martes, 12 de noviembre de 2024

“Las Margaritas”, un grito de inconformismo en la Checoeslovaquia comunista

“Sátira punk y desenfrenada que revolucionó la Nueva Ola checoslovaca”




Hay  algo de mecánico, algo como de juguete de cuerda, en las dos Marías –Marie I y Marie II- un personaje desdoblado en « Las Margaritas », película experimental  anarquista y feminista, realizada en 1966 como un anticipo  de “la primavera de Praga” por la dibujante, modelo y cineasta checoeslovaca Vera Chytilová (“Hablemos de otra cosa”, “El alma tiránica”, “Garantía de momentos placenteros”, “Expulsión del paraíso”)  -una de las representantes  de la vanguardia que anunciaba la estética punk con veinte años de adelanto,  quien prefiere definirse como individualista cuando, ignorando los códigos morales de la época provoca en el espectador una cierta forma de “malestar mezclado con el placer transgresivo de asistir a un desorden catártico” (www.lebleudumiroir.fr) , que ahora se reestrena restaurado en 4K.

“Iconoclasta, rompedora y divertidísima”, esta obra de arte tan actual hoy como en 1966 le costó a su directora siete años de censura de las autoridades comunistas que aplastaron la Primavera en un país que también estaba desdoblándose, camino de convertirse en las dos repúblicas de Chequia y Eslovenia. 

Protagonizada por las debutantes  Jitka Cerhová e Ivana Karbanová, “Las Magaritas” es un grito de refrescante  nihilismo lanzado a los cuatro vientos por dos jóvenes “depravadas” que se llaman Marie y que se visten de manera irreverente frente al conformismo autoritario de la sociedad que les rodea. Dos chicas incontrolables,  excesivas, muy vitales que, en el ambiente gris plomo que escondía el telón de acero, matan su aburrimiento aprovechándose de circunspectos “hombres maduros que las invitan a saciar su glotonería, saboteando espectáculos públicos y haciendo añicos todo lo que les pasa por la cabeza en una odisea cada vez más desenfrenada (…) de resistencia al patriarcado”. Hombres mayores a los que después dejan plantados sin posibilidad de reclamación, salvo que se arriesguen a poner al descubierto unas intenciones severamente sancionadas por la moral imperante.

“Cuando empecé a preparar “Las Margaritas”- explicaba Vera Chytilová muchos años más tarde- tenía la impresión de que con frecuencia las películas eran teatro filmado y no buscaban impresionar visualmente al espectador. El encuentro con Ester (Ester Krumbachová, guionista, decoradora, realizadora y artista plástica considerada una de las musas de la Nouvelle Vague checoeslovaca) fue esencial para mí. Entonces comprendí que cada escena debía concebirse de manera semántica, con un cierto sentido”.

Con “Las Margaritas”, tercer largometraje de su carrera, segundo de ficción,  Chytilová retrata el estado de un país depravado “un mundo tan opresor como libertario, atascado entre el deshielo y la Primavera de Praga”, en el que dos arquetipos de jóvenes atrevidas “engañan su aburrimiento organizando su suicidio social” (Estelle Bayon, analista, terapeuta y escritora, autora de “Le cinéma obscène”, editorial Champs visuels).

La importancia de esta película inclasificable es en primer lugar histórica, relato de una generación desilusionada, inconformista, que sueña con la libertad y rechaza el patriarcado, que se niega a ser invisible e ignorada, que se ofrece en espectáculo mediante la provocación, el desorden, el escándalo, los juegos y el absurdo, hasta alcanzar la autodestrucción.

Pero tiene también una importancia plástica en secuencias animadas que transfiguran la realidad de las dos jóvenes como Alicias en un país de las maravillas donde todo es hermoso: las dos Marie se divierten maquillándose, poniendo muecas, bailando un foxtrot en un club…pero también destruyendo el mundo sin sentido, quemando el decorado , destrozando los alimentos, cortando las revistas, las sábanas y los cuerpos.

En “Las Margaritas” (1), Vera Chytilová “evoca diferentes cinematografías, tanto la comicidad anárquica de los Hermanos Marx como el montaje arbitrario de un Jean-Luc Godard (pienso en “Pierrot le Fou”), la bulimia de un Marco Ferreri (“La Grande Bouffe) o el recurso al juego de un Jacques Rivette (“Céline et Julie vont en bateau”)” (www.bande-a-part.fr).

Vera Chytilova ocupa un lugar destacado en la historia del cine checo. Vanguardista, feminista, libertaria, rebelde, censurada… Nacida en 1929 y fallecida en 2014, realizó catorce largometrajes entre los que destaca “Las Margaritas”, prohibido en su día por el gobierno checoeslovaco, calificado de obra maestra vanguardista y película mítica precursora de la Primavera de Praga. A diferencia de otros cineastas que optaron por emigrar (Milos Forman, por ejemplo), Vera Chytilová se quedó en el país luchando para poder continuar haciendo cine.

Estudió filosofía y arquitectura antes de ingresar en la famosa Academia de Cine de Praga (FAMU), donde se convirtió en la primera mujer que estudió dirección en la Escuela de Cine y Televisión. Desde el inicio de su carrera, su obra se caracterizó por la provocación, la crítica a los clichés formales de la institución cinematográfica, y por reflejar fuertes valores éticos personales. Las mujeres y su posición en la sociedad son algunos de los temas centrales de una obra que incluye largometrajes, documentales y episodios de televisión, siempre con un estilo personal y crítico. Tras la Revolución de Terciopelo en 1989 se incorporó como profesora a la Academia de Cine de Praga, y en 2005 pasó a encabezar el Departamento de Dirección.

(1) “Las Margaritas” llegará a las pantallas madrileñas el próximo viernes 15 de noviembre de 2024.




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