Una estudiante de derecho india ha
cortado el pene de un hombre que pretendía violarla el 19 de mayo de 2017,
según información facilitada por la policía del estado de Kerala recogida por
las grandes agencias internacionales.
La chica, de 23 años, se encontraba
en su casa de Thiruvananthapuram, la capital del estado de Kerala, en el sur de
India, cuando intentó violarla Hari Swami, un hombre de 54 años que frecuentaba
la familia asegurando que era un gurú religioso.
Según el G. Sparjan Kumar, portavoz
de la policía local, “ella cogió un cuchillo para defenderse y le cortó el
pene. El hombre, en estado grave, fue trasladado al hospital más cercano”.
La joven ha declarado que el hombre
llevaba años agrediéndola y que sus padres lo ignoraban porque tenían una confianza
ciega en el señor Swami «a quien invitaban para animar algunas ceremonias
especiales» y que acostumbraba a quedarse en la casa, una vez terminadas. La
policía le acusa de agresión sexual a una menor y violación. En ese mismo
estado, en 2016, el tribunal de Kerala condenó a un religioso a 40 años de
cárcel, por la violación de una niña de 12 años en 2014.
Tres días antes, el 16 de mayo, una
niña de 10 años, que se ha quedado embarazada como consecuencia de las
repetidas violaciones de su padrastro, pedía permiso para abortar a un juez del
distrito de Rohtak, en el estado septentrional de Haryana. La niña se quedaba
sola en casa mientras su madre iba a trabajar en las obras de la ciudad,
momento que aprovechaba el padrastro, que ya se encuentra detenido, para
violarla.
De acuerdo con fuentes policiales,
en los últimos meses han sido muchas las mujeres que han recurrido a los jueces
pidiendo autorización para abortar, por haber pasado el plazo de las 20 semanas
legales. Se trata de víctimas de violaciones y tráfico de personas. En 2015, el
tribunal Supremo autorizó que se practicara un aborto a una joven de 14 años,
que estaba embarazada de más de cinco meses.
Las agresiones sexuales a mujeres
son relativamente frecuentes en India, y causa de indignación generalizada
desde que en diciembre de 2012 se produjo la violación colectiva de una
estudiante en un autobús de Nueva Delhi, lo que favoreció la emergencia de un
movimiento social contra este tipo de delitos, y en señal de protesta por la
pasividad de la policía y los jueces en muchos de los casos. Según un portavoz
del Ministerio indio de Interior, la policía india registra una media de 50 delitos
de agresiones a mujeres diarios en la capital, Nueva Delhi, de los que al menos
cuatro son violaciones. Según otras fuentes, en 2015 se produjeron en la
capital 2.199 violaciones, lo que representa una media de seis diarias. Pese a
que en el país -que cuenta con 1.250 millones de habitantes- se denuncian
anualmente cerca de 40.000 violaciones, la mayoría de las fuentes piensan que
se trata solo de la punta del iceberg y la realidad es muy superior, porque las
víctimas se callan muchas veces para no verse estigmatizadas por su familia y
amigos.
El 15 de mayo de 2017, dos hombres
fueron detenidos por la violación y el asesinato de una joven de 23 años en la
ciudad de Sonipat, en el estado de Haryana, al norte de Nueva Delhi. La
violación tuvo lugar en el marco en una reunión, después asesinaron
salvajemente a la chica que amenazaba con denunciarles. Según el relato de la
madre de la víctima “cuando les dijo que iba a denunciarles le rompieron el
cráneo golpeándola con un ladrillo”. El cuerpo de la chica apareció tirado en
un campo cercano. La madre de la víctima había denunciado a uno de los
agresores porque presionaba a su hija para que se casara con él.
En cuanto al caso de la estudiante
de Fisioterapia violada salvajemente por seis hombres, en presencia de su
novio, en un autobús de Nueva Delhi el 16 de diciembre de 2012, que después la
golpearon con barras de hierro y la arrojaron a la calle, donde falleció, el
Tribunal Supremo acaba de confirmar la condena a muerte de cuatro de los
violadores: Akshay Thakur, Pawan Gupta, Vinay Sharma et Mukesh Singh,
originarios todos de zonas rurales pobres del interior, que vivían en un
suburbio de la capital haciendo trabajos esporádicos y mal pagados. La
sentencia, dictada en 2013, fue recurrida y finalmente apelada ante el Supremo,
que acaba de confirmarla.
Un quinto acusado, el chófer del
autobús denunciado por animar a los violadores, murió en la cárcel antes de que
comenzara el juicio. En cuanto al sexto, de 17 años en el momento de producirse
la violación colectiva, ha cumplido tres años de cárcel, la pena máxima
prevista en el código para los menores. Su liberación en 2015 provocó una
oleada de indignación en el país. Este caso obligó al gobierno a reforzar la
legislación contra las agresiones sexuales y a introducir la pena de muerte
para los casos en que la violación tuviera como consecuencia la muerte de la
víctima.
Unas 400 personas esperan al día de
hoy en el corredor de la muerte en India, aunque según fuentes judiciales las
ejecuciones en realidad son muy pocas. El último ahorcamiento tuvo lugar en
2015 y el anterior dos años antes.
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