El viernes 31 de octubre de 2014,
el Tesoro de Su Majestad anunciaba que se disponía “a reembolsar unas obligaciones
del Estado que datan del período de entreguerras, emitidas por Churchill para
refinanciar los préstamos británicos de la Primera Guerra Mundial, pero también
de las guerras napoleónicas y de la de Crimea», informa Emmanuelle Bonneau en
el digital francés Rue 89, haciéndose eco de un artículo publicado en el diario
La Tribune, donde se precisa que se trata de obligaciones “emitidas en 1927 por
Winston Churchill para cubrir deudas contraídas en el siglo XVIII, las guerras
napoleónicas y la Primera Guerra Mundial”.
La cantidad asciende a 218 millones
de libras (277 millones de euros) que van a devolverse a los poseedores de
aquellas obligaciones, emitidas en la época de entre guerras con un interés
anual del 4%, y sin fecha de devolución. En todos los años transcurridos desde
entonces, la administración británica ha pagado unos intereses acumulados de
1.260 millones de libras, por lo que finalmente ha considerado más práctico devolver
íntegramente el capital.
Según la información de La Tribune,
entre esas obligaciones figuran “bonos nacionales de guerra” vendidos por la
corona en 1917 para financiar los gastos de la Primera Guerra Mundial, en la
que Inglaterra figuró en el bando aliado luchando contra los imperios alemán,
austro-húngaro y otomano. Pero hay otras mucho más antiguas, algunas son de
comienzos del siglo XVIII, cuando el gobierno de Londres tuvo que cubrir la
quiebra de la South Sea Company, que se encargaba del comercio con los países
de América del Sur, arruinada por la crisis financiera conocida como “la
burbuja de los Mares del Sur”. Y, finalmente, otra parte de esas obligaciones
corresponde a las deudas contraídas por el país durante las guerras
napoleónicas (principios del siglo XIX) y la guerra de Crimea (1853-1856).
Según las actuales estimaciones,
las obligaciones a pagar ahora se encuentran en manos de 11.200 personas o
entidades, que mayoritariamente las han heredado.
Pero el Reino Unido no es el único
país con deudas de guerra, que no han sido pagadas. Según una información
publicada por el diario católico francés La Croix, el historiador alemán
Albrecht Ritschl, profesor en la London School of Economics, mantiene que el
origen del milagro alemán de la posguerra hay que buscarlo en el hecho de que
el país no ha reembolsado las deudas generadas por el conflicto de 1939-1945.
En 1953, los acuerdos de Londres,
establecieron que las deudas de la Segunda Guerra Mundial (alrededor del 100%
del PIB alemán de 1938) –sin contar las reparaciones, que no se cifraron- no se
reembolsarían más que tras una eventual reunificación alemana: “Curiosamente
–dice Ritschl- a excepción de Grecia nadie mencionó el asunto ni durante, ni
después de las negociaciones 2+4, que en 1990 llevaron a la reunificación
alemana”. El canciller Helmut Kohl (1982-1998) dijo en una ocasión que si los
acreedores de 1945 reclamaban sus deudas el país iría a la quiebra (las de la
Primera guerra, reducidas a la mitad, no se terminaron de pagar hasta 2013,
según el periodista de La Croix Vincent de Féligonde).
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