BICICLETA
Revista de
Comunicaciones Libertarias
FUERA, PERO NO AL
MARGEN
BICICLETA,
Revista de comunicaciones libertarias, expresaba en el subtítulo su intención y
realidad. En un momento en que el movimiento libertario se estaba organizando,
fue una revista que intentó darle visibilidad en su vertiente más política o de
intervención social. BICICLETA fueron voces muy variadas, un largo período con
diferentes etapas políticas y sociales, distintas aproximaciones a la realidad
y a la movilización social, siempre intentando dar un punto de vista libertario
de la sociedad y su acontecer.
Lejos
del espectáculo undergroud de Ajoblanco y de los análisis teóricos de El viejo
topo, BICICLETA, desde una postura ideológica anarquista, se interesaba por los
movimientos obreros radicales e informaba y analizaba los movimientos sociales.
Ecología, antimilitarismo, feminismo, presos, naturismo, junto a los más
habituales de sindicalismo, acción política, internacionalismo, historia,
fueron temas habituales en sus páginas, tratando de dar voz a diferentes
sectores sociales y promover la participación de todos los libertarios aunque
los enfrentamientos en CNT hicieron que la parte de la organización ligada a la
FAI se fuera alejando de la revista, que siempre mantuvo una posición menos
dogmática respecto al movimiento libertario. La intención era llevar a los
kioscos, con una publicación periódica, los anhelos, debates, esperanzas,
certidumbres y errores del movimiento.
BICICLETA
no fue la única, pero sí la primera y la que más duró; otras iniciativas como
Historia Libertaria o Adarga tuvieron una vida más corta. El primer número de
BICICLETA lleva fecha de noviembre de 1977 y el precio en los kioskos fue de 60
pesetas; el nº 47 y último, correspondiente a junio-julio de 1982, se vendió a
150 pesetas. En la última página llevaba el siguiente aviso: BICICLETA prepara
un número especial extra abstencionista para antes de las próximas elecciones.
Nunca llegó a ver la luz.
COLECTIVOS DE MADRID,
VALENCIA Y BARCELONA
BICICLETA
fue editada por colectivos, de Madrid, Valencia y Barcelona, que dirigieron la
revista en diferentes momentos. El colectivo inicial de Madrid se formó
alrededor de Chema Elizalde, secretario de Relaciones Internacionales en el
primer Comité Nacional de CNT tras la reconstrucción, quien abandonó la revista
en el nº 8, cuando se dejó de editar en Madrid, sin embargo continuó
colaborando con ella.
Aunque
la publicación mantuvo una continuidad formal y algunos, como Emmánuel Lizcano,
participaron del primer número al último, tuvo tres momentos distintos que se
corresponden con los colectivos que aseguraron su continuidad:
La
primera etapa coincide con la efervescencia del Movimiento Libertario y la CNT.
El atentado de la sala Scala en Barcelona, en febrero de 1978, acabaría con la
etapa de crecimiento. Fue una época de mayor informalismo, que va desde el
alambicado nombre que supuestamente responde al acróstico BICICLETA (Boletín
Informativo de Comunicación Internacionalista de Comunicaciones Libertarias y
Ecologistas de Trabajadores Anarcosindicalistas) a las informaciones y análisis
carentes de firma o rubricadas por diferentes colectivos, comités, grupos o
sindicatos. Participaron en diferentes momentos Emmánuel Lizcano, Chema
Elizalde, Guillermo Armengol, Lucía Gómez, Mª Jesús Cuevas (Lucy), Isabel
Cuevas, Jorge Pleite, Tomás Lizcano, Enrique Picazo, José Antonio Riaño, José
Luis Moreno-Ruiz y Andrés de Miguel.
En
ese periodo se da una mayor sintonía con las instancias oficiales de CNT, no
sólo debido a la pertenencia de Elizalde a su Comité Nacional, sino por el
carácter multiforme de la organización que acoge todo tipo de iniciativas
culturales, históricas, políticas y sociales. Precisamente esta diversidad del
movimiento libertario se fue extinguiendo a medida que se inició un mayor
control del sector más ortodoxo y cerril, proclive a desconfiar de todo lo que
no tenía fiscalizado, que paralelamente se alejó de la revista. La etapa acabó
con el cansancio de los participantes y el agotamiento de los fondos, pues la
revista no obtuvo los retornos económicos esperados.
La
etapa editada por el colectivo de Valencia -del que formaron parte Mercedes
Arancibia, Antonio Albiñana, Javier Lerma, Eloy Casanova, José María Gorris y
PepMartinez- realizada con mayor profesionalidad, contó con la participación habitual
de destacados escritores y pensadores libertarios como Noam Chomski (12
artículos), José Peirats (10), Josep-Vicent Marques (9), Félix García y
Fernando Savater (8) y Murray Bookchin (6). Frank Mintz se integró en la
revista aunque no residía en España. El momento coincidió más o menos con el
llamado desencanto, que fue el nombre elegido para hablar de desmovilización
social, la aprobación de la Constitución, la firma de los Pactos de La Moncloa,
la mayor efervescencia de ETA en el País Vasco y el golpe de Estado del 23 de
febrero de 1981. La revista, que nunca estuvo libre de problemas económicos,
participó con mayor vigor en el debate social del momento aportando
informaciones y opiniones acerca del poder, las instituciones políticas, la
ecología o la organización económica, entre otros.
En
el momento en que Valencia pidió el relevo después de una larga trayectoria, el
colectivo de Barcelona se ofreció para asumir el reto de cumplir con el que
sería el último tramo del itinerario de la revista. Así se completaba el
círculo de la gestión de una revista hecha con la aportación de todos. Un
ejemplo práctico y real de autogestión y de reparto de responsabilidades. La
teoría hecha práctica. Se creó una sociedad cooperativa con el nombre de
“Agracia” que combinaba el término “acracia” con el de “Gracia”, el popular
barrio barcelonés donde se ubicó el local de la revista, y se editaron 5
números entre diciembre de 1981 y julio de 1982 (del 43 al 47).
Juan
Martínez Alier lideró el colectivo de Barcelona -VerenaStolke, Bolinaga,
Francesc, Mario, Lourdes, Daniel, Pep, más algunas otras personas con distintos
grados de vinculación- que se hizo cargo de la revista hasta el cierre. En ese
momento hubo un aumento significativo de la información internacional y una mayor
atención a nuevos movimientos, se incorporaron nuevas colaboraciones y se
reflexionó sobre las posibilidades de supervivencia en un momento en que el
movimiento libertario, y los movimientos de izquierda que proyectaban cambios
reales en la sociedad, eran apartados, atacados y silenciados por una deriva
política perfectamente diseñada para aparentar grandes logros sociales que
dejaran inmunes el statu quo y la mayoría de las estructuras de la dictadura.
Fue además una voz de referencia en la ecología política.
Ya
hacía tiempo que el 23-F había dejado claro, a quienes aún no se habían dado
cuenta, de hasta qué punto las viejas estructuras ordenaban el camino a seguir.
La euforia del cambio se deshinchaba como un globo y las ventas de la revista
se fueron resintiendo hasta hacer imposible su continuidad. El umbral de
rentabilidad estuvo en una tirada de alrededor de los 20.000 ejemplares, con
unas ventas en torno a 10.000 y unas 500 suscripciones. Estas cantidades
oscilaron a lo largo de la vida de la revista y permitieron su mantenimiento,
aunque sin llegar a conseguir sueldos para quienes trabajaron en ella.
Saco,
con sus singulares portadas, marcó la imagen pública de BICICLETA durante 42
números; las de Bolinaga, en la última etapa, estuvieron llenas de vida y
atractivo visual. Ambos consiguieron que la revista destacara en los kioskos. Tomás
Lizcano y Enrique Picazo se encargaron de la maquetación en Madrid desde el
número 3. Aligeraron la confección y, ante la carencia de material fotográfico,
ilustraron los artículos con dibujos y tipografías. Desde entonces, el grafismo
de BICICLETA formó parte del contenido. En Valencia, este trabajo lo llevaron a
cabo Gorris y Eloy Casanovas. En Barcelona, fue cosa de Bolinaga.
Por
imperativo legal, los directores debían ser periodistas con titulación
académica. Fueron directores de la revista: Miguel Torres (desde el nº 1 al 6),
Pilar García de la Torre (desde el nº 7 al 42), Nuria Cornet (desde el nº 43 al
47) y Javier Molina (subdirector del nº 1 al 13). Su colaboración básicamente
consistió en prestar el nombre y titulación para posibilitar la salida de la
publicación.
UN POCO DE MEMORIA
Atravesábamos
un momento histórico. La CNT, mayoritaria durante la II República, protagonista
del fracaso inicial del Golpe de Estado en lugares decisivos como Barcelona,
laminada después por la dictadura, volvía a llenar plazas de toros en las
principales ciudades con multitudes que -al margen de las previsiones y
reuniones de los partidos políticos emergentes con sus Mesas, Convergencias,
Juntas y Pactos, que incluían la repesca de una anacrónica y culpable
monarquía- confluían por diversas causas; la principal un rechazo a la
“transición” que diseñaban los poderes fácticos y el deseo de que se pareciera
lo más posible a una verdadera ”ruptura”.
Pugnaban
por cosas como una verdadera libertad sindical (contra el sindicato único
mediante el que se pretendía perpetuar el “vertical”, con la complicidad de un
sector de CCOO), el final del poder de la Iglesia en las costumbres y normas, el
fin de la represión a cualquier disidencia y la consideración de “sociales” a
los presos que llenaban las cárceles como “comunes”, víctimas de un sistema
judicial arcaico e injusto; y hasta por asuntos más inasibles como la libertad
sexual y el fin de la represión generalizada, aliada ineludible de todas las
dictaduras y dictablandas.
El
sindicato confederal se iba reconstruyendo y saliendo a la luz, con modestos
núcleos de oficio o industria, con federaciones locales y espacios de trabajo
que levantaban en su mayoría jóvenes libertarios, con la ayuda de algunos
supervivientes veteranos que salían de un exilio interior y décadas de silencio
y miedo.
Desde
aquella CNT con vocación de renovación, y desde sus aledaños libertarios,
amplios y desestructurados, el Secretario Internacional, Chema Elizalde,
consolidó un grupo en torno a la puesta en marcha de un nuevo medio de
comunicación, con vocación de durar.
La
coordinación con la Editorial CampoAbierto, facilitó la mínima estructura
formal y técnica para la realización, y los contactos de la CNT una red de
distribución, sobre todo internacional, cuyos destinatarios recibieron el nuevo
medio como agua de mayo, acostumbrados como estaban a los rancios y
triunfalistas, aunque sin duda meritorios, papeles de las estructuras
“intercontinentales” de la AIT. En sus 8 números, el colectivo de Madrid
consolidó así un nuevo medio que captó centenares de suscriptores, acudió a los
kioskos y organizó una compleja distribución regional con corresponsales profesionales.
Con
una mínima estructura seccional: noticias de acciones confederales, luchas libertarias
y contraculturales, hechos internacionales…y amplias páginas para la
colaboración con análisis antiautoritarios pegados a la actualidad e
información de las resistencias sociales.
En
suma: el intento de aportar elementos de información y debate que reflejaran una
nueva sensibilidad, difusa en la sociedad española, ansiosa de respirar a
“campoabierto”, con libertad/libertaria tras una larga noche de piedra, tratando
de conectar con las luchas reales sobre el terreno y con un cierto “aire de los
tiempos” que se respiraba en el resto del mundo.
Con
el traspaso en el número 9, lo primero que se planteó el Colectivo de Valencia
fue consolidar la labor de Madrid en el campo de distribución y suscripciones,
desarrollando las “ordinarias y de apoyo”, profesionalizando la distribución
regional, estabilizando los cobros y estableciendo una mínima y modesta
estructura “industrial” y de redacción en un espacio propio, con la intención
de:
§ Ampliar
el debate libertario, alcanzando a zonas que no necesariamente militaran en el
área cenetista, ni siquiera en alguna ortodoxia de esa familia.
§ Abrir
el debate a lo que sucedía con la reconstrucción de la CNT.
§ Desarrollar
y acomodar el aspecto informativo de la revista a las nuevas realidades
internacionales de organizaciones y luchas, al margen de etiquetas y sellos,
estimulando la respuesta y la recepción de todo lo que reflejara luchas y
acciones interesantes. Al mismo tiempo, intervenir en la información nacional
desde nuestra modestia de fuentes.
§ Recoger
aportaciones intelectuales que, más allá de lo formalmente libertario o
anarquista, coincidieran en la batalla del pensamiento o en situaciones
particulares.
La
revista se estabilizó en el diseño gráfico, ordenando levemente espacios y
asuntos: Natura, “lugar de encuentro para los amantes de lo natural”; Ágora,
espacio de rico y a veces denso debate sobre las nuevas realidades y sensibilidades,
por ejemplo sobre lo que se empezaba a llamar “el desencanto” a la hora de hablar
del fin de la dictadura, y que titulamos “El desaliento”. Apostó por nuevos
colaboradores como el sociólogo JosépVicent Marqués, la más brillante (y
malograda) pluma de su generación, que metía el bisturí en los tópicos sociales
de la transición, en una España sin remedio. Y cómo no recordar las numerosas
colaboraciones de Fernando Savater, entre ellas el artículo “Osadía Clerical”,
previamente censurado por el diario “El País”. Todo ello sin dejar de lado las
situaciones más lacerantes de una naciente “democracia” en la que estaban entre
rejas los presos sociales, o los antimilitaristas y pacifistas, como el
colaborador de la revista José Luís Navazo.
Una
de las primeras aportaciones internacionales fue la de Noam Chomsky, el pensador
más influyente y citado en la segunda mitad del siglo XX, cuyas raíces y
análisis libertarios nos interesaba compartir. Le enviamos unos números de
BICICLETA y respondió con una primera colaboración, llegada desde el MIT de
Boston; colaboración que se prolongó durante muchos números y que fueron los
primeros artículos con su firma que aparecían en España de crítica del
imperialismo norteamericano y análisis internacional, siempre con impronta
antiautoritaria y una simpatía expresa hacia el movimiento libertario español
desde las colectividades de los años 30.
Los
primeros ejemplares de BICICLETA en su nueva época recibieron un fervoroso
acuse de recibo internacional: desde el extremo norte de Europa hasta la, para
nosotros, desconocida localidad de Palmira, en el Valle del Cauca colombiano.
Con sorpresas. Desde Venezuela, dos parlamentarios del MAS (Movimiento al
Socialismo) nos escribieron, desde la Cámara, destacando el aporte de la
revista a sus debates. Uno se llamaba José Vicente Rangel, luego fue vicepresidente
con Hugo Chaves; el otro, Teodoro Petkoff, era futuro alcalde de Caracas y
serio opositor al chavismo.
Saltando
por la geografía latinoamericana cabe recordar el contacto con los Tupamaros, o
la izquierda argentina. Los primeros, con el libertario español Abrahám Guillem
y el grupo Comunidad, no dejaron nunca el contacto y la contribución a la
revista. También hubo intercambio con el sector libertario de la Confederación
de Obreros Bolivianos (COB) y con sindicalistas de Perú, que desde el exilio
reconocieron el aporte del intercambio con BICICLETA
En
Europa se estableció contacto con el ala no católica de Solidarnosc, que
representaba gente como Jacek Kuron, y con los compañeros de la
“RivistaAnarchica” y “Volontá”, publicación fundada por Malatesta, cuyo
impulsor y colaborador de BICICLETA, Amedeo Bertolo, acaba de desaparecer.
Ambos medios italianos organizaron, en la Facultad de Arquitectura de Venecia,
el memorable encuentro internacional sobre Autogestión, al que la revista fue
invitada como ponente. El sindicato sueco SAC sueca siempre estuvo cercano e
interesado en la revista.
Contamos
con la colaboración fraterna y continuada de José Peirats, reconocido como el
mayor historiador de la CNT, que envió puntualmente análisis y comentarios
hasta el final de su vida. Así como del gran historiador Frank Mintz, quien se
integró en la revista. Intensificamos el contacto y la colaboración con Juan
Martínez Alier, catedrático de la Universidad de Barcelona, quien con José Manuel
Naredo introdujo en España la Economía Ecológica, con proyección internacional
en las luchas ecológicas del planeta. Colaborador asiduo de BICICLETA, aportó
análisis políticos y sociales con un rigor y un lenguaje no exento de humor
corrosivo. Su intervención fue muy importante en el análisis del Golpe de
Estado de 1981 y en el extra siguiente, “Quien manda aquí”.
LA CNT Y EL MOVIMIENTO
LIBERTARIO EN BICICLETA
BICICLETA,
aparece asociada en parte a la editorial “Campo Abierto”, que empezó su
trayectoria con el libro “Enseñanzas de la revolución española” de Vernon
Richards. Se situaba, por lo tanto, en una corriente iconoclasta, en el sentido
de apartar el triunfalismo, el culto a las siglas y destacar las obras
colectivas edificadas por los mismos trabajadores. Intentaba abarcar el
movimiento obrero con su cultura anticatólica y antijerárquica (lo que fue la
CNT), teniendo en cuenta los cuestionamientos variopintos próximos al
anarquismo surgidos en Estados Unidos y en la Francia del Mayo de 1968. La
portada del n° 10, de noviembre de 1978, evocaba a Peirats y a Castoriadis.
Desde
el primer número, BICICLETA se convirtió en una suerte de plataforma que
ofrecía tanto indicaciones concretas de iniciativas de grupos y datos de
crecimiento de afiliación sindical, como análisis y debates con personas no
solamente serias, honradas, sino además dedicadas a consolidar la militancia
libertaria de grupos y/o sindicatos. Era también un territorio de búsqueda de
nuevos aportes de pensadores como Noam Chomsky y Pierre Clastres para presentar
las ideas y los comportamientos libertarios en consonancia con la sociedad de
la época.
La
revista abrió caminos nuevos con las Ágoras, libres y largas discusiones sobre
un tema: La familia (enero 1979), El poder (noviembre 1978), La ciudad y sus
(in)moralidades urbanas (enero 1980). Tampoco vaciló en salir del marco de la
Europa occidental presentando a menudo las luchas latinoamericanas contra el
colonialismo y el imperialismo, y planteando la explotación en los países del
socialismo real, y en la URSS.
Esta
excepcional apertura y riqueza de aportes culturales e informativos no logró
superar los enconos y mezquinos personalismos de la CNT, cuyo resurgir se fue
enfrentando a problemas arrastrados o sobrevenidos que se convirtieron en una
carga pesada, tal como un debate no cerrado sobre la historia que a la larga
fue causa de debates insoportables que la alejaban de las cuestiones del
momento y de la sensibilidad de las nuevas generaciones (el debate sobre el
papel de los sindicatos y su relación con las organizaciones ideológicas -la
FAI en primer lugar- ; la participación o no en el poder con la experiencia
traumática del final de la República sin cerrarse; la burocracia y el cruce de
intereses y ocultaciones de todos los exilios…). No hay que olvidar las
infiltraciones de todo tipo, constantes en el movimiento libertario desde
comienzos del siglo XX.
Era
preciso curar las heridas internas y no envenenarlas. El intento se puede ver a
través de títulos de artículos como: “Llamamiento a la reflexión militante”
(mayo 1978); “Causas de la crisis de la CNT”, “Por dónde habría que empezar”,
“La raíz de los problemas”, “Carta a los anarquistas” (noviembre 1978); “Hablan
los expulsados de la CNT”, “Entre todos, la mataron” (agosto 1978).
Las
tensiones culminaron en el V Congreso de CNT, en diciembre de 1979, el primero
que se celebraba no sólo tras la reconstrucción de la organización sino desde
la guerra civil que concluyó, en la práctica, con la condena de la revista por
los sectores más oficialistas, manejados por el exilio de la CNT en Francia.
BICICLETA
se planteó un seguimiento puntual, y en lo posible ecuánime, realizando un cuadernillo
central de 40 páginas en el nº Extra 23-24 de Enero de 1980, que tuvo gran eco.
Incluyó dicho cuadernillo además de un informe diario, las siguientes
informaciones: Habla el Secretariado Permanente. Entrevista al director de CNT
(periódico), a Jesús García Secretario de Relaciones internacionales saliente,
a José Bondía Secretario General de CNT electo, a Arcadio López Secretario
General de Canarias. A Emidio Santana (Portugal) Luciano Lanza (Italia)
invitados al Congreso. Información de la Semana Cultural con entrevistas a
Carlos Rama, García Rua, Peregrin Otero, Agustín García Calvo.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
COLECTIVAS
(sobre
el mundo y la vida en general y en particular).
Observación
general: se percibe en la revista un difuso rechazo de las identidades
definidas, fijas y cerradas. En parte porque así se quiere, en parte por una
como inquietud permanente y en parte por ‘falta de profesionalidad’. Así, las
secciones fijas dejan de serlo o vuelven a serlo más tarde, o cambian de
nombre. También por eso, un mismo autor puede no firmar, firmar solo con
iniciales, con seudónimo, con sólo el nombre e incluso con nombre y apellidos.
El propio nombre BICICLETA hace referencia tanto a un medio de transporte y
recreo como a un acrónimo.
Como
ocurría entonces con todo, también en BICICLETA nos íbamos inventando sobre la
marcha. Lo que empezó siendo un amontonamiento más o menos informe, con el
tiempo fue parcialmente estructurándose en secciones más o menos fijas. Así, el
universo carcelario aparece sin excepción número tras número: motines en las
cárceles, actividades de la Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL) o de la
Coordinadora de Grupos Marginados contra la Ley de Peligrosidad Social, cartas
de presos a la redacción, información sobre una comuna de expresidiarios… lo
que acabará cristalizando en una sección fija, Sin Barrotes, que incluso se
desdoblará en una segunda, Talego, para la comunicación de presos entre sí y
con el exterior. En ella alojábamos las frecuentes cartas y comunicados de
presos denunciando muertes, torturas, humillaciones… Por desgracia, las luchas
a favor de la objeción de conciencia al servicio militar acabaron vinculándose
con la lucha carcelaria, en particular a raíz del procesamiento al objetor José
Luís Navazo. Estas actividades, junto a las ligadas al movimiento contra la
OTAN y otras se encontraban en Tierra y Paz.
Otro
tanto ocurrió con la institucionalización de los debates en la sección Ágora.
Inicialmente en cada número se grababa un debate en torno a un tema, procurando
aportar distintas posiciones en controversia. En la discusión intervenían
miembros de la redacción e invitados. Como quiera que cada tema traía cola, al
consolidarse como sección a la transcripción de la grabación se fueron
añadiendo artículos, alguna entrevista, información… que enriqueciera las
perspectivas en presencia. Así aparecieron temas como las interacciones entre
anarquismo, sindicalismo, consejismo, asambleísmo…; las diferentes posiciones
en el movimiento libertario a favor o en contra de los movimientos de
liberación nacional; la actitud de distintos movimientos del área de autonomía
respecto a la organización; la tensión entre internacionalismo y españolismo (a
propósito del conflicto entre el colectivo/revista Askatasuna y la CNT de
Euzkadi); y temas como la energía, el trabajo, la violencia, la familia y/o la
comuna, el parlamentarismo y/o la abstención, los niños, literatura y poder, el
Partido Radical que asomó por los ’80, el llamado verano polaco, nuestro propio
desánimo en cierto momento, el municipalismo, los amores y amoríos, estrategias
sindicales… Ese entrelazarse de lo más íntimo y vivencial con lo más político e
institucional ha sido siempre un rasgo diferencial de lo anárquico.
En
cuestiones ecológicas sobresale la atención dedicada al muy activo movimiento
antinuclear y sus acciones contra las centrales de Cofrentes, Lemoniz o
Valdecaballeros. Destaca también el debate sobre los vínculos entre ecología y
revolución o la introducción de la original crítica de Ivan Illich al sinsentido
del automóvil. Distintas secciones fijas fueron cristalizando en este campo: La
huerta urbana, con información práctica sobre cultivos; Natura, donde se
aportaba una original reflexión teórica; Aprendamos a sobrevivir, de
orientación naturista…
El
viejo internacionalismo libertario era un rasgo clave en la revista, tanto por
la cantidad de información que llegaba a la redacción como por el propio
interés nuestro, y de los lectores, hacia lo que ocurría y se pensaba más allá
de nuestras fronteras. Nunca hubo una sección Internacional, en parte porque
ese ámbito permeaba toda la información y la reflexión teórica y en parte por
negar a ‘la nación’, implícita en el concepto ‘internacional’, cualquier
capacidad de identificación de sus habitantes. La sección dedicada a este campo
se fue llamando Estos mundos, Otros mundos… mundos que se movieran en los
márgenes del Estado-nación o en contra suya. En ella se elaboraba o recogía
información sobre la organización de la autodefensa comunal del barrio de
Christiania en Copenhague, la migración de la Comunidad del Sur uruguaya que
acabó llevándola hasta Suecia, las luchas contra la dictadura argentina, el
poderoso movimiento de autonomía en Italia y en Francia, o la propuesta del
iberismo libertario portugués de fomentar una federación de pueblos ibéricos
libres. Otras veces se traducían artículos seleccionados de A RivistaAnarchica,
Internationale Situationniste, A Sementeira… Hubo un momento en que pudimos
elaborar un número extraordinario con información casi exhaustiva sobre “El
anarquismo en el mundo”.
Capítulo
aparte merece la especial -y entonces insólita- atención dedicada a movimientos
y formas de vida indígenas al margen -o contra- los Estados que ocuparon sus
territorios: el Manifiesto de los duwani, considerado el primer manifiesto
ecologista; la Proclama de Alcatraz, firmada por “indios de todas las tribus”;
la Resolución del Parlamento Indio de América del Sur, las luchas y/o
supervivencias de esquimales, saharauis, gitanos…
Otras
secciones más o menos fijas: La pizarra, donde se colgaban cartas, información
de eventos, peticiones de contacto o de socorro, ofertas y demandas de trabajo;
Revista de revistas, con información sobre -y apoyo a- revistas más o menos
afines (Alfalfa, Askatasuna, Ucronía, Palante…); las Cartas desde los mares de
Sur que nos iba enviando Alfonso Colodrón en su internacionalismo nómada por
los pueblos de alrededor del globo, a los que le llevó el cierre de la
editorial Ruedo Ibérico; unas lecciones de esperanto que acaso nunca debieron
ofrecerse; la información de derecho laboral básico bajo el nombre No más
derechos sin deberes; una selección de Chismes viejos con caras nuevas con las
declaraciones más jugosas y recientes de los próceres nacionales y foráneos…
Cuando
la importancia u oportunidad del asunto lo aconsejaba se hicieron números
extraordinarios monotemáticos, como el mencionado panorama del anarquismo en el
mundo u otros dedicados a la autogestión, al trabajo (mayormente a una crítica
del trabajo) y al mundo campesino. El contenido de este último (en 1980) puede
dar una idea del cruce de enfoques y asuntos que era propio de la revista:
utopías agrarias, los problemas de la comida, neo-rurales, agricultura
orgánica, pastoreo, huertos urbanos, ocupaciones de tierras… En él colaboraron
firmas tan anárquicamente complementarias como Miguel Delibes, Gastón Leval,
Juan Martínez Alier y Andrés Ortíz-Osés.
Fuera
de sección, pero no por ello menos recurrentes, aparecieron temas como: todo
tipo de huelgas y sabotajes, mujeres libres y otros movimientos y luchas de
mujeres, el mundo escolar (luchas de profesores y/o estudiantes, escuelas
antiautoritarias y/o autogestinadas como la de Fregenal de la Sierra), radios
libres, comunas (agrícolas o urbanas), resistencias armadas, intervenciones
represivas (también armadas), luchas obreras, homosexualidad libre, movimientos
barriales, anti-psiquiatría, ateneos libertarios, emergencia de la nueva clase
tecno-burocrática, ocupaciones…
Para
terminar, dos palabras sobre el lenguaje. Aunque habitualmente ahormada por las
formas propias del periodismo serio y militante, no faltaban fogonazos un tanto
anárquicos o incluso pre-pos-modernos. Así, por ejemplo, los juegos de
evitación de identidades cristalizadas, ya en los nombres de los firmantes, ya en
los de las secciones fijas/variables. También los juegos con el lenguaje
invitaban a ironizar sobre las construcciones lingüísticas política y
periodísticamente correctas: “Francia: se han cometido elecciones”, “Rompan
filas” (titular de la entrevista a un objetor), “La Constitución es mentira”,
“J.T. ha sido suicidado en la parisina cárcel de La Santé”, “¡Sabotéelo vd.
mismo!”, “La política para quien la trabaja”…
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