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Marijuana Pepsi el día de su doctorado |
Covid y Corona es el nombre que han recibido dos
gemelos nacidos en India el 27 de marzo de 2020. Los padres de las criaturas
decidieron quedarse con los nombres que, según el canal Global News, les había adjudicado inicialmente el personal
del hospital donde nacieron. Es una información publicada en la edición
canadiense del diario digital Huffington Post.
(huffingtonpost.ca/entry/pandemic-babynames_ca_5e9f642dc5b6a486d080b9c0?_guc).
"El parto fue muy complicado –ha
declarado la madre de las criaturas, Preeti Verma- Mi marido y yo queríamos que
el día fuera memorable, por eso les hemos puesto estos nombres ».
Cuesta entender qué puede llevar a unos padres a
elegir para sus hijos unos nombres que durante toda su vida les van a recordar
la tragedia planetaria que estamos viviendo ahora por más que esperamos de
corazón que haya pasado, y ni siquiera queden huellas, cuando estos bebés sean
conscientes de su patronímico.
Aunque parece que se está convirtiendo en una moda. También
en India, otra pareja ha llamado a su hijo recién nacido Lockdown («confinamiento»
en inglés). En este caso, el padre, Omveer Singh, lo ha hecho muy conscientemente y ha condenado
a su hijo a llevar para siempre la pesada carga de “recordar a todo el mundo
que tiene que tomar precauciones contra Covid-19, para protegerse y salvar a la
nación” (sic), según ha declarado al periódico de Bangalore Deccan Herald..
Más rebuscado y queriendo matar dos pájaros de un
tiro, una joven filipina ha bautizado a su hijo como Covid Bryant, en alusión a
la pandemia y como homenaje al jugador de la NBA Kobe Bryant, fallecido el
pasado 26 de enero en accidente de helicóptero.
Buscando parecidos locales, el digital francés Slate
acaba recayendo en el artículo 57 del código civil galo, según el cual si bien
los nombres de los niños “son elegidos por el padre y la madre” el fiscal de la
República puede intervenir cuando le parezcan “contrarios al interés del niño o
al derecho de terceros a que se proteja el apellido familiar”. Así, los tribunales franceses han rechazado, en distintas ocasiones, los
nombres Mini-Cooper, Prínce-Williams y Nutella.
Por lo que respecta a España, el artículo segundo de la Ley 40/1999, de 5 de noviembre,
sobre nombre y apellidos y orden de los mismos, modifica el artículo 54 de la Ley de 8 de junio de 1957, del
Registro Civil, cuyo segundo párrafo queda redactado en los siguientes términos:
“Quedan prohibidos los nombres que objetivamente perjudiquen a la persona,
así como los diminutivos o variantes familiares y coloquiales que no hayan alcanzado
sustantividad, los que hagan confusa la identificación y los que induzcan en su
conjunto a error en cuanto al sexo. No puede imponerse al nacido nombre que
ostente uno de sus hermanos, a no ser que hubiera fallecido, así como tampoco
su traducción usual a otra lengua”.
En Estados Unidos en cambio, nos
informa el diario Milwaukee Journal Sentinel, una señora de 46 años llamada
Marijuana Pepsi Vandyck, acaba de doctorarse en el Austin Community College con
una tesis sobre “el impacto de los nombres en las personas”. Su historia es
conocida desde 2009, cuando cursó un máster en Educación y explicó que nunca ha
querido cambiarse el nombre y siempre ha rechazado que le llamaran María. Piensa
que ha sido precisamente su nombre, difícil de llevar, lo que ha forjado su
carácter.
Los afroamericanos de los barrios
populares -ha resumido Marijuana Pepsi Vandick, quien actualmente dirige un
programa de ayuda a estudiantes desfavorecidos en el Beloit College, una
institución privada de Wisconsin, en la tesis titulada “Nombres negros en las
escuelas blancas: comportamiento de los profesores y percepciones de los
alumnos”-, tienen a veces nombres extraños y reconocibles como “nombres negros”,
lo que les convierten en objeto de discriminación.
En esta otra historia los protagonistas
son blancos y famosos, y lo cuenta el diario The Guardian. La actriz y
humorista estadounidense Amy Schumer y su marido, el productor y realizador
Chris Fisher, han tenido que cambiar el nombre de su último hijo, al que habían
inscrito como Gene Atell, en homenaje a su amigo el cómico Dave Atell, “para
evitar que tenga que ser objeto de burlas durante toda su vida”. Resulta que
pronunciado en inglés americano y rápido Gene Atell es lo más parecido a « genital “.
Ya sabemos que esto de los
nombres responde muchas veces a modas, y también que muchas veces son importadas. Aquí hemos vivido
enteras generaciones de Daniel y David, de Vanesa y Andrea, e incluso de María
y Lola (Este último triunfa últimamente en Francia).
Desde 2014, en los países
anglosajones se ha producido una avalancha de niños registrados como Khaleesi y
Tyrion, nacidos de padres seguidores fervientes de la serie “Juego de Tronos”.
Solo en Estados Unidos, según el canal NBC News, “en 2018, alrededor de 4.500
niños han recibido un nombre procedente de la serie, sin contar los Jon y Jamie
que ya eran populares antes de que se estrenara. El que se lleva la palma es
Arya, con 2545 registros, seguido de Khaleesi, nombre que llevan 560 bebés, sin
contar los 19 Caleesi y los cinco Khaleesie”, con esa “e” final que seguramente
tiene la función de designar el género femenino del bebé.
Y detrás vienen todos los demás: Tyrion,
Yara, Lyanna, Shae, Renly, Jory, Ryrion, Brienne, Jorah, Sansa, Catelyn,
Allaria, Oberyn, Nymeria…etc. etc, hasta llegar a Meryn, que solamente se ha
utilizado para seis recién nacidos.
Todo esto me recuerda que en los
países latinoamericanos he escuchado muchos nombres realmente bizarros como
Uandolar (creo que era una chica de Nicaragua), Marielvis (ésta de Venezuela),
o Suylén (nombre que lleva una de las hijas del cantautor Pablo Milanés,
evidente “apaño” del muy yanqui y cincuentero nombre de Sue Ellen).
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