“No ganas si te empeñas en perder”
El director y guionista francés Robert Guédiguian (“Ultimo verano”, “El dinero da la felicidad” “La casa junto al mar” - https://periodistas-es.com/la-casa-junto-al-mar-de-robert-guediguian-un-regreso-a-las-raices-100899, "El cumpleaños de Ariane" - https://periodistas-es.com/el-cumpleanos-de-ariane-55811) dirige a Ariane Ascaride (“Divertimento”, “Prohibido”, “La villa”, Copa Volpi a la Mejor Actriz en el Festival de Venecia), Jean-Pierre Darrousin (“Largo domingo de noviazgo”, “Gloria mundi”, “El teorema de Margarita”), Lola Naymark (El señor Ibrahim y las flores del Corán”) y Robinson Stévenin (“Las nieves del Kilimanjaro”) en la comedia coral “Que la fiesta continúe” (“Et la fête continue!), un bonito cuento que rezuma amor por todos sus poros ambientado en Marsella, metrópoli profundamente cinematográfica que además es la patria chica del realizador.
“Que
la fiesta continué” cuenta la historia de Rosa, una mujer de sesenta años, vitalista
y militante de causas justas, que ha consagrado toda su vida a la familia
y la política, con idéntico interés y dedicación. En vísperas de una fecha
electoral, ha llegado el momento de que Rosa intente, por enésima vez, lograr
que se una toda la izquierda del barrio. A punto de conseguir el objetivo, el
azar decide intervenir y Rosa se enamora de Henri, un buen tipo que además es
el padre de la novia de su hijo. Por primera vez en su vida, Rosa enfrenta el
presente con miedo a comprometer un futuro cuando menos incierto, ante la acuciante presión de su familia.
“Que
la fiesta continúe”, película que hace el número dieciocho en la extensa
carrera del realizador marsellés, quien la dedica a los habitantes de su
barrio, plantea un repertorio de cuestiones sociales –vivienda, sanidad,
educación, migrantes y exiliados, entre otros- especialmente delicados y tantas
veces ignorados por los responsables políticos, situándolos en la que es quizá
la ciudad más conflictiva del país, la urbe que el resto de franceses considera
cuna de delincuencia por excelencia y plataforma desde la que distintas drogas –blandas
y duras- inician su periplo europeo.
“Que
la fiesta continúe” es una película optimista en la que todas las historias
terminan bien, pese a que se inicia con un acontecimiento dramático que los
vecinos recuerdan como “la tragedia de la rue d’Aubagne”: aquel 5 de noviembre
de 2018 cuando se vinieron abajo los insalubres inmuebles números 63 y 65 de un
popular barrio del centro de Marsella –uno de los edificios era propiedad
municipal-, causando la muerte de ocho personas y terminando con la carrera
política del alcalde Jean-Claude Gaudin, quien llevaba encadenados cuatro
mandatos.
Es
también un relato de compromiso, sobre la familia, las familias “abiertas” que
se van ampliando con los amigos, los amigos de los amigos, los novios y las
novias de las hijas y los hijos, los vecinos que prestan la sal y piden el
favor de una silla, los habitantes del barrio con los que cruzamos saludos tempraneros,
y además toda esa izquierda que se “refunda” después de cada contienda
electoral para después ir dejando caer el ideal de unión que, en palabras que
el realizador toma prestadas del filósofo italiano Antoio Gramsci para responder
a una entrevista, “necesitamos aliar el pesimismo de la inteligencia con el
optimismo de la voluntad”.
Y,
finalmente, la película –sensible y melancólica- habla de amor, del amor a todas las edades y
en todas las circunstancias. Rosa y Henri bailan y se enamoran: “No sucede muy
frecuentemente, pero sucede”
“Esta
película –explica el veterano realizador de 70 años- no es una constatación de
todo lo que hoy no funciona. Es una película que se aventura a hacer algunas
propuestas para que las cosas vayan mejor”.
Inspirado
en la carrera política de Michèle Rubirola, elegida alcaldesa de Marsella en
2020, quien dimitió cuando solo llevaba cinco meses en el cargo, el realizador
Guediguian asegura que “comparte” todo lo que se plantea en el largometraje: “…grosso
modo la idea era: la catástrofe es inminente, y la fiesta continúa. Todo va mal
y la fiesta continúa! La fieta continúa con el signo de admiración que lleva el
título original en francés porque hay lugares en los que la fiesta continúa, y
lugares donde no continúa. Y también porque somos nosotros, los autores,
quienes decimos que debe continuar”.
Y porque en
realidad la fiesta es la lucha, el combate, la vida (…) “la fiesta
molesta a la dictadura porque es libertad, inversión de los valores y, por
tanto, peligrosa para el poder!
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