El actor irlandés Gabriel Byrne se transforma en Samuel Beckett en la película dirigida por James Marsh (“El proyecto Nim”, “El día de mi regreso”, “La teoría del todo”, ganador en 2009 del Oscar al Mejor Documental por “Mano n Wire”, premiado también en Sundance y en San Sebastián) sobre la vida de uno de los escritores y dramaturgos irlandeses más reconocidos (en el mismo plano que James Joyce), que se proyectó en la sesión de clausura del reciente Festival donostiarra.
“Qué catástrofe” son las
primeras palabras que, en la película, “Dance First”, pronuncia el genio
literario cuando, sentado entre los asistentes, escucha que leen su nombre como
ganador del Premio Nobel de Literatura en 1969 (existe otra versión que asegura
que estas palabras fueron pronunciadas por Suzanne, la esposa del escritor y,
en cualquier caso, parece que Beckett no asistió a la ceremonia). Las mismas
con que comienza este biopic sobre las muchas facetas del hombre que hizo decir
a uno de sus personajes “Baila primero, piensa después” –«Quizá podría bailar primero y reflexionar después”
pronuncia el vagabundo Estragón refiriéndose a Lucky, el esclavo de Pozzo- frase que da título a esta
película que prácticamente ignora toda la producción literaria de uno de los
iconos del siglo veinte, con excepción de la ya mencionada “Esperando a Godot”,
probablemente la pieza teatral más
representada en todo el mundo -desde los grupos de teatro universitario de
todas las latitudes hasta las grandes
figuras de la escena mundial- para
centrarse en su trayectoria personal de reconocido egoísta, bon vivant en el París de entreguerras,
luchador en la Resistencia francesa durante la ocupación nazi en la Segunda
Guerra mundial, mujeriego, ganador del Nobel y casi ermitaño.
Los adeptos incondicionales de
Beckett probablemente esperaban más información sobre el oficio de un autor que
formó parte de la vanguardia literaria de las primeras décadas del siglo
veinte, y sobre la forma en que supo
trasladar su espíritu a la página escrita; o, en todo caso, una desmitificación
casi herética, de un mito. Pero esta biografía se interesa más por las
relaciones personales de Beckett, y la forma en que pudieron dar algún sentido
a su obra, que por los temas y las ideas que preocuparon y en especial el lenguaje
de uno de los mejores representantes del teatro del movimiento Absurdo.
Rodada en gran parte en blanco y negro, una especie de
experiencia alucinante que durante toda la película enfrenta a Beckett con su alter ego
(también interpretado por el mismo Gabriel Byrne), reunidos en una
especie de gruta primitiva y dando paso a una conversación continua -que es
como una confesión en la que llega a preguntarse a qué o a quien debe donar el
dinero del premio- que se va transformando en una especie de viaje al pasado
del escritor mediante flashbacks: al comienzo es un Beckett joven (en este caso
interpretado por Fionn O’Shea, “Wolf”, “Normal People”) que en sus años de
formación choca frontalmente con una madre
dominante y controladora (Lisa Dwyer Hogg, “La conspiración”, “Across the
Universe”), conoce a James Joyce (Aidan Gillen, “Game of Thrones”, “Los que
quieren mi muerte”, “Barber”) -y empieza a trabajar para él- y a su hija Lucía
(Grainne Good, “Citadel”), que acabaría internada en un psiquiátrico, entabla relación con otro traductor, judío y resistente (Robert Aramayo, “El señor de los
anillos”, “Mi amiga Adèle”), que sobrevivió a los campos de la muerte y
falleció poco después de la liberación, y se encuentra con Suzanne Deschevaux-Dumesnil
(Sandrine Bonnaire, “Umami”, “Sin techo ni ley”, “El amor es mejor que la vida”),
su esposa y la mujer que mejor le comprendió a lo largo de los años y que había
contribuido a su amargura: “Tu y yo,
Sam, no estamos hechos para la victoria”.
En una suerte de homenaje a la más célebre de sus
obras, “Esperando a Godot”, la película está estructurada en capítulos, aunque
no me parece suficiente para captar la esencia de una obra tan extensa como
densa, y llena de momentos surrealistas. Uno de los aciertos de la película es
el tratamiento de la amistad de Beckett con Suzanne: una relación que, con los
años, pasa de un amor optimista y
brillante a una devoción amarga, una típica relación amor-odio. También está
presente la relación que mantuvo con Barbara Bray (Maxine Peaky,”La teoría del
todo”, “Peterloo”, “Judy”), escritora, traductora y responsable de programas dramáticos de la BBC.
« Dance First »
(1) es una película melancólica, atractiva a primera vista y bien interpretada,
que ofrece un retrato superficial, en viñetas, de la desordenada vida y las complicadas
relaciones de un Samuel Beckett irónico
y triste, vulnerable y tierno, de las personas que amó y odió, pero que ignora
voluntariamente profundizar en las complejidades de su escritura.
(1) « Dance first » se podrá ver en los
cines de Madrid a partir del próximo viernes 15 de diciembre de 2023.
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