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Hong Kong, manifestación del 24 de mayo 2020 |
Un proyecto de ley presentado el viernes 22 de mayo de 2020 en el
Parlamento chino, que ha celebrado su vistosa reunión anual conocida como Asamblea Popular Nacional de China (APNRPC) , esta vez con los 2987 diputados engalanados con
mascarillas (no así el presidente, Xi Jinping, ni quienes forman parte de su gobierno)
ha vuelto a sacar a las calles a los miles de militantes pro-democracia hongkoneses
que antes de la pandemia se manifestaban contra la gobernadora del territorio
semiautónomo, Carrie Lam, y su obediencia ciega a los dictados del gobierno de
Pekín. Igual que el año pasado, la policía ha echado mano de los gases
lacrimógenos para dispersarles.
El proyecto causante del malestar ciudadano se llama “Ley
de seguridad nacional” y de entrada prohíbe
“la traición, la secesión, la sedición y la subversión “. Ya tenemos suficientes
pruebas de la forma en que actúa la represión del Partido Comunista Chino, en
el poder desde tiempo inmemorial, al repartir éstas y otras definiciones que
llevan a los militantes de la oposición a los tribunales, y de ahí a los “centro
de reeducación”, herederos directos de los exilios interiores de la “revolución
cultural” de Mao Zedong (que al final resultó tener muy poco de revolución y nada de cultura: sus
víctimas fueron justamente los intelectuales y los artistas, cuya detención,
desaparición y en muchos casos ejecución, dejó al inmenso país que es China convertido
en un erial creativo).
El próximo jueves 28 de mayo, la Asamblea Nacional
tiene que pronunciarse en segunda lectura, en su sesión de clausura, sobre el
proyecto de ley de seguridad nacional. El resultado no ofrece ninguna duda, ya
que la Asamblea depende absolutamente del Partido Comunista Chino.
“¡Hemos vuelto ! Cita en las calles el 24 de mayo »,
se leía el sábado 23 en un grafitti cerca de la estación de metro de Kowloon
Tong. “No podréis matarnos a todos”, rezaba la pancarta que sujetaba una mujer
en la entrada de los almacenes Sogo.
El artículo 23 de la “ley fundamental” que desde hace
dos décadas hace las veces de Constitución en Hong Kong establece que el territorio
semiautónomo tiene que elaborar su propia ley de seguridad, pero de hecho nunca
se la cumplido.
Para los militantes pro-democracia de Hong Kong, el actual
proyecto de ley es el anuncio del fin de las libertades en la antigua colonia
británica, gobernada desde la retrocesión del 1 de julio de 1997 según el
principio de “un país, dos sistemas” -garantizado inicialmente para noventa y
nueve años- lo que para los habitantes
de la isla significaba casi un paralelismo con las democracias occidentales y,
en cualquier caso, una justicia independiente y mucha más libertad de
movimiento, expresión e información, que sus compatriotas continentales.
En señal de protesta contra el proyecto de ley, de
nuevo se reunieron cientos de manifestantes en el barrio comercial de Causeway
Bay para participar en una marcha hacia el vecino barrio de Wanchai, donde les
esperaban las mangueras de agua a presión y de gas lacrimógeno y donde se
produjeron algunas detenciones. Al mismo
tiempo, a muchos kilómetros de allí, en la Asamblea reunida en Pekín, Wang Yi, el ministro chino
de Asuntos Exteriores, pedía que la ley se aplicara “lo antes posible”.
A pesar de que en las
elecciones locales de noviembre de 2019 triunfaron los partidarios de la democracia
en la isla, las manifestaciones contra el gobierno de Xi Jinping continuaron
sucediéndose hasta que la aparición de la pandemia de Covid-19 frenó en seco el
calendario de movilizaciones en los comienzos del año 2020.
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