miércoles, 29 de abril de 2020

La pandemia se cuela en el santoral: «Covid Bryant» y «Corona», nombres para recién nacidos

Marijuana Pepsi el día de su doctorado

Covid y Corona es el nombre que han recibido dos gemelos nacidos en India el 27 de marzo de 2020. Los padres de las criaturas decidieron quedarse con los nombres que, según el canal Global News,  les había adjudicado inicialmente el personal del hospital donde nacieron. Es una información publicada en la edición canadiense del diario digital Huffington Post.
(huffingtonpost.ca/entry/pandemic-babynames_ca_5e9f642dc5b6a486d080b9c0?_guc).

"El parto fue muy complicado –ha declarado la madre de las criaturas, Preeti Verma- Mi marido y yo queríamos que el día fuera memorable, por eso les hemos puesto estos nombres ».  

Cuesta entender qué puede llevar a unos padres a elegir para sus hijos unos nombres que durante toda su vida les van a recordar la tragedia planetaria que estamos viviendo ahora por más que esperamos de corazón que haya pasado, y ni siquiera queden huellas, cuando estos bebés sean conscientes de su patronímico.

Aunque parece que se está convirtiendo en una moda. También en India, otra pareja ha llamado a su hijo recién nacido Lockdown («confinamiento» en inglés). En este caso, el padre, Omveer Singh,  lo ha hecho muy conscientemente y ha condenado a su hijo a llevar para siempre la pesada carga de “recordar a todo el mundo que tiene que tomar precauciones contra Covid-19, para protegerse y salvar a la nación” (sic), según ha declarado al periódico de Bangalore Deccan Herald..

Más rebuscado y queriendo matar dos pájaros de un tiro, una joven filipina ha bautizado a su hijo como Covid Bryant, en alusión a la pandemia y como homenaje al jugador de la NBA Kobe Bryant, fallecido el pasado 26 de enero en accidente de helicóptero.

Buscando parecidos locales, el digital francés Slate acaba recayendo en el artículo 57 del código civil galo, según el cual si bien los nombres de los niños “son elegidos por el padre y la madre” el fiscal de la República puede intervenir cuando le parezcan “contrarios al interés del niño o al derecho de terceros a que se proteja el apellido familiar”.  Así, los tribunales franceses han  rechazado, en distintas ocasiones, los nombres Mini-Cooper, Prínce-Williams y Nutella.

Por lo que respecta a España, el artículo segundo de la Ley 40/1999, de 5 de noviembre, sobre nombre y apellidos y orden de los mismos, modifica el artículo 54 de la Ley de 8 de junio de 1957, del Registro Civil, cuyo segundo párrafo queda redactado en los siguientes términos:Quedan prohibidos los nombres que objetivamente perjudiquen a la persona, así como los diminutivos o variantes familiares y coloquiales que no hayan alcanzado sustantividad, los que hagan confusa la identificación y los que induzcan en su conjunto a error en cuanto al sexo. No puede imponerse al nacido nombre que ostente uno de sus hermanos, a no ser que hubiera fallecido, así como tampoco su traducción usual a otra lengua”.

En Estados Unidos en cambio, nos informa el diario Milwaukee Journal Sentinel, una señora de 46 años llamada Marijuana Pepsi Vandyck, acaba de doctorarse en el Austin Community College con una tesis sobre “el impacto de los nombres en las personas”. Su historia es conocida desde 2009, cuando cursó un máster en Educación y explicó que nunca ha querido cambiarse el nombre y siempre ha rechazado que le llamaran María. Piensa que ha sido precisamente su nombre, difícil de llevar, lo que ha forjado su carácter.

Los afroamericanos de los barrios populares -ha resumido Marijuana Pepsi Vandick, quien actualmente dirige un programa de ayuda a estudiantes desfavorecidos en el Beloit College, una institución privada de Wisconsin, en la tesis titulada “Nombres negros en las escuelas blancas: comportamiento de los profesores y percepciones de los alumnos”-, tienen a veces nombres extraños y reconocibles como “nombres negros”, lo que les convierten en objeto de discriminación.

En esta otra historia los protagonistas son blancos y famosos, y lo cuenta el diario The Guardian. La actriz y humorista estadounidense Amy Schumer y su marido, el productor y realizador Chris Fisher, han tenido que cambiar el nombre de su último hijo, al que habían inscrito como Gene Atell, en homenaje a su amigo el cómico Dave Atell, “para evitar que tenga que ser objeto de burlas durante toda su vida”. Resulta que pronunciado en inglés americano y rápido Gene Atell es lo más parecido a « genital “.

Ya sabemos que esto de los nombres responde muchas veces a modas, y también que  muchas veces son importadas. Aquí hemos vivido enteras generaciones de Daniel y David, de Vanesa y Andrea, e incluso de María y Lola (Este último triunfa últimamente en Francia).

Desde 2014, en los países anglosajones se ha producido una avalancha de niños registrados como Khaleesi y Tyrion, nacidos de padres seguidores fervientes de la serie “Juego de Tronos”. Solo en Estados Unidos, según el canal NBC News, “en 2018, alrededor de 4.500 niños han recibido un nombre procedente de la serie, sin contar los Jon y Jamie que ya eran populares antes de que se estrenara. El que se lleva la palma es Arya, con 2545 registros, seguido de Khaleesi, nombre que llevan 560 bebés, sin contar los 19 Caleesi y los cinco Khaleesie”, con esa “e” final que seguramente tiene la función de designar el género femenino del bebé.

Y detrás vienen todos los demás: Tyrion, Yara, Lyanna, Shae, Renly, Jory, Ryrion, Brienne, Jorah, Sansa, Catelyn, Allaria, Oberyn, Nymeria…etc. etc, hasta llegar a Meryn, que solamente se ha utilizado para seis recién nacidos.

Todo esto me recuerda que en los países latinoamericanos he escuchado muchos nombres realmente bizarros como Uandolar (creo que era una chica de Nicaragua), Marielvis (ésta de Venezuela), o Suylén (nombre que lleva una de las hijas del cantautor Pablo Milanés, evidente “apaño” del muy yanqui y cincuentero nombre de Sue Ellen).




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