Comedia
romántica de lo más convencional, coproducción hispano-argentina que tiene
bastante más de aquí que de allá, plagada de tópicos y lugares madrileños para
turistas (con excepción del homenaje a los cines y la librería de la calle
Martín de los Heros).
Especie
de tarjeta postal en cuyo reverso se ha escrito la historia –muy rosa- de
Marina (Marta Etura, Mientras duermes, Azul oscuro casi negro) y Víctor (Quim
Gutiérrez, Tres bodas de más, Primos) que “lo tienen todo para vivir una
hermosa historia de amor: son jóvenes, solteros, guapos y se atraen
profundamente. No tardarán en darse cuenta de que están hechos el uno para el
otro. Sólo existe un pequeño problema: Víctor y Marina son, en realidad,
personajes de ficción creados por Pablo (Ernesto Alterio. Infancia clandestina,
Los dos lados de la cama), un guionista en plena crisis sentimental al que han
encargado escribir una comedia romántica. La cuestión es: ¿Podrá escribir una
historia de amor cuando su amor ya es historia?”.
Estas,
a juzgar por la literatura que acompaña a la promoción de la película, son las
intenciones del guionista y realizador de origen argentino Alejo Flah, quien
con esta película debuta en el largometraje y ha hecho su anterior trayectoria
profesional en España participando como guionista en cortos, miniseries para la
televisión y un par de largos.
Estas
eran las ambiciones, pero el resultado se queda corto. Lo mejor el guión, como
no podía ser de otra forma.
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