
Desde los años 1960, su heredero
Cornelius, continuó comerciando con su colección en Alemania, Austria y Suiza.
Fue en 2012 cuando, en el marco de una investigación por fraude fiscal, la policía
descubrió que Gurlitt guardaba en su domicilio más de 1.400 cuadros, dibujos y
esculturas, entre las que se encontraban obras de Canaletto, Courbet, Picasso,
Matisse y Toulouse-Lautrec, entre otros, con un valor estimado de alrededor de
mil millones de euros. Una vez descubierto, decidió colaborar con la
investigación y averiguar cuáles de las obras de arte acumuladas en su
domicilio procedían de robos y saqueos llevados a cabo por los nazis.
Aceptada la herencia, el Museo de
Bellas Artes de Berna se dispone ahora a buscar a los legítimos propietarios y,
en caso de encontrarlos, devolver las obras, según informa el canal
internacional France 24. El Congreso Judío Mundial ya le ha advertido de que, aceptando
la colección Gurlitt, va a tener que enfrentarse a una serie de procesos en
cadena.
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