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Entre
los artículos más leídos durante el año en el digital VoxEurope, especializado
en información procedente de los países de la Unión Europea -que edita en
Bruselas un colectivo de profesionales, periodistas y traductores voluntarios
que se declaran independientes, dirigido por Sergio Cebrián (Director
editorial) y Gian Paolo Accardo (redactor jefe), y que cuenta en cada
uno de los países comunitarios con un responsable- se encuentra el publicado el
14 de julio de 2016 titulado “Clasificación de la integridad pública: el nuevo
mapa de la corrupción en Europa”.
El
artículo se publicó en asociación con Anticorrp, un proyecto de
investigación financiado por la Comisión Europea, creado en 2012 con el
objetivo de identificar las tendencias globales de la corrupción, así como los
países con mayores éxitos y los que tienen menos, en la lucha contra la
corrupción política, tanto en Europa como en otros lugares. Anticorrp forma
parte de la Red de investigación contra la corrupción creada por Transparency International.
En
1995 Transparency International elaboró el primer índice de percepción de la
corrupción. Desde entonces, aquel cálculo es el “parámetro de referencia para
valorar los niveles de corrupción. En aquella clasificación, Noruega ocupaba el
quinto puesto”. La nueva clasificación, en la que Noruega asciende y se coloca
en cabeza, se ha fijado de acuerdo con el nuevo índice de Integridad Pública
calculado por el proyecto Anticorrp que, según los investigadores que trabajan
en él, “mide la corrupción a través de variables objetivas en lugar de fiarse
de los niveles de percepción de la corrupción en un país” determinado.
El
nuevo índice, que tiene en cuenta los niveles de percepción y los datos del Banco
Mundial en este aspecto, entre otros, demuestra que, por ejemplo, los italianos
piensan que su gobierno es más corrupto de lo que es en realidad, mientras que
los alemanes tienen una opinión demasiado positiva de su administración.
El
nuevo índice de Anticorrp usa los datos oficiales relativos a seis parámetros
esenciales que “sirven para cuantificar la corrupción: la independencia de la
judicatura, la maquinaria administrativa, la apertura del comercio, la transparencia
de los balances, la libertad de-ciudadanía y la libertad de prensa”. Estos
criterios se han elegido en base a un contexto teórico diseñado por Alina
Mungiu-Pippidi, profesora de la Hertie School of Governance y miembro del
Centro europeo de investigación sobre la anticorrupción y el State-building.
La
corrupción sigue siendo un grave problema en Europa, dijo Mungiu Pippidi en un
encuentro sobre anticorrupción convocado por el think tank Bruegel, en
Bruselas. “A ella se debe la pérdida de al menos la mitad de la confianza en
las instituciones europeas, tras las últimas dos elecciones. Si todos los
países de la UE controlasen la corrupción en los niveles en que lo hacen los
países más avanzados, recuperaríamos inmediatamente la mitad del balance de
este año, fundamentalmente en forma de impuestos”.
En
un estudio efectuado en 28 países, Italia figura en el puesto 26 en el Índice
de percepción de la corrupción y en el número veinte en Integridad Pública;
Alemania, en cambio, aunque ocupa el sexto lugar en el Índice de percepción se
encuentra en el octavo según el criterio de Anticorrp.
Austria
desciende del décimo al décimo cuarto puesto, Bélgica del noveno al décimo
primero y Croacia del vigésimo primero al vigésimo octavo.La República Checa
sube del décimonoveno al décimoquinto.
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