El ataque de Al Shifa, donde
se encuentran cerca de dos mil desplazados, demuestra hasta qué punto en Gaza
no existe hoy refugio para los civiles y las dificultades que encuentran las
ONG’s para llevar a cabo su misión, dice Médicos sin Fronteras (MSF) en un
comunicado que lleva fecha del 29 de julio de 2014.
Médicos sin fronteras condena
el ataque del 28 de julio de 2014 al hospital de Al Shifa, centro de referencia
para toda la franja de Gaza, donde se encuentran trabajando sus equipos. “Este
nuevo bombardeo de una estructura sanitaria, refugio para miles de personas desde
el comienzo de la ofensiva “Barrera protectora” demuestra, una vez más, que en Gaza no hay
ningún lugar para la población civil, a la que bombardean cuando busca
protección, y hasta qué punto resulta hoy difícil intentar prestar ayuda en
Gaza”.
El 28 de julio, sigue el
comunicado, fue bombardeado el edificio de consultas externas del hospital Al
Shifa, donde el equipo de MSF trabaja junto con el personal habitual del
hospital. Aunque no hay que lamentar muertos ni heridos conviene recordar que
se trata del cuarto hospital afectado por los bombardeos israelíes de la
operación “barrera protectora”, que se inició el 8 de julio, después de los
ataques a los centros sanitarios European General, Al Aqsa y Beit Hanoun.
“Utilizar los hospitales
o sus alrededores como objetivos es una grave violación del derecho internacional humanitario que no
podemos aceptar”, ha denunciado Tommaso Fabbri, jefe de la misión de MSF en los
Territorios Palestinos. “Sean cuales sean las circunstancias, y aun más en
tiempo de guerra, deben protegerse y respetarse las estructuras y el personal
sanitario. Pero hoy en Gaza los hospitales no son los remansos de paz que
deberían ser”. Una hora después del bombardeo sobre Al Shifa se producía otro
ataque al campo de refugiados de Shati.
“Dos tercios de los heridos que he visto
llegar a Al Shifa eran niños”, constata
Michèle Beck, médico de MSF en Gaza. “Cerca de dos millones de habitantes, de
los que más de 160.000 son desplazados, viven hacinados en una franja de tierra
urbana densamente poblada, rodeada de mar y fronteras cerradas. ¿Dónde pueden
resguardarse?”, se pregunta Marie-Noëlle Rodrigue, directora de operaciones de
MSF. “El ejército israelí pide a los civiles que evacuen, que abandonen sus
casas y sus barrios. Pero ¿para ir a donde? Los habitantes de Gaza no tienen
libertad de movimientos ni pueden refugiarse en el exterior de la franja. Se
encuentran simplemente atrapados”.
El
comunicado explica que desplazarse y trabajar resulta extremadamente peligroso, tanto para MSF como
para el resto de las organizaciones médicas y humanitarias que se encuentran en
la zona, donde han matado a personal de ambulancias, locales y de la Cruz Roja
Internacional. El 20 de julio, un misil aéreo aterrizaba a escasos cien metros
de un coche de MSF, perfectamente identificado. El mismo día, un misil, que no
explotó, cayó a una decena de metros de la tienda que la organización tiene
instalada en el hospital Nasser, de Khan
Younis. En las últimas semanas, los equipos de MSF solo han podido
acudir en dos ocasiones a prestar asistencia quirúrgica en ese hospital del sur
de Gaza, a pesar de las necesidades existentes. “tenemos un equipo quirúrgico
preparado para ir a trabajar a nasser pero no podremos arriesgarnos a enviarlo
sin las garantía de seguridad de ambas partes en conflicto », lamenta Nicolas Palarus,
coordinador de proyectos de MSF en Gaza.
“La entrada de personal médico y humanitario, así como el abastecimiento
son extremadamente difíciles. Los pasos de Rafah, desde Egipto, y los de Erez y
Karem Shalom desde Israel, están parcialmente abiertos pero la gente los evita
por miedo a los bombardeos y los daños colaterales. La población está
secuestrada, casi nadie ni nada entra ni sale”, subraya Marie-Noëlle Rodrigue.
Por otra parte,
el 50% de los centros de salud e la franja de Gaza han tenido que cerrar; solo siguen
funcionando 4 de los 15 centros de la ciudad de Gaza, destinados a ocuparse de
una población de cerca de 800.000.
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