“La biblioteca
de los libros rechazados” ("Le mystère Henri Pick"), dirigida
por el francés Rémi Bezançon ("El primer día del resto de tu
vida"),
es una adaptación de la novela del escritor, guionista y
director David Foenkinos, protagonizada por Fabrice
Luchini ("En la casa", “Las chicas de la
sexta planta”), junto a Camille
Cottin ("Vacaciones
con mamá") y Alice
Isaaz ("Elle").
La biblioteca en cuestión está en un
pueblo de Bretaña. Es una habitación anexa a la biblioteca municipal, en la que
están catalogados una serie de manuscritos rechazados por las editoriales, que
sus autores han depositado allí voluntariamente para darles una segunda
oportunidad de existir. Una joven editora parisina (Alice Isaaz), que tiene sus
orígenes familiares en el pueblo, se entera de la existencia de esta original
biblioteca, la visita y en sus estanterías descubre una novela magistral
firmada por Henri Pick, un pizzaiolo
local fallecido quien, según su viuda, “no leyó un libro jamás y lo único que
escribió en su vida fue la lista de la compra”.
A partir de aquí, la película es una trama de suspense a la que
se incorporan nuevos personajes- como ese crítico, Jean-Michel Ruche (Fabrice
Luchini) que no se cree la historia que promociona la editorial-, todos
intentando descubrir quién era en realidad el Henri Pick que conocieron como
simple dueño de la pizzería.
Comparto con un crítico francés la idea de que
« La biblioteca de los libros rechazados » es una divertida película
de « domingo por la tarde », una investigación sin pretensiones, una
historia más de impostura literaria,
género del que en Francia tienen un espléndido antecedente en la figura del escritor
Romain Gary, quien publicó cuatro novelas con el pseudónimo de Emil Ajar (una
de ellas, “La vie devant soi”, ganó el cotizado Premio Goncourt en 1975), y
cuya auténtica identidad no se reveló hasta después de su suicidio, en el
famoso programa “Aposthophes” que presentaba Bernard Pivot.
Justamente son las dudas que plantea la novela del pizzaiolo bretón, y su forma de enfocar
el asunto en su programa semanal, lo que en la película le vale al crítico
Ruche el despido del canal televisivo, la ruptura con su novia y el descrédito
en el mundillo literario parisino
Fantasía de gentes que aman los libros y
respetan a los autores, que da al excelente actor que es Luchini la oportunidad
de convencer una vez más con la interpretación, quizá excesivamente teatral, de
ese “investigador” en modo Maigret; lo que no puede decirse de la joven actriz
Alice Isaaz, a la que el papel le viene demasiado grande.
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