|
|
|
La misma explicación de todos los años que hace Marcelo
del Discurso de Rousseau sobre el origen de la desigualdad entre los hombres se
ve interrumpida por la pregunta “Qué hacer?”, con la que una estudiante
activista interrumpe la clase recordando la pregunta, formulada por Lenin en
1902, que tanto juego ha dado a sucesivas generaciones de filósofos. La alumna
llama a sus compañeros a salir y tomar las calles al tiempo que lleva al profesor
a reflexionar sobre lo que debe hacer,
no solo en su vida profesional y personal, también en su actitud política y
social.
Marcelo compagina su actividad universitaria, pagada
tarde y mal, con las clases particulares
que, una vez por semana, imparte a una aburrida anciana que le paga en dólares
y se duerme con sus explicaciones sobre Heidegger, y con unas sesiones de
introducción a la filosofía que imparte para adultos en un barrio humilde de
Buenos Aires, al que tiene que acudir obligatoriamente acompañado de un
gendarme por decisión de las autoridades. Lo que aprovecha para formular al
auditorio la pregunta de si la presencia de un hombre armado es la única manera
que tiene el estado de proteger a sus ciudadanos. También ha aceptado sustituir
al catedrático fallecido en un encuentro en Bolivia con un grupo de habitantes
autóctonos.
Marcelo tiene un padre, una mujer feminista y militante y un hijo preadolescente al que decepciona –como todos los padres- cuando falta a la reunión en que había prometido cantar un tango para sus amigos. Un tango que flota, sin llegar a expresarse, en toda la película, y que surge naturalmente cuando el profesor de filosofía se encuentra frente al grupo de bolivianos: “Sombras que se alargan en la noche del dolor. / Náufragos del mundo que han perdido el corazón. / Torvo cementerio de las naves que al morir / sueñan sin embargo que hacía el mar han de partir”.
(1) “Puan”
se puede ver en las pantallas madrileñas a partir del miércoles 27 de marzo de
2024.
No hay comentarios:
Publicar un comentario