domingo, 12 de enero de 2025

“La semilla de la higuera sagrada” de Mohammad Rasoulof : en Irán con el miedo en los talones


“La semilla de la higuera sagrada”, película rodada en

clandestinidad en Teherán, preseleccionada para competir el

próximo 3 de marzo en los Oscar representando a Alemania, país

dónde se encuentra exiliado desde mayo de 2024 el realizador iraní

Mohammad Rasoulof, ya ha ganado los premios Especial del Jurado,

del Jurado ecuménico y de la Federación Internacional de la Prensa

Cinematográfica (Fipresci) en la pasada edición del Festival de

Cannes, donde recibió una ovación de trece minutos del público

asistente; igualmente ha conseguido el Premio del Público a la mejor

película Europea en los festivales de San Sebastián, Las Palma y

Manresa, y el máximo galardón de la Espiga de Oro de Honor para

su realizador en la última Semana Internacional de Cine de

Valladolid (Seminci).

 

En su recorrido por otros certámenes ha recibido premios al

guión en los festivales de Chicago y de cine asiático de Barcelona, así

como el Premio especial del Jurado en el de Montclair, y ha sido elegida como mejor película en los de Denver, Sidney, Middleburg, Santa Fe y Lisboa.

 

Mohammad Rasoulof, sociólogo y cineasta de 52 años, (“The

Twilight”, “La isla de hierro”, “The White Meadows”, ·Goodbye”,

“Manuscripts Don’t Burn”, “Un hombre íntegro”, “Intentional

Crime”), quien hace cuatro años se alzo con el Oso de Oro en el

Festival de Berlín con “La vida de los demás”, se encuentra exiliado

desde que la justicia iraní le condenó por “colusión contra la seguridad nacional” a ocho años de cárcel además de una tanda de latigazos, una multa y el embargo de sus bienes, tras  haber denunciado “la corrupción y la incompetencia de las autoridades iraníes (1).

Después de  protagonizar una huída precipitada de Irán, y de confesar que la nominación a los premios Oscar le provoca el sentimiento contradictorio dulce-amargo de sentirse honrado y, al mismo  tiempo, tener que hacerlo desde un país que no es el suyo, en “La semilla de la higuera sagrada” -thriller social con un reparto de actores locales - Soheila Golestani, Setareh Maleki, Missagh Zareh, Mahsa Rostami, y coproducción iraní, francesa y alemana-

Mohammad Rasoulof se mete de lleno en la familia que forman el

juez de instrucción Iman y su mujer Najmeh, padres de dos hijas

adolescentes, Rezvan y Sana, quienes en secreto apoyan, sin

participar, las manifestaciones en las que, según distintas ONG, las

distintas policías que operan en el país mataron a cientos de

personas.

Cuando desaparece la pistola que el gobierno le entregó para su seguridad, el miedo de Iman se transforma en paranoia mientras en Teherán se suceden las manifestaciones y los disturbios políticos en repulsa del asesinato, en una comisaría de la capital, de la joven kurda MashaAmini. Sucesos que tensan los lazos familiares a medida que las normas sociales se desmoronan. Una vez más, el conflicto generacional le sirve al cineasta como metáfora de un retrato al natural del país.

Sin poder sacarme de la cabeza los versos de  “Baraye” (“Por… la mujer, por la vida, por la libertad” (https://youtu.be/BKo6DqTU7M8) del cantante iraní Shervin Hajipour, canción compuesta en el otoño de 2022 como un homenaje a las revueltas que en las calles y las escuelas de Teherán denunciaban, al grito de “Mujer, vida, libertad” el asesinato de la joven kurda de 22 años Masha Amini, detenida por la policía de la moral por llevar mal puesto el velo obligatorio, voy siguiendo el largometraje que nos acerca a la vida universitaria en Teherán, sacudida por las revueltas en las calles y las escuelas.

A medida que los disturbios políticos aumentan, la responsabilidad

profesional del juez Iman –en principio reticente a firmar las

órdenes de ejecución sin pruebas que le ponen delante, aunque poco

a poco va cediendo a las presiones del gobierno- empieza a afectar a

su plácida vida familiar. Cuando su pistola desaparece, sólo le queda

sospechar de las mujeres que lo rodean, imponiéndoles medidas

como las que son habituales en los interrogatorios policiales y

judiciales en Irán. Mientras las normas sociales empiezan a

desmoronarse a su alrededor, lo hace también su familia.

 

“Las semillas de la higuera sagrada”,  mezcla ficción e imágenes de violencia procedentes de documentales,  para contar la historia de una familia asustada, teniendo como fondo el movimiento de contestación desencadenado en septiembre de 2022.

 Cuando empezó la contestación, Rasoulof se encontraba en la cárcel. Una condena más de las que ha cumplido desde  que

en 2009 fue detenido por primera vez junto a otro cineasta, el célebre Jafar Panahi.  Forma parte de los artistas, de distintas especialidades, que hasta ahora se habían negado a abandonar Irán, optando por plantar cara la censura y la represión creciente, lo mismo que entre otros el rapero Toomaj Salehi, recientemente condenado a muerte.

En “Las semillas de la higuera sagrada” Mohammad Rasoulof pasa revista al régimen teocrático  represivo que existe en Irán y al miedo generalizado que muchas veces funciona como autocensdura, lo que evidentemente no ha gustado a las primeras autoridades del país que en los últimos tiempos han perseguido a los profesionales que participaron en el rodaje propiciando más exilios, entre ellos los de varios técnicos así como algunos artistas.

En declaraciones efectuadas en Cannes al diario francés Libération tras la proyección de la película que fue recibida  con unos respetuosos aplausos, Mohammad Rasoulof, quien confiesa “llevar veinte años haciendo cine clandestino”, ha dicho que “en Irán, existe siempre el factor suerte, que puede funcionar, o no, para llegar hasta el final de un proyecto. Las formas de vigilancia son muchas, la policía, los servicios secretos, que usan diferentes métodos de presión (…) Yo he aprendido a desviar su atención y escapar a su vigilancia. Pero este rodaje ha sido el más difícil de toda mi carrera (…) La libertad está por encima de todo y yo acepto pagar el precio de tenerla”.

En declaraciones a FraceInfo.Culure un  Rasoulof esperanzado manifiesta que “tenemos la suerte de vivir en un mundo donde la información circula a toda velocidad gracias a los teléfonos móviles, que están jugando un papel inmenso en la liberación de la generación joven (…) en Irán, las redes sociales representan grandes ventajas para la nueva generación, que puede rápidamente encontrarse y tomar conciencia (…) El régimen iraní invierte mucho en propaganda, creando informaciones falsas para sembrar confusión (…) Necesitamos tiempo, pero yo mantengo la confianza”.

 

 

 (1) Anteriormente, en 2010, Mohammad Rasoulof fue detenido en el

set mientras se encontraba rodando, acusado de filmar sin permiso y

condenado a seis años de cárcel, reducidos a uno en la apelación; en

septiembre de 2017 le confiscaron el pasaporte cuando regresaba a

Irán, tras participar en un certamen internacional, y le prohibieron

volver a salir del país.

Acusado de “reunión y confabulación contra la seguridad nacional y de propaganda contra el sistema, tras el estreno de la película “Unhombre íntegro, el Tribunal Revolucionario Islámico le condenó en junio de 2019 a un año de cárcel y dos de prohibición de viajar fuera del país, así como a no participar en actividades sociales y políticas En aquella ocasión acudió al tribunal acompañado por algunos de los cineastas iraníes más reconocidos como Kianush Ayyari, Majid Barzegar, Reza Dormishian, Asghar Parhadi, Bahman Farmanara, Rakhshan Banietemad, Fatemeh Motamed Arya, Jafar Panahi y Hasan Piurshirazi. Por tres de sus películas, consideradas

“propaganda contra el sistema”, en marzo de 2020 fue condenado a

un año de cárcel y la prohibición de volver a filmar durante dos años.

 

(2) “La semilla de la higuera sagrada” se puede ver en los cines de Madrid a partir del próximo viernes 17 de enero de 2025.




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