En India, gran productora de granos, el 25% pasa hambre |
Se llama la paradoja de Easterlin, una observación estadística que
demuestra que el crecimiento económico no se traduce necesariamente en un
aumento del bienestar. Un problema al parecer irresoluble que ocupa los debates
entre economistas desde hace varios años, según un artículo publicado en el
periódico semanal británico The Economist del
que se hace eco Robin Lemoine en el digital francés Slate.
Dos posturas bien diferenciadas defienden o bien que el crecimiento
mejora la vida cotidiana de la gente gracias a los avances de la medicina y las
nuevas tecnologías que hacen la vida más fácil, o bien que el crecimiento
fomenta el aumento de las desigualdades, los desechos, la contaminación, etc.
El prestigioso instituto francés de investigaciones sociológicas Gallup
ha estudiado 125 países, 43 de los cuales se encuentran en la situación de la
paradoja de Easterlin, según los resultados que expuso en marzo pasado en el
World Happiness Report (https://worldhappiness.report/ed/2019/9, o lo que es igual Informe sobre la
felicidad en el mundo. En este informe sobre la felicidad correspondiente a
2019, España ocupa el lugar 30 con un índice de aumento del bienestar de 0,70
puntos (https://datosmacro.expansion.com/demografia/indice-felicidad ).
“El
informe sobre la felicidad en el mundo es una encuesta histórica sobre el
estado de la felicidad global, que clasifica a 156 países por lo felices que se
sienten sus ciudadanos. El informe está patrocinado por la Red de Soluciones de
Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en asociación con la Fundación
Illy, y redactado por un grupo de expertos independientes que actúan a título
personal”. Los datos fríos demuestran que, de media, cuanto más rico es un país
más importante resulta el bienestar d su población; pero no siempre.
Entre
los numerosos ejemplos que evidencian un aumento paralelo entre el Producto
Interior Bruto (PIB) y la felicidad, “el más significativo es el de China,
donde en diez años se ha duplicado el PIB al tiempo que el nivel de bienestar
ha aumentado un 0,43 puntos, alcanzado un score superior a 5 sobre 10”. Pero,
insistimos, no se puede generalizar esta correlación: en India, por ejemplo, “donde
el PIB crece a enorme velocidad (6.6% en 2017), el bienestar general en cambio
ha caído en 1,2 puntos”.
Por
este y otros motivos, en economía se considera al PIB como un indicador
« ciego », porque no tiene en cuenta las consecuencias, políticas,
sociales, éticas y morales de las transacciones económicas sobre las que se
calcula el PIB en un tiempo definido. Por ejemplo, si un ciclón arrasa una zona
geográfica, no se tendrá en cuenta el impacto negativo del fenómeno sobre la población
pero en cambio las reparaciones de los daños harán aumentar el PIB
inmediatamente.
Lo
que no está tan claro, naturalmente, es cómo se calcula el bienestar, la
felicidad, que es una variable totalmente subjetiva; aunque es posible precisar
algunos factores que contribuyen a aumentarla como la calidad de los servicios
públicos, la confianza en las instituciones políticas o las características del
medio ambiente.
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