“La cocina”, un lugar donde se fabrican
sueños rotos
“Recuerda lo que te digo. El tiempo es inevitable”
La cocina”, un excelente drama actual inspirado libremente en la obra teatral “The Kitchen”, del británico Arnold Wesker (1), escrita en 1956 en base a experiencias de migrantes de todo el mundo, presentado en la pasada edición de la Berlinale, dirigido por el mexicano Alonso Ruizpalacios (“Güeros”, Mejor Opera Prima en 2014 y Premio del Público en San Sebastián; “Museo”, Oso de Plata en 2018, “Una película de policías”, Oso de Plata y Ariel de Oro al Mejor Documental) quien, a la vista del resultado electoral de hoy mismo en Estados Unidos, ha dado en el clavo acerca de la suerte que espera a “los mojados” en la que ahora es la democracia menos demócrata del mundo, está protagonizado por Rooney Mara (“Carol”, “El callejón de las almas perdidas”) y Raúl Briones (“Una película de policías”) y Oded Fehr (saga de “la momia”), junto a un grupo considerable de actores de distintas procedencias.
En ese contexto Pedro, es un cocinero
mexicano y soñador al que responsabilizan, como al resto de sus compañeros
migrantes, de la desaparición de
ochocientos dólares de la caja. Está enamorado y tiene una relación informal
con Julia, una camarera rubia “muy americana”, lo que significa que está un peldaño por
encima de los cocineros, que se ha quedado embarazada y necesita dinero para
acudir a una clínica donde practican abortos. En una crítica leída hacen notar
que incluso la ropa es una seña de identidad de los distintos estratos
profesionales que se mueven por la película, que “las camareras van vestidas
como Jean Seberg en “À bout de soufflé”, de Jean-Luc Godard (1960), para representar
que un microcosmos puede revelar lo universal”.
Rodada en ese blanco y negro
reservado –en esta época del triunfo de los colores- para las mejores historias
de crítica social, de deshumanización del trabajo y de las barreras culturales
que no consigue salvar la rutina de las cadenas, el trabajo coral de “La cocina”, una emocionante
representación de las muchas y diferentes historias de la migración, es otro acierto más en la reconocida carrera
del cineasta Alonso Ruizpalacios, también escritor, dramaturgo y director de la compañía de
teatro “Todas las fiestas de mañana”, quien en sus días de estudiante
trabajó en una cocina de Londres, experiencia que le ha servido para dar forma
a un tributo personal “trágico y cómico
en partes iguales, a las personas invisibles en estos espacios” (.https://www.seminci.com/)
En una entrevista en “El especialito”, periódico de la
colonia hispana de New Jersey, el director Ruizpalacios dice: “quería que lo contáramos
como una especie de fábula, que fuera más allá del realismo. Entonces, el
blanco y negro, cuya temporalidad no es clara, ayuda mucho. No sabemos si está
ocurriendo hoy, o hace 20 o 30 años (…) Estuve trabajando en el guion durante
doce años (…) Hice dos viajes a Nueva York, donde entrevisté a varios cocineros
y cocineras indocumentados, muchos de ellos hablaban con humor de sus duras
experiencias (…) Allí hay una experiencia común, la situación de precariedad,
de no existir (…) Una cuarta parte de la población de Estados Unidos son
latinos, que se siguen sintiendo excluidos (…)Antes de filmar trajimos a los
actores durante un mes de la ciudad de México para que estudiaran cocina por la
mañana, y por la tarde improvisábamos”.
(1) “The
Kitchen” de Arnold Wesker --perteneciente a la generación de los
jóvenes airados que denunciaban la amargura y la frustración de la clase
trabajadora en los años ’50 de la posguerra –, ya fue llevada al cine en 1961
por el realizador británico James Hill (“The Man from Nowhere”, “Belleza negra”, “Nacida libre”), quien situó la
trama en un café del West End londinense.
(2) “La cocina” es una película muy recomendable que llegará
a los cines madrileños el próximo viernes 8 de noviembre de 2024.
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