La figura de Bily el Niño siempre ha fascinado al mundo del
cine, de Arthur Penn a Sam Peckinpah.
Ahora, es el consagrado actor Vincent d’Onofrio (“Men in Black”, el villano de
la serie «Daredevil ») quien se pone detrás de la cámara para contar en “Sin Piedad” (The Kid) – una producción en
la está parte del equipo de “Los siete mercenarios”- la rocambolesca vida de
quien fuera el terror del far West, interpretado en esta ocasión por Dane
DeHaan (“Valerian y la ciudad de los mil planetas”), quien comparte protagonismo con el sheriff, el
infatigable Par Garrett (Ethan Hawke, “El Reverendo”, “Boyhood”), que acabó con
la vida del forajido con un disparo en el corazón en Fort Summer, y con el adolescente
Río (Jacke Schur), un chico que recorre el suroeste de Estados Unidos para
salvar a su hermana (Leila George) de las garras de un tío despiadado (Chris
Pratt, “Jurasic World”) que pretende prostituirla al otro lado de la frontera, y que encuentra refugio a la
sombra de Billy.
De nuevo, el histórico duelo entre las dos figuras legendarias
del oeste americano a finales del siglo XIX, una época en la que eran
frecuentes los crímenes y las reyertas entre forajidos.
El joven Río, en la desesperada búsqueda de su hermana, se
encuentra con el sherif Patt Garrett, que va tras los pasos del fuera de la ley
Billy el Niño. Poco a poco, el chico se encuentra cada vez más implicado en la
vida de ambos y tendrá que elegir a uno de ellos como modelo a seguir.
No es un biopic del famoso bandido, sino un fragmento de la
historia del muchacho. De forma que el título original –The Kid, El Niño- cobra
un doble sentido al centrar el drama en el chico, quien en un confuso prólogo de la historia “podría
haber asesinado a un padre violador antes de huir con su hermana”, y después tendrá
que elegir entre “ser el último de una
larga serie de hombres podridos” o convertirse en una buena persona.
A lo largo de los años se ha hablado mucho de Billy el Niño,
nacido como Henry McCarty, un forajido al que el sherif Pat Garrett mató de un
disparo a los 21 años. En su corta carrera de crímenes mató a ocho hombres y se
convirtió en uno de los personajes más legendarios del Oeste
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