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Foto de naciones Unidas |
El 5 de marzo de 2015 los diputados
argelinos han aprobado una ley que pretende luchar contra las agresiones a las
mujeres y especialmente contra la violencia conyugal, un crimen que en Argelia
causa cada año la muerte de entre 100 y 200 mujeres, según cifras oficiales
recogidas en una información del canal internacional France 24 y del digital
Aufaitmaroc. Una situación alarmante para la diputada Fouzia Sahnoun, de la
Agrupación Nacional Democrática (RND) quien no duda en hablar de “terrorismo
familiar”. A finales de 2014, los servicios de policía argelinos demostraron
que los problemas familiares encabezaban la lista de “motivos” de las
agresiones a mujeres, con 4.113 casos contabilizados en los nueve primeros
meses del año.
La nueva ley -que entre otras cosas
preserva los recursos económicos de la mujer frente al esposo (hasta ahora
propietario único de todos los bienes del matrimonio) e introduce la noción de
acoso en lugares públicos y acoso moral conyugal-, endurece las penas aunque
mantiene que el marido pueda quedar en libertad sin cargos si su esposa le
perdona, y ha provocado todo tipo de reacciones airadas entre los conservadores
–los islamistas, incluso, abandonaron la sala en el momento de iniciarse la
votación- que ven en ella "una dislocación de la familia", y sobre
todo una "imposición de normas occidentales", según ha manifestado el
diputado Naamane Belaouar, de la Alianza por una Argelia Verde, coalición de
partidos islamistas: “Considero que el texto es un copiar y pegar de leyes
occidentales, hechas para aplicarse en situaciones totalmente distintas”.
Para ellos, se trata de “una
intrusión inadmisible en la intimidad de la pareja contraria a los valores del
Islam”. Según el independiente Ahmed Khelif, la ley es una forma de legitimar
las relaciones extraconyugales. “Será más fácil tener una amante que casarse y
correr el riesgo de ser juzgado por cualquier cosa”.
En cambio, para el ministro de
Justicia Tayeb Louh los versos coránicos no permiten aceptar el fenómeno “cada
vez mayor en nuestra sociedad” de la violencia contra las mujeres. Después de
Túnez, Argelia es el segundo país del Maghreb que criminaliza la violencia
contra las mujeres. Como la ley es para todos, a partir de ahora quien pegue a
su pareja puede ser condenado a una pena de entre 1 y 20 años de cárcel, en
función del daño y las heridas causadas, y a cadena perpetua en caso de que la
agresión tenga como resultado la muerte. Otro artículo prevé de seis a doce
meses de cárcel para "quien ejerza presiones sobre su esposa con el fin de
disponer de sus recursos económicos".
Para algunos juristas occidentales,
aunque la ley significa un avance en el país, sus efectos se verán muy
limitados por la aparición en ella de la noción de perdón, porque “en efecto,
el perdón de la esposa pone fin a la actuación judicial en los casos menos
graves, y la aligera en los más graves”, y porque, como subraya Soumia Salhi,
sindicalista y feminista, el perdón llega siempre debido a las presiones
familiares sobre la víctima “lo que significa que está en duda la palabra de
las mujeres y envía un mensaje de impunidad a los agresores”. Por su parte,
Amnistía Internacional estima que la ley es “un paso adelante” pero condena el
parón judicial en los casos de perdón de la víctima. “A partir del momento en
que se introduce la noción de perdón, la ley pierde substancia”, argumenta el
diputado Oujdane Hamouche, del Frente de Fuerzas Socialistas (FFS) en el diario
canadiense La Presse. Por su parte, la jurista Nadia Aït Zai pide que se
mantenga la actuación pública de la fiscalía contra los agresores, también en
los casos de perdón de la víctima.
Las asociaciones feministas y ONG’s
que defienden los derechos fundamentales han aplaudido los avances de la ley
pero recuerdan que no existen en el país instituciones ni estructuras capaces
de acoger a las mujeres maltratadas, a las que en no pocas ocasiones sus
familias no solo no ayudan, sino que incluso repudian una vez que denuncia la
violencia sufrida.
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