“Poco célebre pero espléndida”. (Miguel Marías en “Yasujirô Ozu tesoro de la humanidad”, El cultural, 2003)
Drama sobre el
conflicto de generaciones estrenado en 1950, que ha tenido la virtud de no
envejecer, “Las hermanas Munekata” (Munekata kyodai), de Yasujiro Ozu (“Sueños
de juventud”, “Una mujer fuera de la ley”, “El hijo único”, “Primavera tardía”,
“Cuentos de Tokio”, “buenos días”, “Historia
de un vecindario”-, https://aqui.madrid/historia-de-un-vecindario-de-yasujiro-ozu/),
, considerado uno de los padres del cine
japonés, es un retrato de la vida de de Setsuko y Mariko Munekata, dos hermanas
propietarias de un bar que, pese a haber crecido juntas, no pueden ser más
distintas, lo que según su padre se explica porque entre el nacimiento de ambas
medió una guerra. Basada en un relato del escritor Jiro Osaragi, publicado
inicialmente como serial en el diario Asahi Shimbun, el periódico con mayor
tirada del mundo.
La extrovertida
Mariko, vestida siguiendo la moda occidental, disfruta de su juventud y su
libertad mientras que Setsuko, quien viste el kimono tradicional, trabaja para mantener a su marido Mimura, un
ingeniero triste, taciturno y alcoholizado que ha perdido el trabajo. En una
visita a su padre, enfermo de cáncer, Mariko conoce a Hiroshi, un antiguo
pretendiente de su hermana, que ha regresado a Japón tras pasar unos años en
Francia. La joven está convencida de que Setsuko e Hiroshi siguen enamorados
por lo que intentará todo para volver a unirlos.
Interpretan esta excelente
película, considerada una obra menor en la filmografía de Yasujiro Ozu, la
actriz Kinuyo Tanaka (“Los cuentos de la
luna pálida”, “La vida de Oharu”, “Madre”, también realizadora de largometrajes
como “Carta de amor”, “La princesa errante” o “La vida de las mujeres”), en el
papel de la hermana mayor que continua la forma de vida del Japón más
tradicional, e Hideko Takamine (actriz especializada en imitaciones de las
películas de Shirley Temple, “Tormento”, “Un amor inmortal”, “Cuando una mujer
sube una escalera”) como la extrovertida
y emancipada hermana pequeña que cree en el futuro de un país moderno. Junto a ellas
un actor que aparece en muchas de las películas de Ozu, Chishu Ryu (“Viaje a Tokio”, “Primavera tardía”, “Verano precoz”, “El
gusto del sake”), además de Ken Uehara (“El rugido de la montaña”, “Ultimos
crisantemos”, “Una mujer indomable”) y Sanae Takasug (“Una tragedia japonesa”, “Mujeres
en la noche”, “Un héroe de Tokyo”).
« Las hemanas Munekara »
-película inédita en España que llega a nuestras pantallas con setenta años
cumplidos, en una versión restaurada y felizmente rescatada del cajón del
olvido- son dos maneras de pensar una misma vida que el realizador, Yasujiro
Ozu, usa como pretexto para hablar una vez más de algunos de sus temas
predilectos: el conflicto entre generaciones, la familia, el patriarcado, el papel de la mujer en la
sociedad nipona y el choque entre tradición
y modernidad en el Japón que acaba de perder una guerra. A partir de simples
acontecimientos de vida cotidiana, Ozu consigue hacer un retrato entrañable de
dos mujeres en el Japón de los años 1950, y dar un repaso a diversos asuntos de
la vida, pública y privada, de la época, todavía plagada de tabúes con respecto
a la educación, el respeto, la enfermedad, las adicciones, el perdón o el
sacrificio
“La modernidad es lo que no envejece con
el tiempo” (Setsuko Munekata)
Considerado
uno de los mejores cineastas de todos los tiempos, el trabajo de Yasujiro Ozu
no se conoció realmente en occidente hasta la década de los años sesenta. Su
cine fue mudo hasta 1935 y en blanco y negro hasta 1958.
En
1961, el Festival de Cine de Berlín le dedicó una retrospectiva y a partir de
entonces empezó a ser objeto de atención mundial. Rodó 53 películas, veintiséis
de ellas en sus primeros cinco años como realizador.
Enviado
a Singapur, entonces ocupado por Japón, para hacer un documental sobre la
independencia de India, Ozu aprovechó para recorrer las salas oscuras y
descubrir las películas americanas, entonces prohibidas en su país,
desarrollando una pasión especial por John Ford y Orson Welles: «Ciudadano Kane»
sería su película favorita para siempre.
Prisionero
en un campo británico cerca de Singapur, no regresó a Japón hasta 1946, e
inmediatamente se dispuso a realizar la ligera, divertida y corta (setenta
minutos) «Historia de un vecindario», una crónica ciertamente utópica pero
marcada por el contexto social y político del Japón de la posguerra y la
ocupación estadounidense.
La
mayor parte de las películas de Ozu pertenecen al género del drama popular, con
la familia en el centro casi obsesivo, siempre amenazada con estallar en su
interior. Nunca se casó y murió a los sesenta años, pero son muchos los
directores –como Jim Jarmusch, Win Wenders, Claire Denis, Aki Kaurismaki y Hou Hsiao-hsien– que al día de hoy siguen reconociendo su
influencia.
En su magnífico
documental «Tokyo-Ga», rodado en 1985, Win Wenders comenta: «Os hablo de las
películas más bellas del mundo. Os hablo de lo que considero el paraíso perdido
del cine. A quienes ya le conocen y a los afortunados que van a descubrirle
ahora, os hablo del cineasta Yasujiro Ozu. Si nuestro siglo reserva todavía un
lugar para lo sagrado, si debiera construir un santuario del cine yo, por mi
parte, pondría en él la obra del realizador japonés Yasujiro Ozu. Las películas
de Ozu hablan del largo declive de la familia japonesa y, por consiguiente, del
declive de una identidad nacional. Lo hacen sin denunciar ni despreciar el
progreso y la aparición de la cultura occidental o estadounidense, pero
lamentando con una nostalgia distanciada la pérdida que se produce
simultáneamente. Por eso, por japoneses que sean, sus películas pueden
pretender ser comprendidos universalmente. En ellos podéis reconocer a todas
las familias de todos los países del mundo, a vuestros padres, vuestros
hermanos y hermanas y a vosotros mismos. Para mi, el cine nunca estuvo tan
cerca de propia esencia, de su belleza última y de su propia determinación, e
incluso de dar una imagen útil y verdadera del siglo veinte».
(1) “Las
hermanas Munekata” se puede ver, en los cines Golem y Círculo de Bellas Artes
de Madrid, a partir del viernes 9 de febrero de 2024.
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