“Canción de Nueva
York” (The Only Living Boy in New
York), la última película de Marc Webb ((“500 días juntos”, “The Amazing
Spiderman” y la reciente “Un don
excepcional”), está protagonizada por dos “clásicos” como Pierce Brosnan (“Golden
Eye”, “El escritor”) y Jeff Bridges (“El gran Lewosky”, “Comanchería”), dos discretas Kate Backinsale (“Amor y
amistad”, “Rhe Underwood”) y Cynthia Nixon (“Sexo en Nueva York”, “Historia de
una pasión”), y el joven Callum Turner (“Assassin’s Creed”).
La película saca su título
original de una canción del álbum más conocido del dúo de los años 1970 Simon
& Garfunkel: “Bridge over trouble wáter”, y pretende ser un drama elegante
sobre la clase alta neoyorquina, los “bobos” (bohemios burgueses) del Upper
West Side.
Lamentablemente, el desarrollo
folletinesco y un final más que previsible la convierten en un melodrama más,
adornado con el fondo de una banda sonora de lujo, en la que se escuchan
canciones del dúo, Lou Redd, Charles Mingus,
Bill Evans y Bob Dylan, entre otros.
El joven Thomas (Callum Turner, modelo y actor británico
conocido por su participación en series televisivas como “Guerra y Paz”), dijo
de un editor que ha tenido momentos mejores y una artista, se acaba de
licenciar y ha abandonado el lujoso domicilio de sus padres para trasladarse a
un modesto apartamento del Lower East Side, donde traba amistad con su vecino
WF, un escritor alcohólico que deambula por el barrio. El mundo del chico se
tambalea cuando descubre la relación de su padre con una joven y seductora
editora. Movido por la devoción que siente por su madre decide romper la
relación, sigue a la chica y acaba acostándose con ella, lo que desencadena una serie de acontecimientos que
acaban desempolvando los cadáveres que la familia guarda celosamente.
El cuidado reparto, la “clase” de personajes y ambientes y
la cultura más que general que se presupone en el espectador, no consiguen
sacar de la mediocridad una película que promete bastante más de lo que ofrece.
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