“La semilla de la higuera sagrada”, película rodada en
clandestinidad en Teherán, preseleccionada para competir el
próximo 3 de marzo en los Oscar representando a Alemania,
país
dónde se encuentra exiliado desde mayo de 2024 el realizador
iraní
Mohammad Rasoulof, ya ha ganado los premios Especial del
Jurado,
del Jurado ecuménico y de la Federación Internacional de la
Prensa
Cinematográfica (Fipresci) en la pasada edición del Festival
de
Cannes, donde recibió una ovación de trece minutos del
público
asistente; igualmente ha conseguido el Premio del Público a
la mejor
película Europea en los festivales de San Sebastián, Las
Palma y
Manresa, y el máximo galardón de la Espiga de Oro de Honor
para
su realizador en la última Semana Internacional de Cine de
Valladolid (Seminci).
En su recorrido por otros certámenes ha recibido
premios al
guión en los festivales de Chicago y de cine
asiático de Barcelona, así
como el Premio especial del Jurado en el de Montclair,
y ha sido elegida como mejor película en los de Denver, Sidney, Middleburg,
Santa Fe y Lisboa.
Mohammad Rasoulof, sociólogo y cineasta de 52
años, (“The
Twilight”, “La isla de hierro”, “The White
Meadows”, ·Goodbye”,
“Manuscripts Don’t Burn”, “Un hombre íntegro”,
“Intentional
Crime”), quien hace cuatro años se alzo con el
Oso de Oro en el
Festival de Berlín con “La vida de los demás”,
se encuentra exiliado
desde que la justicia iraní le condenó por “colusión contra
la seguridad nacional” a ocho años de cárcel además de una tanda de latigazos,
una multa y el embargo de sus bienes, tras haber denunciado “la corrupción y la
incompetencia de las autoridades iraníes (1).
Después de protagonizar una huída precipitada de Irán, y
de confesar que la nominación a los premios Oscar le provoca el sentimiento contradictorio
dulce-amargo de sentirse honrado y, al mismo
tiempo, tener que hacerlo desde un país que no es el suyo, en “La semilla
de la higuera sagrada” -thriller social con un reparto de actores locales - Soheila
Golestani, Setareh Maleki, Missagh Zareh, Mahsa Rostami, y coproducción iraní,
francesa y alemana-
Mohammad Rasoulof se mete de lleno en la familia
que forman el
juez de instrucción Iman y su mujer Najmeh,
padres de dos hijas
adolescentes, Rezvan y Sana, quienes en secreto
apoyan, sin
participar, las manifestaciones en las que,
según distintas ONG, las
distintas policías que operan en el país mataron
a cientos de
personas.
Cuando desaparece la pistola que el gobierno le entregó para
su seguridad, el miedo de Iman se transforma en paranoia mientras en Teherán se
suceden las manifestaciones y los disturbios políticos en repulsa del asesinato,
en una comisaría de la capital, de la joven kurda MashaAmini. Sucesos que
tensan los lazos familiares a medida que las normas sociales se desmoronan. Una
vez más, el conflicto generacional le sirve al cineasta como metáfora de un
retrato al natural del país.
Sin poder sacarme de la cabeza los versos de “Baraye” (“Por… la mujer, por la vida, por la
libertad” (https://youtu.be/BKo6DqTU7M8) del cantante iraní Shervin Hajipour,
canción compuesta en el otoño de 2022 como un homenaje a las revueltas que en
las calles y las escuelas de Teherán denunciaban, al grito de “Mujer, vida,
libertad” el asesinato de la joven kurda de 22 años Masha Amini, detenida por la
policía de la moral por llevar mal puesto el velo obligatorio, voy siguiendo el
largometraje que nos acerca a la vida universitaria en Teherán, sacudida por
las revueltas en las calles y las escuelas.
A medida que los disturbios políticos aumentan, la
responsabilidad
profesional del juez Iman –en principio reticente a firmar
las
órdenes de ejecución sin pruebas que le ponen delante,
aunque poco
a poco va cediendo a las presiones del gobierno- empieza a
afectar a
su plácida vida familiar. Cuando su pistola desaparece, sólo
le queda
sospechar de las mujeres que lo rodean, imponiéndoles
medidas
como las que son habituales en los interrogatorios
policiales y
judiciales en Irán. Mientras las normas sociales empiezan a
desmoronarse a su alrededor, lo hace también su familia.
“Las semillas de la higuera sagrada”, mezcla ficción e imágenes de violencia procedentes
de documentales, para contar la historia
de una familia asustada, teniendo como fondo el movimiento de contestación desencadenado
en septiembre de 2022.
Cuando empezó la
contestación, Rasoulof se encontraba en la cárcel. Una condena más de las que
ha cumplido desde que
en 2009 fue detenido por primera vez junto a otro cineasta,
el célebre Jafar Panahi. Forma parte de
los artistas, de distintas especialidades, que hasta ahora se habían negado a
abandonar Irán, optando por plantar cara la censura y la represión creciente,
lo mismo que entre otros el rapero Toomaj Salehi, recientemente condenado a
muerte.
En “Las semillas de la higuera sagrada” Mohammad Rasoulof
pasa revista al régimen teocrático represivo que existe en Irán y al miedo
generalizado que muchas veces funciona como autocensdura, lo que evidentemente
no ha gustado a las primeras autoridades del país que en los últimos tiempos han
perseguido a los profesionales que participaron en el rodaje propiciando más exilios,
entre ellos los de varios técnicos así como algunos artistas.
En declaraciones efectuadas en Cannes al diario francés
Libération tras la proyección de la película que fue recibida con unos respetuosos aplausos, Mohammad
Rasoulof, quien confiesa “llevar veinte años haciendo cine clandestino”, ha dicho
que “en Irán, existe siempre el factor suerte, que puede funcionar, o no, para
llegar hasta el final de un proyecto. Las formas de vigilancia son muchas, la
policía, los servicios secretos, que usan diferentes métodos de presión (…) Yo
he aprendido a desviar su atención y escapar a su vigilancia. Pero este rodaje
ha sido el más difícil de toda mi carrera (…) La libertad está por encima de
todo y yo acepto pagar el precio de tenerla”.
En declaraciones a FraceInfo.Culure un Rasoulof esperanzado manifiesta que “tenemos
la suerte de vivir en un mundo donde la información circula a toda velocidad
gracias a los teléfonos móviles, que están jugando un papel inmenso en la
liberación de la generación joven (…) en Irán, las redes sociales representan
grandes ventajas para la nueva generación, que puede rápidamente encontrarse y
tomar conciencia (…) El régimen iraní invierte mucho en propaganda, creando
informaciones falsas para sembrar confusión (…) Necesitamos tiempo, pero yo
mantengo la confianza”.
(1)
Anteriormente, en 2010, Mohammad Rasoulof fue detenido en el
set mientras se encontraba
rodando, acusado de filmar sin permiso y
condenado a seis años de cárcel, reducidos a uno
en la apelación; en
septiembre de 2017 le confiscaron el pasaporte
cuando regresaba a
Irán, tras participar en un certamen
internacional, y le prohibieron
volver a salir del país.
Acusado de “reunión y confabulación contra la
seguridad nacional y de propaganda contra el sistema, tras el estreno de la
película “Unhombre íntegro, el Tribunal Revolucionario Islámico le condenó en
junio de 2019 a un año de cárcel y dos de prohibición de viajar fuera del país,
así como a no participar en actividades sociales y políticas En aquella ocasión
acudió al tribunal acompañado por algunos de los cineastas iraníes más
reconocidos como Kianush Ayyari, Majid Barzegar, Reza Dormishian, Asghar
Parhadi, Bahman Farmanara, Rakhshan Banietemad, Fatemeh Motamed Arya, Jafar
Panahi y Hasan Piurshirazi. Por tres de sus películas, consideradas
“propaganda contra el sistema”, en marzo de 2020
fue condenado a
un año de cárcel y la prohibición de volver a
filmar durante dos años.
(2) “La semilla de la higuera sagrada” se puede
ver en los cines de Madrid a partir del próximo viernes 17 de enero de 2025.
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