|
“Las cosas sencillas” ("Les choses simples"), la nueva película escrita y dirigida por Eric Besnard ("Delicioso", "Pastel de pera con lavanda"), es una fábula moderna -que trata de cómo nos gustaría que fuera el mundo- basada en la amistad y que incluye –además de impresionantes paisajes- reflexiones básicas sobre las diferencias entre la gran ciudad y el mundo rural (nada que ver con los agricultores que en estos días reclaman sus derechos en toda Europa), entre el empresario triunfador, poderoso, arrasador y hasta sexy en las portadas de las revistas económicas, y el robinsón versión siglo veintiuno, autosuficiente en sus muchas virtudes de supervivencia manual, interpretados con solvencia por dos actores de siempre del cine francés: Lambert Wilson (“Barbacoa de amigos”, “De Gaulle”, “Matrix revolutions”) y Grégory Gadebois (“El oficial y el espía”, “Delicioso”), junto a la actriz Marie Gillain (“El secreto de Vicky”).
Vincent (Lambert Wilson) es un hiperactivo, egocéntrico y famoso patrón de éxito en el círculo de la
aristocracia empresarial parisina, creador de la web de encuentros más famosa
del mundo que, como los personajes de las películas hollywoodienses que tratan
del poder y el dinero, compra, reflota, vende y revende, empresas, en su caso
relacionadas con los mundos de la biología y la cosmética. Una mañana, la
avería de su coche deportivo en una carretera de montaña, en mitad de ninguna
parte, interrumpe su frenético estilo de
vida. Pierre (Grégory Gadebois), que vive alejado del mundo digital en medio de
la naturaleza, acude en su ayuda y le ofrece hospitalidad. Pronto descubriremos
que la avería no ha sido solo una casualidad.
La amistad entre estos dos hombres tan opuestos
trastocará sus respectivas certezas y tanto ellos, como la intención de la
película, es preguntarnos –a todos- si realmente vivimos la vida que queremos.
El problema es que resulta difícil creer lo que nos
cuenta la comedia “Las cosas sencillas” (1). La historia es previsible y bastante
simplista, no resultan convincentes ni el encuentro de
los dos hombres ni los arquetípicos diálogos que mantienen. Ni tampoco que,
como esperábamos, el empresario descubra las bondades de una tortilla en una
vida sin teléfono móvil, reloj, ni
agenda, en plena naturaleza y temiendo ser atacado por un oso, mientras que el taciturno
barbudo eremita acabe admitiendo que tampoco estaría tan mal un poco de vida
social.
En todo caso, las interpretaciones de los dos experimentados
actores consiguen hacer simpáticos a ambos personajes, si bien un poco caricaturescos, y
se agradece el mensaje ecologista, por más simple que pueda parecer, que mandan
los inmensos paisajes de una Francia de montaña, así como la esperanza de que
puedan coexistir la modernidad y las
crisis de ansiedad, provocadas por el exceso de trabajo muchas veces inútil, con los valores esenciales.
(1) A causa de las fiestas de esta semana, “Las
cosas sencillas” –como el resto de películas de la semana- se estrenan en
Madrid el próximo miércoles, 27 de marzo de 2024.
No hay comentarios:
Publicar un comentario