“Sátira punk y desenfrenada que revolucionó la Nueva Ola checoslovaca”
Hay algo de mecánico, algo como de juguete de cuerda, en las dos Marías –Marie I y Marie II- un personaje desdoblado en « Las Margaritas », película experimental anarquista y feminista, realizada en 1966 como un anticipo de “la primavera de Praga” por la dibujante, modelo y cineasta checoeslovaca Vera Chytilová (“Hablemos de otra cosa”, “El alma tiránica”, “Garantía de momentos placenteros”, “Expulsión del paraíso”) -una de las representantes de la vanguardia que anunciaba la estética punk con veinte años de adelanto, quien prefiere definirse como individualista cuando, ignorando los códigos morales de la época provoca en el espectador una cierta forma de “malestar mezclado con el placer transgresivo de asistir a un desorden catártico” (www.lebleudumiroir.fr) , que ahora se reestrena restaurado en 4K.
“Iconoclasta, rompedora y divertidísima”,
esta obra de arte tan actual hoy como en 1966 le costó a su directora siete
años de censura de las autoridades comunistas que aplastaron la Primavera en un
país que también estaba desdoblándose, camino de convertirse en las dos
repúblicas de Chequia y Eslovenia.
Protagonizada por las debutantes Jitka Cerhová e Ivana Karbanová,
“Las Magaritas” es un grito de refrescante nihilismo lanzado a los cuatro vientos por dos
jóvenes “depravadas” que se llaman Marie y que se visten de manera irreverente
frente al conformismo autoritario de la sociedad que les rodea. Dos chicas
incontrolables, excesivas, muy vitales
que, en el ambiente gris plomo que escondía el telón de acero, matan su
aburrimiento aprovechándose de circunspectos “hombres maduros que las invitan a
saciar su glotonería, saboteando espectáculos públicos y haciendo añicos todo
lo que les pasa por la cabeza en una odisea cada vez más desenfrenada (…) de
resistencia al patriarcado”. Hombres mayores a los que después dejan plantados
sin posibilidad de reclamación, salvo que se arriesguen a poner al descubierto
unas intenciones severamente sancionadas por la moral imperante.
“Cuando empecé a preparar “Las Margaritas”-
explicaba Vera Chytilová muchos años más tarde- tenía la impresión de que con frecuencia
las películas eran teatro filmado y no buscaban impresionar visualmente al
espectador. El encuentro con Ester (Ester Krumbachová, guionista, decoradora,
realizadora y artista plástica considerada una de las musas de la Nouvelle
Vague checoeslovaca) fue esencial para mí. Entonces comprendí que cada escena
debía concebirse de manera semántica, con un cierto sentido”.
Con “Las Margaritas”, tercer largometraje de
su carrera, segundo de ficción, Chytilová retrata el estado de un país
depravado “un mundo tan opresor como libertario, atascado entre el deshielo y
la Primavera de Praga”, en el que dos arquetipos de jóvenes atrevidas “engañan
su aburrimiento organizando su suicidio social” (Estelle Bayon, analista,
terapeuta y escritora, autora de “Le cinéma obscène”, editorial Champs
visuels).
La importancia de esta película inclasificable
es en primer lugar histórica, relato de una generación desilusionada,
inconformista, que sueña con la libertad y rechaza el patriarcado, que se niega
a ser invisible e ignorada, que se ofrece en espectáculo mediante la
provocación, el desorden, el escándalo, los juegos y el absurdo, hasta alcanzar
la autodestrucción.
Pero tiene también una importancia plástica en
secuencias animadas que transfiguran la realidad de las dos jóvenes como
Alicias en un país de las maravillas donde todo es hermoso: las dos Marie se
divierten maquillándose, poniendo muecas, bailando un foxtrot en un club…pero
también destruyendo el mundo sin sentido, quemando el decorado , destrozando
los alimentos, cortando las revistas, las sábanas y los cuerpos.
En “Las Margaritas” (1), Vera Chytilová “evoca
diferentes cinematografías, tanto la comicidad anárquica de los Hermanos Marx
como el montaje arbitrario de un Jean-Luc Godard (pienso en “Pierrot le Fou”),
la bulimia de un Marco Ferreri (“La Grande Bouffe) o el recurso al juego de un
Jacques Rivette (“Céline et Julie vont en bateau”)” (www.bande-a-part.fr).
Vera Chytilova ocupa un lugar destacado en la historia
del cine checo. Vanguardista, feminista, libertaria, rebelde, censurada… Nacida
en 1929 y fallecida en 2014, realizó catorce largometrajes entre los que
destaca “Las Margaritas”, prohibido en su día por el gobierno checoeslovaco,
calificado de obra maestra vanguardista y película mítica precursora de la
Primavera de Praga. A diferencia de otros cineastas que optaron por emigrar
(Milos Forman, por ejemplo), Vera Chytilová se quedó en el país luchando para
poder continuar haciendo cine.
Estudió
filosofía y arquitectura antes de ingresar en la famosa Academia de Cine de
Praga (FAMU), donde se convirtió en la primera mujer que estudió dirección en
la Escuela de Cine y Televisión. Desde el inicio de su carrera, su obra se
caracterizó por la provocación, la crítica a los clichés formales de la
institución cinematográfica, y por reflejar fuertes valores éticos personales.
Las mujeres y su posición en la sociedad son algunos de los temas centrales de una
obra que incluye largometrajes, documentales y episodios de televisión, siempre
con un estilo personal y crítico. Tras la Revolución de Terciopelo en 1989 se
incorporó como profesora a la Academia de Cine de Praga, y en 2005 pasó a
encabezar el Departamento de Dirección.
(1) “Las Margaritas” llegará a las pantallas madrileñas el
próximo viernes 15 de noviembre de 2024.