Tras una noche loca en Las Vegas, Abby y Travis se despiertan con resaca y, oh sorpresa, casados, por lo que deciden emprender una luna de miel en México, junto a algunos amigos, para comprobar si están hechos para seguir juntos o si el matrimonio ha sido una mala idea. “Un desastre es para siempre” (Beautiful
Wedding”), segunda parte de la comedia “Maravilloso desastre”, esta dirigida
por Roger Kumble (“Sexe Intentions”)
y basada en la novela de Jamie McGuire, autora también de la primera. La
protagonizan Dylan Sprouse (“After. En mil pedazos”), Virginia Gardner (“La noche de Halloween”), Austin
North (“Outer Banks”) y Rob Estes (“90210 Beverly Hills”). Los personajes
secundarios, amigos y familiares, que debieran añadir interés a un guión que igual
podría no existir, parecen proceder de otra película, sin duda más
interesante, en la que los gags sean algo más que patosas intromisiones. En cualquier caso, esto de pasar una noche
en Las Vegas y despertarse casados en una capilla toda rosa como un caramelo
de feria, está demasiado visto y no solo en películas: yo, que soy
espectadora de series que pueden contarse con la mitad de los dedos de una
mano, he presenciado esta situación al menos en “Friends” y en “The Big Bang Theorie”.
Ergo, debe ser un recurso más que habitual y, por lo tanto, nada novedoso. Y, aparte de la boda en estado
de embriaguez, no hay nada más previsible que la hora y media que dura esta
comedia; demasiado tiempo hasta el punto de que los personajes acaban resultando
profundamente antipáticos, sus aventuras exageradas y su empatía nula: si
ellos no se soportan no hay razón alguna para que los soportemos nosotros.
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