“La mayor
parte de los chinos de China –escribe Marie Holzman, escritora, periodista
y traductora, presidenta de Solidarité Chine-
ha olvidado que existió un
movimiento de revindicación democrática en su país, precursor del hundimiento
del comunismo en Europa, de la caída del Muro de Berlín y de la implosión de la
URSS. En efecto, el oder chino ha jugado la carta de la desinformación y del
olvido para garantizar la peremnidad de su régimen”.
Una fotografía que forma
parte de la historia del siglo XX, la del Tank
Man, el hombre del tanque : en la mañana del 5 de junio de 1989 cinco fotógrafos y dos camarógrafos de
grandes medios internacionales inmortalizan
la imagen de un hombre solo, con unas banales bolsas de plástico en las manos,
enfrentándose a una columna de tanques
blindados que avanzaban sobre la plaza de Tiananmen, en pleno corazón de
Beijing, para protestar por la represión de las autoridades sobre los
estudiantes que llevan unas cuantas semanas manifestándose frente al ejército,
denunciando la corrupción de las élites del Partido Comunista, y pidiendo democracia. La noche anterior se ha
producido una masacre en la Plaza, con un saldo de más de 15.000 muertos.
"Yo estaba –
explicó después Arthur Sang- con otros colegas en un balcón del Hotel Beijing
cuando un periodista dijo: ‘Ese hombre está loco’. Y vimos que había un hombre
delante de los blindados ». Cuando se habla de la foto de Tank Man se está hablando del
“conjunto de imágenes que tomaron cinco fotógrafos en aquel instante. Cuatro de
ellos son conocidos: el citado Arthur Sang, Charlie Cole, Hin Wah, Jeff Widener
y Stuart Franklin”, todas parecidas. Uno más llamado Terril Jones, “mantuvo oculta durante veinte
años su foto tomada a pie de calle. Dos hombres jóvenes corren agachados, lo que indica que llovían las balas. Al
fondo, el hombre del tanque, con sus bolsas,
espera a los blindados que se recortan amenazantes al fondo. Se registraron
varios disparos hacia los balcones y otros fotógrafos decidieron quedarse
dentro. Hubo también dos camarógrafos que grabaron la escena.
Está en Youtube (https://www.youtube.com/watch?v=5GS9vEWVDqY). Cuando
los carros de combate avanzan, el tipo está plantado en medio de la calle. Al
llegar a su altura el primer blindado zigzaguea a derecha e izquierda, pero el hombre se mueve para impedirle el
paso. No
contento con eso, sube al carro, grita al interior por alguna de las escotillas
y habla con un soldado que saca la cabeza. Luego, de nuevo, regresa a su
posición frente al tanque. En el plano entran cuatro personas. Dos de ellas se
llevan al hombre del brazo y ahí se pierde su contacto para siempre”. (El Mundo, agosto 2016). Esas dos
personas pudieron ser estudiantes intentando salvarle la vida, o policías de
paisano.
El hombre y el tanque de Taiwán |
Ahora,
en estos primeros días de junio de 2019, 30 años después de aquellos
acontecimientos, un tanque de plástico hinchable rememora, en Taiwan -provincia
bastante autónoma de la República Popular de China según la ONU, que sus habitantes reivindican como
“independiente y democrática”, y donde se respeta la libertad de expresión- la
“masacre” y la escena del hombre de Tiananmen, según la información publicada
por el periodista Tom Grundy en Hong Kong
Free Press, y reproducido por el digital Global Voices.
Situado frente al memorial de Changkaichek en la
capital, Taipei, la escultura inflable del tanque y el desconocido manifestante
es obra del artista local Shake, quien ha declarado a la agencia Reuters que no
pierde la esperanza de que algún día China sea un país democrático: “Pienso que
es importante que se siga hablando de este asunto, para impedir que se olvide
lo que pasó y para recordar que el régimen chino es peligroso”.
La erección de la escultura hinchable coincide con
el Simposium Internacional del 4 de junio, que se celebra todos los años en
Taiwán y que en la edición de 2019 consiste en una vigilia a la luz de las
velas, y una serie de conferencias y seminarios que conmemoran el 30
aniversario de la masacre.
botellas con el hombre de Tiananmen serigrafiado |
Mientras, en la China continental que cada vez
avanza más en su salvaje capitalismo sui generis adornado con una represión
también salvaje, treinta años después se mantiene el tabú sobre los
acontecimientos de 1989: siguen borradas del internet local, que vigila un
ejército de más de 10.000 ciberpolicías, palabras como Tiananmén, represión, matanza…,
siguen produciéndose detenciones de periodistas que no respetan las
convenciones de autocensura, y de intelectuales y artistas que contestan el
régimen autoritario y represivo y la corrupción generalizada en las esferas de
poder, como ha sido el caso de un documentalista, detenido hace unos días por
haber retuiteado la fotografía de una botella de licor que lleva impresa la
imagen del hombre de Tiananmen.
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